BEATO JUSTINO MARÍA RUSSOLILLO
1955 d.C.
2 de agosto
Padre Justino Russolillo nació
el 18 de enero 1891 y fue bautizado en Pianura (Nápoles), al día
siguiente. Después de terminar los estudios en su ciudad natal, ingresó
en el Seminario de Pozzuoli, donde se distinguió por su inteligencia,
humildad y piedad. El Obispo Zezza y Marquis Zampaglione estaban contentos
de pagar la matrícula de dicho Seminario al piadoso y brillante seminarista.
El 20 de septiembre de 1913, Justino fue ordenado sacerdote.
Mientras estaba arrodillado ante el obispo para la ordenación, juró
al Señor para fundar una congregación religiosa para cultivar
las vocaciones a la fe, el sacerdocio y la santidad.
Como sacerdote, intensificó el trabajo que ya había
empezado como estudiante del Seminario. Cuando fue nombrado Párroco
de Pianura el 20 de septiembre de 1920, pronto comenzó a trabajar para
la realización de su misión.
El 18 de octubre del mismo año, la primera comunidad
de Padres Vocacionistas vio la luz en la rectoría de la parroquia de
San Jorge. Un año más tarde se formó la Comunidad de
las Hermanas Vocacionistas con los mismos objetivos y metas que la de los
Padres.
Los Padres y Hermanas Vocacionistas se extendieron rápidamente
por toda Italia, Francia, Brasil, Argentina y EE.UU. y, últimamente
han llegaron a Nigeria, India, Filipinas, Madagascar, Colombia y Ecuador.
Dondequiera que iba, su objetivo principal era la búsqueda
y el cultivo de las vocaciones, especialmente entre los pobres y los desfavorecidos.
La Santísima Trinidad, la Sagrada Familia y la Iglesia Madre fueron
la fuente y el centro de su espiritualidad y de sus múltiples ministerios.
Las dos congregaciones religiosas Vocacionistas se convirtieron
en congregación de derecho pontificio, el 3 de enero de 1948 y el 24
de mayo de 1947, respectivamente.
El P. Justino completó su misión en la tierra
el 2 de agosto de 1955, confortado por los sacramentos de la Iglesia. El 18
de diciembre 1997 el Papa Juan Pablo II declaró oficialmente que el
Padre Justino había practicado las virtudes cristianas de manera heroica,
por lo que estaba siendo elevado a la dignidad del Venerable.