SAN ALEJANDRO DE PIDNA
310 d.C.
14 de marzo
Ha ocurrido con este santo
una confusión histórica: el hagiógrafo español
del siglo XVII Tamayo Salazar confundió la Pydna griega con una antigua
ciudad de España, y sobre esa base, no sólo incluyó
a san Alejandro de Pydna entre los santos españoles, sino que hasta
lo dotó de una biografía y unas actas, naturalmente no auténticas.
Él conocía la inscripción de Alejandro en los menologios
griegos, como lo afirma en su santoral, pero consideró que los confundidos
habían sido los restantes hagiógrafos y no él mismo.
Lo cierto es que Pydna fue una ciudad en la antigua Macedonia, cuya
sucesora, que sigue llamándose igual, queda hoy en territorio griego.
Allí fue decapitado, posiblemente en el año 309, este mártir,
que se atrevía no sólo a ser cristiano sino a hablar abiertamente
de la fe a sus conciudadanos. Sin embargo, no murió enseguida, sino
que su martirio estuvo precedido de tantos tormentos -como era usual-, que
Dios premió tantos dolores como padeció su testigo, otorgando
a sus reliquias el don de curación, por lo que era invocado para casos
de enfermedades desesperadas. Su memoria está incripta en la mayor
parte de los martirologios históricos. En los santorales griegos se
encuentra frecuente unida su celebración a la de un grupo de mártires
de Tesalónica.