SAN APOLO DE BAWIT
395 d.C.
22 de octubre
Según el “Sinaxario
Alejandrino”. Apolo nació cuando sus padres (Amani de Ahmin y Aysi)
eran mayores. Después de dedicarse al estudio de las ciencias eclesiásticas,
quiso vivir la vida monástica, y en compañía de su amigo
Abib marchó a un monasterio (cuyo nombre no ha sido revelado). Uno
y otro practicaron la nueva vita con gran austeridad. Abib murió pronto,
y Apolo dejó el monasterio para retirarse a la montaña de Ablug
(su localización no ha sido identificada) donde hizo vida eremítica.
Pero su fama de santidad se expandió rápidamente, y muchos
fueron sus discípulos que se reunieron junto a él, dóciles
a sus enseñanza en la práctica de la virtud y maravillados
por sus dones taumatúrgicos.
La “Historia Monachorum” cuenta que estuvo 40 años en
soledad en el desierto de la Tebaida en Egipto. Luego fue abad de un convento
de 500 monjes en Hermópolis. Dividían su tiempo entre la meditación
en soledad y la oración comunitaria, sin desdeñar la práctica
de diferentes menesteres de la vida de tan grande comunidad. El ayuno del
miércoles al viernes, la presencia diaria en las funciones litúrgicas
durante las cuales se les comunicaba, las penitencias externas, todo orientado
hacia la vida de unión con Dios, todo presentado con insistencia por
Apolo. La figura de Apolo era muy atractiva: era él quién vigilaba
para hacer practicar a sus monjes esta vida ascética armoniosamente
equilibrada. Animado de un ardiente espíritu misionero, estuvo preocupado
por la conversión del pueblo todavía pagano que habitaban los
pueblos cercanos al monasterio. Fue también el pacificador entre las
disputas entre los monjes como entre los campesinos. Dejó el desierto
para combatir a Juliano el Apóstata. Murió muy anciano.