SAN AGUSTÍN ZHAO RONG Y 119 COMPAÑEROS
MÁRTIRES
1930 d.C.
9 de julio
Hasta 1583 no se inició
una actividad misionera católica en China, gracias a la obra del jesuita
Mateo Ricci, después de que en 1514 los portugueses, desembarcaran
en Guangzhou (Cantón), comenzaron los primeros contactos comerciales.
A la muerte de este jesuita en 1619, había unos 2.500 cristianos.
Después de que la dinastía Ming fue sustituida por la Manchú
(1644), comenzó una primera reacción contra los cristianos,
exarcebada también por el desarrollo de la cuestión de los
ritos. En la persecución de 1648, sufrió martirio, con la acusación
de haber falsas doctrinas religiosas, el dominico san Francisco Fernández
de Capillas, protomártir de China, que había empezado 15 años
antes su trabajo apostólico en la provincia de Fujian.
Bajo el reinado del emperador Kangxi (1654-1722) se siguieron
dando condiciones favorables para la expansión del cristianismo (los
jesuitas fueron llamados a Pekín en calidad de “doctos”), si bien,
a menudo turbadas, una vez más, por la cuestión de los ritos,
la misma que durante los sucesores de aquel soberano contribuirá a
desencadenar entre 1726 y 1796 un largo período de persecuciones.
Entre 1747-1748 sufrieron el martirio el obispo dominico Pedro Mártir
Sans (1747), y cinco dominicos (1748): Francisco Serrano, Joaquín
Royo, Juan Alcober y Francisco Díaz.
A comienzos de 1800, tras la represión de las revueltas instigadas
por la secta del “loto blanco”, los cristianos fueron acusados de rebelión
y hostilidad a la autoridad imperial y los misioneros proscritos del país.
Entre los mártires de esta persecución se cuentan los catequistas
chinos: Pedro Wu Goecheng (1814) y José Zhang-Dapeng (1815), el
Obispo de Tabranca Juan Gabriel Taurin Dufresne (1815), el sacerdote Agustín
Zhao Rong (1815), el franciscano Juan Lantruda de Triora (1816), los sacerdotes
José Yuan-Tsi-Te (1817) y Pablo Lieou-Han-Tso (c.1818), el paulista
Francisco de Régis Clet (1820), el sacerdote Tadeo Liu (1823), el
catequista Pedro Liu Ouen-Yen (1834).
En la nueva oleada de persecuciones que sobrevino en los años
del conflicto anglochino, conocido como “la guerra del opio” (1839-1842),
padeció martirio el catequista Joaquín Ho-Kai-Tche (1839).
Otros muchos cristianos testimoniaron con la vida su fe, como el misionero
oratoriano Juan Gabriel Perboyre (1840), el sacerdote de las Misiones Extranjeras
Augusto Chapdeleine (1856), el laico chino Lorenzo Bai Xiaoman (1856), la
catequista Inés Cao Guiying (1856).
En 1858, por orden del mandarin MaoKou (en la provincia de Guizhou)
fueron tres los catequistas asesinados, conocidos como los “Mártires
de MaoKou”: Jerónimo Lou-Tigmey, Lorenzo Wang Bing y Águeda
Lin-Tchao. A estos hay que añadirles el mártir José
Tchong-ta-Pong. En 1860 el Tratado de Pekín admitió la libertad
religiosa, y a pesar de ello continuó la persecución.
En 1861 sufrieron martirio, dos seminaristas y dos laicos. Se
les conoce como “Mártires de Qingyanzhen”: José Zhang Wenlan,
seminarista. Pablo Chen Changpin, seminarista. Juan Bautista Lou Tingying,
laico. Marta Wang-Luo Mande, laica.
En 1862, fueron masacrados los “Mártires de Guizhou”,
a saber: Juan Pedro Neel, Sacerdote de las Misiones Extranjeras. Los catequistas:
Martín Wu Xuesheng, Juan Zhang Tianshen, Juan Chen Xianheng y Lucía
Yi Zhenmei.
Vino una época de relativa tranquilidad, Francia sustitutyó
a Portugal como potencia protectora de las misiones, con lo cual se promulgó
un decreto que se permitía a los chinos seguir el cristianismo. La
Iglesia pudo vivir abiertamente y ejercer su labor misionera y se multiplicó
la presencia de misiones y misioneros.
En el período inmediatamente posterior a la guerra chino-japonesa
de 1894-1895, que llevó a la división de China en zonas de
influencia extranjeras, la emperatriz Cixi canalizó contra los occidentales,
y sobre todo contra los misioneros europeos y los católicos chinos
(considerados como una quinta columna que actuaba en favor de las potencias
extranjeras), el odio del movimiento de los boxers. En los años 1900-1909
se produjeron numerosas matanzas de cristianos, en las que perecieron cerca
de 30.000 personas, sobre todo en las provincias septemtrionales del país.
Como resultado de esto tuvo lugar el martirio de algunos misioneros y de
muchos chinos que se agruparon en los siguientes grupos.
a) Mártires de Shanxi, el 9 de Julio de 1900, que era Franciscanos:
el obispo Gregorio Grassi, el obispo auxiiliar Francisco Fogolla, (Ver la
entrada que hoy se celebra de estos santos con una referencia del Martirologio
Romano aparte).
b) Mártires del Hunan Meridional, el 7 de Julio 1900, también
sacerdotes franciscanos: Antonio Fantosanti, José María Gambaro
y Cesidio Giacomantonio (4 Julio). A los franciscanos se añaden siete
Franciscanas Misioneras de María: María Ermelina de Jesús,
María de la Paz, María Clara, María de Santa Natalia,
María de San Justo, María Adolfina y María Amandina
(9 Julio).
* La rebelión de los bóxers se difundió al vicariato
apostólico Xianxian, confiado a los jesuitas, los cristianos asesinados
se cuentan por millares. Entre los misioneros jesuitas se encuentran: León
Ignacio Mangin, Pablo Denn, Modesto Andlauer y Remigio Isoré. Hay
que destacar el martirio de María Zhu que trabajaba en la misión
y dio su vida para protejer a los misioneros.
Martirizados por los Bóxers en 1900 y en otros años, la mayoría
en la iglesia de del pueblo de Tchou-Kia-ho, donde se habían refugiado,
junto con los dos primeros misioneros que a continuación se enumeran:
He aquí los nombres de los laicos cristianos chinos:
Ana An Xin, Ana An Jiao, Ana Wang, Andrés Wang Tianqing, Bárbara
Cui Lian, Chi Zhuze, Isabel Qin Bian, José Ma Taishun, José
Wang Kuiju, José Wang Yumei, Juan Bautista Wu Mantang, Juan Bautista
Zhao Mingxi, Juan Bautista Zhu Wurui, Juan Wang Kuixin, Juan Wu Wenyin, José
Yuan Gengyin, Lang Yang, Lucía Wang Cheng, Lucía Wang Wang,
Magdalena Du Fengju, Marcos Ki-T’ien-Siang, María An Guo, María
An Linghua, María Chi Yu, María Du Tian, María Du Zhao,
María Fan Kun, María Fu Guilin, María Gou Li, María
Wang Li, María Zhao Gou y sus hijas Rosa Zhao y María Zhao,
María Zheng Xu, Pablo Ge Tingzhu, Pablo Lang Fu, Pablo Liu Jinde,
Pablo Wu Anjyu, Pablo Wu Wanshu, Pedro Li Quanhui, Pedro Liu Zeyu, Pedro
Wang Zuolong, Pedro Zhao Mingzhen, Pedro Zhu Rixin, Ramón Li Quanzhen,
Rosa Chen Aijieh, Rosa Fan Hui, Simón Qin Cunfu, Teresa Chen Tinjieh,
Teresa Zhang He, Zhang Huailu. Fueron canonizados por san Juan Pablo II,
el 1 de octubre del 2000.
Página Principal
(Samuel Miranda)