ACORDAOS

   Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, im plorando vuestro auxilio, ha ya sido desam parado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, Madre, Virgen de las vírgenes, y gi miendo bajo el pe so de mis pecados me atrevo a compare cer ante Vos. Madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

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(Samuel Mttranda)