BEATA ANA MARÍA JANER
1885 d.C.
11 de enero
El día 11 de enero
de 1885, en Talarn, histórica Villa situada junto a la Ciudad de Tremp,
Ana María Janer Anglarill, poco antes de entregar su alma a Dios,
expresó su último deseo de morir sobre el desnudo suelo como
penitente por amor a Cristo. Culminaba así una trayectoria vital de
probada santidad: de correspondencia fiel al Amor de Dios.
Ana María, había nacido el 18 de diciembre de
1800 en Cervera (Lérida). Entró como Hermana de la Caridad
en el hospital de Cervera donde se entregó al cuidado de los enfermos
y a la educación de las niñas, en momentos especialmente difíciles
marcados por las llamadas guerras carlistas y civiles que ensangrentaron
la historia de España en el siglo XIX. En 1836 el gobierno liberal
decretó la supresión de las órdenes religiosas, la confiscación
de los bienes eclesiásticos y la expulsión de las comunidades
religiosas de las obras sociales y educativas que hasta entonces sostenían.
Nuestra historia es rica en tropelías de éste género.
Acabada la guerra Ana María conoció el exilio
en Francia hasta 1844. En 1849 Ana María se ofrece como voluntaria
para trabajar como Hermana en la institución de caridad en la casa
de Misericordia de Cervera. Durante diez años atendió amorosamente
a los huérfanos de aquella casa, a los niños de familias muy
pobres, a los jóvenes discapacitados sin esperanza y a los ancianos.
En su entrega hacía realidad esta presencia constante de la Iglesia
de Jesucristo en la vida de los más pobres.
El gran obispo de Urgell que fue Josep Caixal llamó a
Ana María en 1858 para hacerse cargo de la dirección del hospital
de la Seu d’Urgell. Allí fundará un año más tarde
su propio Instituto y en 1860 recibe la aprobación diocesana del nuevo
Instituto dedicado a la asistencia de pobres y enfermos y a la enseñanza
de la infancia y de la juventud marginada. Ana María, en una actividad
incansable, fundó colegios, hospitales y casa de caridad en las diócesis
de Urgell, Solsona y Barcelona.
El período revolucionario comprendido entre 1868 y 1875
representó un duro golpe para las obras de Ana María. Entre
1874 y 1880 afrontó también Ana María otro tipo de luchas
y pruebas en las que manifestó su gran sentido de Iglesia, su silencio
y obediencia. En 1879, Mons. Casañas, nuevo Obispo de Urgell y posteriormente
creado Cardenal, reorganizó la vida del Instituto de Ana María
y ésta, a sus ochenta años, en merecido reconocimiento, es
nombrada primera superiora general. Pasa sus últimos años en
la casa de Talarn siendo ejemplo de luminosa caridad.
La madre Janer tenía un amor especial por la cruz. Mirar
a Cristo crucificado se convirtió para ella en un aliciente que le
permitía ser signo y testimonio claro de aquel que nos amó
primero, de aquél que nos ama hasta dar la vida. Ana María
murió el 11 de enero de 1885 y pidió morir en el suelo como
penitente por amor a Cristo "que por mí expiró clavado en la
cruz", dijo la beata.