SANTOS AMELIO Y AMICO
773 d.C.
12 de octubre
Según la leyenda, en
tiempos de Pipino nacieron dos niños extraordinariamente parecidos,
uno era hijo de un conde de Alvernia y el otro hijo de un soldado bericano.
Se conocieron en Lucca, mientras iban a Roma a recibir el bautismo, y allí
se hicieron amigos; el Papa los bautizó: el hijo del conde recibió
el nombre de Amelio y el del soldado el nombre de Amico. Como recuerdo del
bautismo, cada uno recibió del Papa como regalo una copa de madera,
decorada de oro y piedras preciosas. Cada uno regresó a su patria.
Después de la muerte del padre de Amico, éste
tuvo que dejar su patria; partió con 10 siervos para ir al encuentro
de Amelio, pero no lo encontró, porque éste se había
marchado a Bericum para visitarle. Después de muchas aventuras, Amico,
afligido porque no sería reconocido al tener la lepra, marchó
a Roma, donde fue acogido por el antipapa Constantino, pero después
de tres años, como llegara una gran carestía, se marchó
a la casa de Amelio, que, no sabiendo que era su amigo, le envitó
a comer y bebieron en la copa recibida por el papa: así se reconocieron.
Pasaron varios años, hasta que tomaron parte en la campaña
de Carlomagno contra los lombardos en Italia septentrional; cayeron en batalla,
y desde entonces fueron venerados como mártires. Sobre su vida se
construyó una leyenda llena de fantasías. Son conmemorados
en Morata (Pavía) donde sus cuerpos fueron sepultados.