BEATO MATEO DE BASCIO
1552 d.C.
6 de agosto
Fue fundador y primer superior
general de la orden de los frailes capuchinos menores, la rama principal que
se dedicó de la Reforma de la Observancia. Nació en 1495 en
Bascio en la Diócesis de Montefeltro en el Ducado de Urbino. Murió
en Venecia en 1552. Cuando tenía 17 años de edad entró
en la orden de los Observantes de Montefiorentino. En 1525 era sacerdote y
misionero siendo también miembro de la Provincia Reformada de Ancona.
Motivado por la necesidad que sentía por reformarse,
la cual era común en toda la familia franciscana, resolvió en
1525 en el año del jubileo, principiar con una vida más austera
escogiendo para el efecto un estilo más parecido al de San Francisco.
El Papa Clemente VII le aprobó su requerimiento y por medio del mismo
le permitió predicar en cualquier lugar y tener seguidores. Algunos
de los miembros de la observancia pidieron el permiso para unirse a Mateo,
y el 3 de Julio de 1528 el Papa decretó la Bula “Religionis zelus”,
por medio de la cual la nueva reforma era aprobada y colocada en la jurisdicción
nominal de los Conventuales. El nombre “Capuchino” fue dado por la gente
a los nuevos monjes franciscanos y luego adoptado oficialmente, en los decretos
pontificales los seguidores de Bassi utilizaron varios estilos en la expresión
“Capucini”, “Capuciati” “Capulati” y “Hermanos de la Observancia Capucinorum”.
En abril de 1529 la orden tuvo su primera seccional en Albacina
donde Mateo de Bacci fue electo por aclamación vicario general. Se
elaboró un código a manera de constitución que servia
de base a la reforma. Sin embargo, el humilde fundador no mantuvo su cargo
por mucho tiempo. Después de visitar unos poblados deseo volver a tener
su carrera apostólica y quizá también influido por el
hecho de sentirse sin mayor poder contra las dificultades que se generaban
por parte de problemas con los discípulos, renunció a su puesto.
Desde entonces no tomó parte en el gobierno de la orden.
Aproximadamente en el año 1537 decidió retornar a la obediencia
de los Observantes aún con el temor de incurrir en alguna censura eclesiástica.
En diferentes oportunidades y diferentes épocas habrían obtenido
bulas y decretos contra la nueva reforma. Bacci predicó en todo el
país de Italia y parte de Alemania.
Murió en Venecia en medio de sus labores y fue enterrado
en la Iglesia de los Observantes de esa ciudad en presencia de una vasta concurrencia
que había llegado al lugar atraída por su reputación
como un santo. El siguiente texto de Arthur du Monstier se puede leer el Martirologio
Franciscano y dice: “allí murió en Venecia el Santo Mateo,
confesor, fundador de la congregación de los capuchinos. Sus continuos
ayunos, vigilias y oraciones, su gran pobreza y ardiente celo por las almas,
le confirieron una santidad extraordinaria y el don de los milagros hace
que su memoria sea gloriosa”.