NOVENA A SAN JOSÉ
Ser de aquellos para quienes tu sirves
Cuarto día
Por la señal, de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos, libranos Señor Nuestro. En el nombre del Padre,
del hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración para empezar todos los días
Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca
y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el
cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos
también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos,
a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los
bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para
la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de
no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra
la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María,
y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos.
Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno
en esta novena.
Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.
Oración del día correspondiente
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre
amado de la pena que le causó la profecía de Simeón,
mostrándole el innumerable coro de los Santos, así te suplicamos
humildemente, por intercesión de San José que nos concedas
la gracia de ser de aquellos para quienes tu sirves, no de ruina, sino de
resurrección, y que correspondamos fielmente a tu gracia para que
vayamos a tu gloria.
Oración final para todos los días
Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia
fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen
de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas
Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado
yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia,
corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Jesús José y María
os doy mi corazón y el alma mía
Jesús, José y María
asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María
con Vos descanse en paz el alma mía.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Antífona
Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública,
cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.
V. San José, ruega por nosotros.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración final
Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado
José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que,
pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector
en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.