BEATO INOCENCIO BERZO
1890 d.C.
3 de marzo
Inocencio de Berzo, venerado
discípulo de San Francisco, hizo suya desde muy joven la máxima
de San Lorenzo Justiniano: "Debe humillarse el hombre ante Dios y vaciar su
corazón de la soberbia para rellenarlo con el don de la gracia". Inocencio
nació en la población de Valle de los Caminos, cerca de Brescia,
Italia, el 29 de marzo de 1844. Su familia era modesta y profundamente cristiana.
Su madre, mujer ejemplar enviudó cuando era joven y se hizo cargo
de la educación de su hijo pequeño, inculcándole los
principios cristianos que ella practicaba.
El 2 de junio de 1867 recibió las órdenes sagradas
y ejerció su ministerio en la ciudad de Cevi hasta que fue enviado
por sus superiores a dirigir el seminario de Brescia, tarea que desempeñó
con su acostumbrado celo. Un año más tarde hizo su profesión
y, desde entonces, consagró toda su actividad para ascender a las más
altas cumbres de la santidad. En el caritativo ejercicio de atender a los
atacados por la peste, durante la epidemia de 1889 se contagió del
mal y en poco tiempo, el 3 de marzo de aquel año entregó el
alma al Señor en la misma región que le vio nacer.