Acuérdate, Oh Sagrado
Corazón de Jesús, de todo cuanto has hecho para salvar nuestras
almas y no dejarlas que perezcan.
Acuérdate del eterno e inmenso amor que por ellas has tenido. No rechaces a las almas que vienen a Ti, desfallecientes bajo el peso de sus miserias y abrumadas por el mucho dolor.
Déjate conmover por nuestra fragilidad, por los peligros que nos rodean, y por los males que nos hacen gemir y suspirar. Llenos de confianza y amor venimos a Ti, como al Corazón del mejor de los padres y al más tierno y compasivo de los amigos.
Acógenos, Oh Sagrado Corazón de Jesús, y en tu infinita ternura, y por tu gran bondad y los méritos infinitos de tu Santa Pasión, danos fuerza en la debilidad, consuelo en las penas, la gracia de amarte en el tiempo y la de poseerte en la eternidad. Amén.
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PrincipalAcuérdate del eterno e inmenso amor que por ellas has tenido. No rechaces a las almas que vienen a Ti, desfallecientes bajo el peso de sus miserias y abrumadas por el mucho dolor.
Déjate conmover por nuestra fragilidad, por los peligros que nos rodean, y por los males que nos hacen gemir y suspirar. Llenos de confianza y amor venimos a Ti, como al Corazón del mejor de los padres y al más tierno y compasivo de los amigos.
Acógenos, Oh Sagrado Corazón de Jesús, y en tu infinita ternura, y por tu gran bondad y los méritos infinitos de tu Santa Pasión, danos fuerza en la debilidad, consuelo en las penas, la gracia de amarte en el tiempo y la de poseerte en la eternidad. Amén.
(Samuel Miranda)