BEATO ÁLVARO SANTOS CEJUDO
1936 d.C.
17 de septiembre
(1880-1936). Nació
en Daimiel (Ciudad Real). A sus13 años fue admitido en el Noviciado
menor de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Bujedo (Burgos), en cuyo
Instituto pasó ocho años, tres de los cuales dando clase a
los niños del barrio de las Ventas, en el colegio de Santa Susana
de Madrid. Por dificultades familiares, tuvo que volver a la vida civil.
Estableció su domicilio en Alcázar de San Juan;
casó con María Rubio, de cuyo matrimonio nacieron siete hijos.
En 1931 quedó viudo, viviendo con sus hijas, pero un día ambas
le dijeron que querían irse religiosas trinitarias. Trabajaba como
maquinista de trenes.
Álvaro rezaba cada día el rosario y el trisagio
a la Santísima Trinidad; oía misa siempre que su trabajo se
lo permitía, y defendía la religión sin respetos humanos
en un ambiente hostil como el que existía entre los ferroviarios.
Miembro de la Adoración Nocturna, nunca faltaba a la vigilia de su
turno, muchas veces sin haber cenado, tras haber vuelto tarde del trabajo,
o aunque tuviera que trabajar el día siguiente a la vigilia, recuperando
en otra fecha o lugar, cuando en el día de su turno se hallaba de
viaje.
Por ello los ferroviarios anticlericales le miraban mal, especialmente
desde 1931, en que se manifestó ya abiertamente la hostilidad oficial
contra la religión, pero Álvaro no callaba cuando se ofendía
a Dios y a sus ministros, saliendo en su defensa, y por ello sufrió
mucho entre sus compañeros. En una ocasión, señalando
el distintivo que llevaba en la solapa de la chaqueta o camisa (una cruz
con la inscripción Con este signo vencerás), le llegaron a
decir: «Si no te quitas eso, te mataremos».
Desde el 2 de agosto, día de la detención, hasta
el 17 de septiembre día de su martirio, estuvo preso en Santa Cruz
de Mudela. Allí iban a verlo su hermana y su hijo varón para
llevarle de comer, aunque no podían dirigirle la palabra por orden
de los vigilantes. En la misma prisión se encontraban tres sacerdotes
de la localidad y cinco Hermanos de la Salle del Colegio de San José.
Estos sacerdotes y religiosos fueron sacados de la prisión la noche
del 18 de agosto y llevados al cementerio de Valdepeñas, donde fueron
sacrificados. Los restos mortales del beato fueron trasladados a la iglesia
conventual de la Santísima Trinidad de Alcázar de San Juan.