BEATO ANDRÉS SOLÁ
1927 d.C.
25 de abril
El P. Andrés Solá
nació el día 7 de octubre de 1895 en la masía Vilarrasa
de Taradell, cerca de Vic, en una familia humilde. Sus padres se llamaban
Buenaventura Solá y Antonia Molist. Tuvo once hermanos. Su infancia
se desarrolló en un ambiente familiar cristiano, donde la principal
riqueza era el amor a Dios, a la Santísima Virgen y a la Iglesia Católica.
En familia florecieron dos vocaciones más: Jaime, también claretiano,
y Eudaldo, sacerdote diocesano de Vic.
Cursó el Postulantado en Vic pasando después al Noviciado de
Cervera. Durante el año de Noviciado sufrió pruebas en su salud
con las que el Señor le purificó. Su primera profesión
fue el 15 de agosto de 1914. La obediencia lo envió a México.
Ejerció de profesor en el Postulantado claretiano de Toluca y repartía
su tiempo con la predicación popular. Durante la navidad de 1924 fue
enviado a la comunidad de León (México) donde pudo dedicarse
con más holgura a la predicación a pesar del veto del gobierno
mexicano a todo ejercicio pastoral, sobre todo al clero extranjero.
La persecución religiosa se recrudeció cerrando
templos y persiguiendo a sacerdotes y religiosos. El P. Andrés Solá
se mantuvo fiel a su vocación, continuando el ejercicio de su ministerio.
Una fotografía de estudio, recuerdo de una Primera Comunión,
delató al P. Solá como sacerdote. Fue acusado, junto con Leonardo
Pérez, un laico colaborador, y el joven sacerdote mexicano Trinidad
Rangel, de haber asaltado y descarrilado un tren. El P. Solá dijo
con toda entereza: «Que me sea lícito manifestar que no tengo
otro crimen, que yo conozca, que el de haber cumplido con mi deber como misionero
que soy». El día 25 de abril de 1927 fueron fusilados los tres.
Tanto Leonardo como el P. Rangel murieron de inmediato, pero el P. Solá,
herido de muerte, tuvo una larga agonía martirial. Se les conoce como
los “mártires de San Joaquín”, por el nombre del rancho en
el que fueron fusilados.
Nuestro hermano claretiano, el P. Andrés Solá
y Molist fue beatificado en Guadalajara (México), con 12 mártires
mexicanos, el 20 de noviembre de 2005. Presidió la celebración
el Cardenal José Saraiva Martins, claretiano.