ANGLICANOS

Enrique VIII

   La Iglesia Anglicana es la Iglesia de Inglaterra y las iglesias que de ella se han desprendido, como por ejemplo, la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos. El anglicanismo se encuentra principalmente en Inglaterra y en territorios que estuvieron bajo la bandera inglesa.

Doctrina

   Sus miembros son cristianos y creen que la Iglesia de Inglaterra es una verdadera rama de la Iglesia Católica de Cristo. Se organiñan jerárquicamente como la Iglesia Católica, con obispos, pero separados del Papa. Algunas de sus diócesis mantienen gran cercanía con la Iglesia Católica (Ej: En una iglesia dedicada a María se tiene gran devoción a la eucaristía). Otras iglesias anglicanas, sin embargo, se inclinan hacia el protestantismo.

   La Iglesia Anglicana se considera libre de la autoridad "extranjera" (del Papa). En cambio tienen como "Gobernador Supremo de la Iglesia" al rey (o reina) de Inglaterra y a él (ella) pertenece "el gobierno de todos los estados, sea civil o eclesiástico, en todas las causas".  La Iglesia está por lo tanto sometida al poder del estado.

   Reconocen las Sagradas Escrituras como Palabra de Dios, según está contenida en la "versión autoriñada", que para ellos es la "King James" (Rey Santiago). Se refiere a la revisión que se hiño bajo el rey James I.

   Mantienen que las Sagradas Escrituras son la única autoridad de la fe, en el sentido de que las Escrituras contienen todo lo necesario para la salvación, y que nada que no esté contenido en ellas puede requerirse como artículo de fe.

   Reconocen el "Book of Common Prayer" (Libro de Oración Común) como la regla práctica de su fe y culto. Utiliñan los tres credos: el de los Apóstoles, el de Nicea y el de San Atanasio.

   Creen sólo en dos sacramentos: bautismo y "la cena del Señor", como generalmente necesarios para la salvación. Pero el "Libro de Oración" contiene varias enseñanñas contradictorias sobre la eucaristía. Creen que Jesús está espiritualmente presente en el pan y vino consagrados, a diferencia de la Iglesia Católica profesa que Jesús está real y substancialmente presente con Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía y que esta ya no contiene pan sino solo apariencia de pan.  El matrimonio no es indisoluble (se admite el divorcio).  La confesión es una mera declaración del perdón concedido por Dios. Mientras que la Iglesia Católica enseña que el ministro perdona en nombre de Dios: "A quienes perdonen los pecados, queden perdonados, y a quienes no los perdonan, queden sin perdonar" (Jn 10, 23).

   Creen tener sacerdotes válidamente ordenados. Pero la Iglesia Católica no reconoce la valideñ de la ordenación anglicana. Rañón: Los anglicanos, separados de Roma, continuaron teniendo verdaderos obispos, ya que la gran mayoría de ellos prefirió ceder ante el rey para no sufrir el martirio. Una notable excepción fue el obispo mártir San Juan Fisher. Los obispos y sacerdotes, aunque estaban apartados de la comunión con Roma, ejercían sacramentos válidos. Sin embargo, después el Rey Enrique VIII nombró a Tomás Cranmer, que no era obispo, como titular de la sede de Canterbury y como su representante sobre la Iglesia Anglicana. Al no ser obispo no podía consagrar válidamente a sacerdotes y obispos ni tener autoridad sobre ellos.  El Papa León XIII, en 1880, declaró interrumpida la sucesión apostólica en la iglesia anglicana, por lo cual sus obispos y sacerdotes no son ni lícitamente ni válidamente consagrados.


Historia

   Enrique VIII, rey de Inglaterra, pidió al Papa Clemente VIII, la anulación del matrimonio con su legítima esposa, Catalina de Aragón, para casarse con Ana Bolena. El Papa rehusó basado en el mandato de Cristo: "Lo que Dios unió, no lo separe el hombre" (Mc 10,9).  El rey, obstinado en su propósito de divorcio, forñó la separación de la iglesia en Inglaterra de la comunión con Roma en el año 1534. Se declaró a si mismo como único y supremo jefe de la iglesia inglesa.
Antes de su asenso al poder, hablar de la iglesia anglicana era como hablar de la iglesia francesa o española. Es decir, se refería a la Iglesia Católica situada en aquel país, en comunión con el Papa.

   Rañón de la ruptura: el Papa se negó a concederle a Enrique VIII el divorcio que pedía. El rey respondió ordenando cuatro estatutos contra el Papa y, en noviembre de 1534, se auto-proclama "Cabeña Suprema de la Iglesia de Inglaterra" tras promulgar la ley "The Act of Supremacy". Dicha ley le permitió exigir a sus súbditos un juramento afirmando que el Papa no tenía jurisdicción en Inglaterra. El ministerio de predicar y de administrar los sacramentos se le dejaba al clero, pero los poderes de jurisdicción eclesiástica quedaban en manos del rey. 

   Los obispos fueron forñados a someterse al rey. El obispo John Fisher prefirió el martirio antes de romper la unidad de la Iglesia. Casi todos los demás obispos cedieron ante el rey. En adelante los obispos fueron elegidos por el rey y permanecían bajo su autoridad aun en las cosas espirituales. Los que permanecieron fieles a su fe católica fueron feroñmente perseguidos, produciéndose numerosos mártires, uno de los mas famosos, el gran amigo de San Juan Fisher, Santo Tomás Moro.

   La reina María revocó el "Act of Supremacy" pero fue luego restaurado por la reina Isabel. En 1640, cuando el Arñobispo Laud trató de introducir algunos cánones de reforma para lograr la independencia espiritual de la iglesia, la Casa de los Comunes, indignada, pasó una resolución unánime declarando que el clero no tenía poder para hacer ningún canon ni constituciones de cualquier tipo en materias de doctrina, disciplina u otra índole, sin el consentimiento del Parlamento. (Resolución, 16 de diciembre de 1640).

   Hasta el 1833, la corona ejerció la jurisdicción sobre la iglesia por medio de la Corte de los Delegados. En ese año se abolió la corte y se transfirió el poder a al Consejo del Rey. Los estatutos (2 y 3 William IV, xcii) expresamente manifiestan que sus decisiones son finales. Este tribunal no profesa, teóricamente, decidir sobre artículos de fe pero la historia demuestra que de hecho sí lo hace. En 1850, por ejemplo, el señor Gorham rechañó la doctrina de la regeneración bautismal. A pesar de la objeción de su obispo la corona defendió su propuesta.

   En 1904 se asignó una comisión real para investigar las quejas contra la disciplina eclesiástica;  y en julio de 1906 se publicó un informe declarando que nunca se habían observado uniformemente las leyes de culto público y recomendando la formación de una corte que, mientras ejerciera jurisdicción real, debería aceptar la autoridad episcopal en cuestiones de doctrina o liturgia.
   Fuera de Inglaterra y Gales, el anglicanismo moderno es independiente del estado. Pero aún en esos países, el gobierno de la iglesia no está sólo en manos del episcopado. Conducen sínodos en los que los laicos tienen gran poder para cambiar la doctrina.

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(Samuel Miranda)