BEATA ANTONIA DE FLORENCIA
1472 d.C.
28 de febrero
La beata se casó muy
joven y perdió a su esposo a los pocos años. Deseando consagrarse
enteramente a Dios, opuso resistencia decidida a los intentos de sus parientes
de casarla de nuevo. En 1429, la Beata Angelina de Marsciano envió
a dos de sus religiosas a fundar en Florencia el quinto convento de Terciarias
Regulares de San Francisco y la beata fue una de las primeras en entrar en
él. Un año más tarde, su superiora la nombró superiora
del convento de Santa Ana de Foligno, y tras tres años, fue enviada
a gobernar la nueva comunidad de Aquila. Cuando San Juan Capistrano pasó
por la ciudad, la beata Antonia le manifestó que deseaba una regla
más estricta.
El santo comprendió su anhelo y consiguió que
se le cediese el monasterio de Corpus Christi, que otra orden acababa de construir.
Ahí se retiró Antonia con once de sus religiosas, en 1447,
para practicar la regla original de Santa Clara en todo su rigor. La humildad
y la paciencia eran las virtudes características de la Beata Antonia,
quien durante 15 años tuvo que soportar una dolorosa enfermedad, además
de una multitud de severas pruebas espirituales. Antonia era digna hija de
San Francisco por su amor a la pobreza. Algunos testigos narraron que habían
visto varias veces a la beata arrebatada en éxtasis a cierta altura
del suelo, y que una vez un globo de fuego apareció sobre su cabeza
e iluminó el sitio en que se hallaba orando. La beata falleció
el 28 de febrero de 1472. Su culto fue confirmado en 1847.