SAN ALBERICO DE OCRI
1050 d.C.
29 de agosto
Según la tradición,
nació en Rávena y pertenecía a una noble y rica familia
de esta ciudad. Cuando era joven se hizo ermitaño para vivir en rigurosa
penitencia, oración y contemplación en el valle de Sant’Anastasio
junto a San Marino; se cuenta que en este lugar, hizo surgir una fuente de
agua salutífera, y que hoy todavía existe. Después habitó,
durante algun tiempo, en eremitorio de Ocri en la diócesis de Sarcina
(Forlí), erigido por san Pedro Damián; de aquí pasó,
siempre viviendo como ermitaño, en una localidad llamada Balze, situada
en una profunda garganta a 1147 m. en el monte Fumaiolo, que dependía
del monasterio camaldulense de San Juan Bautista, en la diócesis de
Sarcina.
Aquí vivió en perfecta soledad durante muchos
años hasta su muerte. Se dice que era camaldulense del monasterio
de Camaldoli, cerca de Bagno de Romaña, donde nuestro santo se retiró,
haciendo vida eremítica, dedicándose a la oración y
a la penitencia.