BEATA ARCANGELA GIRLANI
1494 d.C.
25 de enero



   Se llamó Leonor en el mundo. Sus padres se oponían a que abrazase la vida religiosa. La célebre Congregación Mantuana, que en inicios estaba en todo su esplendor, fundó un convento de monjas de clausura en Parma y en él, el año 1477, vistió el hábito Leonor, cambiando su nombre por el de Arcángela. Por su virtud y sus dotes naturales, tue elegida priora por la misma comunidad, cargo que aceptó por cumplir la voluntad de Dios. Fue desde entonces el refrigerio y el consuelo de todas las monjas y entre ellas la más humilde y servicial.

   A las enfermas consolaba con cariño maternal y les hacía consideraciones oportunas, animándolas a sufrir con resignación. Quince años llevaba residiendo en el convento de Parma, santificándose y santificando a sus religiosas con su buen ejemplo y la heroicidad de sus virtudes, los superiores determinaron hacer nueva fundación de monjas en Mantua y eligieron para piedra fundamental a la beata Arcángela. Con gran sacrificio obedeció al punto y, avezada a los camino del Señor, en Mantua inicia la misma vida que seguía en Parma.

   Cuando después de una penosa enfermedad se sintió morir, reunió a sus monjas para exhortarías y darles a manera de testamento, sus últimos consejos. Expiró diciendo: "Jesús, Amor mío, ten piedad de mí". Era el 25 de enero 1495 y fue enterrada en el mismo convento de Mantua. Su culto inmemorial fue aprobado por el papa Pío IX el 1 de octubre de 1864.
 
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(Samuel Miranda)