BEATO ANTONIO RODRIGO ANTÓN
1936 d.C.
16 de agosto



   Antonio Rodrigo Antón nació en Velamazán (Soria) el 8 de junio de 1913. Sus padres, Lorenzo y Julia, eran labradores de condición desahogada. Antonio fue siempre piadoso y pacífico. De los 12 a los 15 años hizo de pastor con el ganado familiar. El trabajo le permitía leer libros religiosos. En el Año Cristiano dejó anotados sus pensamientos espirituales. En el hogar se respiraba piedad. Tres hermanos de la madre eran sacerdotes. Antonio y dos de sus hermanos entraron en la Orden franciscana. Esa decisión obligó al padre a vender el ganado por no poderlo atender.

   Antonio ingresó en el seminario franciscano de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) en 1928. En 1929 pasó al de La Puebla de Montalbán (Toledo). Inició su noviciado vistiendo el hábito franciscano en Arenas de San Pedro (Ávila) el 1 de septiembre de 1930. Hizo su profesión temporal el 2 de septiembre de 1931. Cursó la filosofía en Pastrana (Guadalajara) de 1931 a 1934. Desde ese año a julio de 1936 estudió los dos primeros cursos de teología en Consuegra (Toledo). No pudo hacer su profesión solemne ni recibir órdenes sagradas por estar sujeto al servicio militar.

   Era Antonio de cualidades intelectuales comunes, pero muy aplicado. Sus calificaciones en estudios y conducta eran buenas. Optimista, idealista, un tanto falto de realismo, comunicativo, servicial y entusiasta, no perdió su entusiasmo a pesar de la situación de España en 1936. Lo que más fuerza tenía en él era el ideal misionero, que llevaba desde niño, y era una pasión absorbente, que centraba sus energías y le hacía prepararse sin ahorrar esfuerzos para llegar a ser un perfecto misionero. Con ese ideal aunaba una gran vida interior. Amaba la soledad y era asiduo lector de la Biblia. Escribió algún trabajo sobre la mística franciscana. Empieza la mayoría de sus cartas con la invocación del Espíritu Santo. En ellas, habla a sus familiares de la vida cristiana, pero principalmente de la vocación y vida religiosa. Habla también de los ataques a la religión en España y de la aceptación del martirio como la mayor gloria de la Iglesia y como una dicha. La alcanzó dando su vida por Cristo el 16 de agosto de 1936.

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(Samuel Miranda)