BEATO AMBROSIO MARÍA DE TORRENTE
Y CUATRO COMPAÑEROS MÁRTIRES
1936 d.C.
18 de septiembre
Todos ellos eran naturales
de Torrent, provincia de Valencia en España, Terciarios Capuchinos
de la Virgen de los Dolores, los dos primeros sacerdotes y los otros tres
hermanos laicos. Fueron fusilados por los milicianos el 18 de septiembre
de 1936 en Montserrat (Valencia), y beatificados por Juan Pablo II en 2001
entre los mártires amigonianos y otros muchos. Ambrosio (en el siglo,
Salvador Chuliá Ferrandis) nació en 1866 y, siendo ya diácono,
ingresó en los Terciarios Capuchinos. Tenía una amplia cultura
y, por su carácter, era más proclive a obedecer que a mandar.
En su ministerio destacó como consejero, director espiritual
y confesor. A la hora de afrontar el martirio, demostró una gran entereza
animando a sus compañeros y perdonando a sus verdugos. Valentín
María de Torrente (en el siglo, Vicente Jaunzarás Gómez)
nació en 1896. Entró de joven en los Terciarios Capuchinos,
con los que se había educado. Ordenado de sacerdote, ejerció
su ministerio preferentemente en centros de su Congregación, dedicados
a la ayuda de la juventud desorientada. Era un gran pedagogo, de recia personalidad
y carácter alegre.
Francisco María de Torrente (en el siglo, Justo Lerma
Martínez) nació en 1886, desde pequeño estuvo relacionado
con los Terciarios Capuchinos y en 1905 vistió su hábito como
hermano laico. En los colegios de Yuste y Madrid puso de manifiesto sus grandes
dotes pedagógicas. Fue un religioso trabajador, sencillo, piadoso.
Recaredo María de Torrente (en el siglo, José María
López Mora) nació el año 1874, e ingresó en los
amigonianos en 1889 como hermano laico. En el apostolado en diversas escuelas,
demostró sus dotes naturales para la educación de la juventud
desadaptada. Los últimos años de su vida se centró en
el catecismo y la escuela para niños pobres, las visitas a los enfermos
y los encarcelados. Modesto María de Torrente (en el siglo, Vicente
Gay Zarzo) nació el año 1885.
En 1903 vistió el hábito de Terciario Capuchino
como hermano laico. Alternó primero los trabajos de albañilería
con la atención a los jóvenes postulantes. Luego se dedicó
a la enseñanza de las primeras letras a los niños y a la administración
de la casa. Sus virtudes características fueron la obediencia y la
laboriosidad.