BEATA JOSEFA MARÍA DE SANTA INÉS
21 de enero
La Beata Inés, como
la llaman ordinariamente sus paisanos, nació en un pueblecito de los
alrededores de Valencia. Sus padres, Luis Albinana y Vicenta Gomar, eran de
buena familia, pero pobres. Inés se cansagró a Dios desde su
infancia. Ni siquiera participaba en los inocentes juegos de los niños
de su edad, y su modestia y sencillez le merecían el respeto aun de
aquellos que no admiran de ordinario la virtud. A pesar de las numerosas pruebas
que debió sufrir a raíz de la temprana muerte de su padre,
la beata consiguió finalmente ingresar en el convento de las ermitañas
descalzas de San Agustín, en Beniganim.
En religión recibió el nombre de hermana Josefa
María de Santa Inés, e hizo grandes progresos en la perfección.
Se consideraba como la última de las religiosas, y estaba siempre dispuesta
ayudar a las más jóvenes de sus hermanas. Sus austeridades corporales
eran muy severas, y con frecuencia pasaba gran parte de la noche ante el
Santísimo Sacramento. Tras de haberla sujetado a largos períodos
de desolación y tentaciones, que la beata sobrellevó con gran
paciencia, Dios le concedió un extraordinario don de profecía
y discernimiento de espíritus. Esto hizo que la beata fuese consultada
por los más nobles de los grandes de España cosa que la llenaba
de confusión. Josefa María de Santa Inés murió
a los setenta y un años de edad, el día de su patrona Santa
Inés, en 1696. Fue beatificada en 1888.