BEATO BARTOLOMÉ MARÍA DEL
MONTE
1778 d.C.
24 de diciembre
BEATO BARTOLOMÉ MARÍA
DAL MONTE nació en Bolonia 3 de noviembre de 1726 hijo de Horacio Dal
Monte y Anna María Bassani. A la edad de seis años y medio recibió
la Confirmación de manos del Cardenal Prospero Lambertini, Arzobispo
de Bolonia, quien luego fue el Papa Benedicto XIV. Aun cuando la fecha de
su Primera Comunión es desconocida, las intenciones religiosas del
muchacho han sido conservadas, ya que dio una dimensión de Eucarística
a su vida entera.
Fue un muchacho de inteligencia viva y temperamento alegre,
recibió una educación completa en humanidades en el Colegio
Jesuita Santa Lucia. Pero su vocación sacerdotal encontró la
oposición amarga de su padre que deseaba que su hijo fuera banquero.
Su inclinación misionera fue animada por una reunión con San
Leonardo de Puerto Mauricio quien confirmó la opción sacerdotal
del joven. Recibió la Ordenación Sacerdotal el 20 de Diciembre
de 1749.
El nuevo sacerdote fue obligado a posponer sus compromisos
pastorales durante dos años, ya que el Vicario General le había
pedido que completara sus estudios. Él los terminó brillantemente
ganando un doctorado en teología. Después de pasarse sus primeros
años aprendiendo el arte de predicar en la escuela de los más
famosos predicadores de aquel tiempo, Fray Bartolomé María empezó
un extraordinario ministerio de misiones populares.
Su actividad no se limitó a las parroquias de Bolonia:
a pesar de salud delicada, él celosamente invirtió todos los
26 años de su vida generosa sacerdotal predicando en por lo menos 62
Diócesis, en centenares de misiones populares, retiros Cuaresmales
y ejercicios espirituales para el clero, religiosas y el pueblo laico , realizando
milagrosas conversiones y provocando muchas reconciliaciones grupos antagónicos.
Cuando las consecuencias dañinas de ciertas ideas influenciadas por
el Jansenismo se estaban extendiendo, las "misiones" se volvieron talleres
intensivos de instrucción religiosa con evangelización sistemática
para todos los creyente.
Llegó a ser conocido como "el misionero de la discreción".
Su vida se medeló en el ministerio del propio Cristo: intransigente
en la proclamación de la verdad pero dando la bienvenida y misericordia
a los pecadores. Como un sacerdote entregado totalmente a Dios se dedicó
a la salvación de almas, él era una imagen viviente de Aquel
que es "rico en misericordia" (Ef. 4:2), y era muy devoto a María,
Madre de Misericordia.
Agotado por su incesantes labores apostólicas, durante
su última misión, dos meses antes de su muerte, exclamó
proféticamente: "Voy a morir en Bolonia en Nochebuena". El 24 de Diciembre
de 1778 serenamente entregó su espíritu dejando esta vida para
celebrar la Navidad en el cielo. Todo el Bolonia lo lamentó profundamente.
Desde 1808 sus restos mortales han descansado en la capilla de Nuestra Señora
de Paz en la Basílica de San Petronio en Bolonia.
Fue beatificado en Bolonia por Su Santidad Juan Pablo II el
27 de Septiembre de 1997.