BEATA FELIPA MARERI
1236 d.C.
16 de febrero
Del griego, "amiga o aficionada
a los caballos" (1195-1256). Abadesa. Perteneció a la nobleza; nació
en San Pietro, Rieti, Italia. Fue una joven con vasta cultura e inteligencia.
Conoció a san Francisco de Asís cuando se hospedó en
su casa; admiró la espiritualidad del santo y eligió la vocación
religiosa. Su padre se opuso aduciendo que la había comprometido en
matrimonio. Felipa, decidida a consagrarse a Dios, dejó pretendientes,
riqueza y comodidades, y se ocultó -al parecer con su hermana y otras
amigas con ideas afines- en una gruta de las montañas de Mareri, hoy
conocida como gruta de Santa Felipa.
En ese agreste sitio acondicionaron un claustro, dedicándose
a la oración y alabanza. Ahí permaneció hasta que sus
hermanos, convencidos de su vocación, le donaron un castillo con iglesia.
Transformó el castillo en monasterio, dirigió a sus compañeras
y fue nombrada abadesa. El mismo Francisco de Asís encomendó
a su discípulo Rogelio de Todi la dirección espiritual del convento,
con la Regla de las clarisas.
Las religiosas se dedicaban a la oración, alabanza,
estudio de la Sagrada Escritura y contemplación; preparaban medicinas
para repartirlas gratuitamente a los enfermos pobres, y atendían menesterosos.
Fue una madre amorosa y comprensiva con sus hermanas espirituales, y las animaba
a la perfección cristiana; vivió en pobreza evangélica
y con plena confianza en la Providencia. Pasaba horas postrada ante un crucifijo,
implorando la misericordia divina para los pecadores que ofendían a
Dios. Profetizó su muerte. Inocencio III le dio el título de
santa. Pío VII confirmó su culto. Se venera en su capilla de
la reconstruida iglesia de San Pietro, donde en relicario de plata se conserva
su corazón incorrupto.