BEATO JUAN BAUTISTA TURPIN DU CORMIER
1794 d.C.
21 de enero
El 19 de junio de 1955, el
Papa Pío XII beatificó a los 19 mártires ejecutados
durante la revolución francesa en el departamento de la Mayenne, región
que pertenecía entonces a la diócesis de Mans. El más
notable de todos fue Juan Bautista Turpín de Cormier. Nacido en Laval
el 8 de septiembre de 1732, ordenado sacerdote en 1756, bachiller en teología
por la Universidad de Anvers, después de varios ministerios fue nombrado,
en 1783, párroco de la Trinidad de Laval (la catedral actual). Juan
había rehusado prestar el juramento de supremacía; sus vicarios
y muchos otros sacerdotes debían a su ejemplo y a sus consejos su
firmeza ante la persecución. Habiéndose hecho sospechoso a
las autoridades, fue encerrado en el antiguo convento de Cordéliers,
desde el 20 de julio de 1772. En la Patience utilizó toda su influencia
y su prestigio para alentar a sus hermanos. Fue considerado como el jefe,
tanto por ellos como por sus carceleros. Los meses pasaron largos y
monótonos. En octubre, el ejército de la Vendée, que
había atravesado el Loira, se aproximaba a Laval. Asustadas las autoridades
republicanas, evacuaron a Rambouillet a todos sus prisioneros, excepto a
los 14 sacerdotes, a quienes se consideraba incapaces de soportar este desplazamiento.
Los revolucionarios entraron a la ciudad y liberaron también
a los "buenos sacerdotes". No mucho tiempo después, la armada republicana
volvió a tomar el puesto, los revolucionarios fueron expulsados y,
apenas repuestas en su lugar, las autoridades del departamento obligaron
a los sacerdotes a volver a entrar en la Patience. El tribunal revolucionario
de Laval quería vengarse de los fracasos sufridos por las ideas nuevas
en el departamento. El 21 de enero de 1794, hacia las 8 de la mañana,
los 14 sacerdotes fueron conducidos al tribunal, junto con algunos otros
sospechosos. Fueron interrogados. Después de haber sido interrogados
todos los sacerdotes en forma semejante, y convencido el tribunal de su firmeza
en la fe, finalmente el fiscal pidió contra los catorce sacerdotes:
"exijo que todos sufran la pena de muerte y que Turpín de Cormier,
ex párroco de esta comunidad, sea ejecutado el último por haber
fanatizado a su clero".
Los sacerdotes se confesaron mutuamente y prepararon a morir
a los cinco rebeldes condenados a ser guillotinados con ellos. Hacia medio
día, fueron conducidos a la plaza del palacio. Uno de los sacerdotes
dijo a los curiosos: "Nosotros os hemos enseñado a vivir, nosotros
os mostraremos cómo morir". Fueron enterrados en la Croix-Batalle.
El 6 de agosto de 1816, sus cuer pos fueron exhumados y depositados con
honor en la iglesia de Avesnieres. Fueron beatificados, como ya se dijo,
el 19 de junio de 1955 por Pío XII.