BENEDICTO I

575-579 d.C.

 

   Roma estuvo un año sin obispo. El sucesor de Juan III tuvo que esperar para ser consagrado a que llegara la aprobación, desesperadamente lenta, del nuevo amo de Bizancio.

   Cuando Benedicto I fue por fin consagrado el 2 de junio del 575, los lombardos proseguían su avance por el norte y se aproximaban poco a poco a Roma.

   El Papa y el Senado esperaban que Bizancio les salvara de aquel trance, pero las fuerzas imperiales resultaron insuficientes y no pudieron impedir que el ejército invasor acampara en el 579 a las puertas de la Ciudad Eterna.

   El 30 de julio fallecía Benedicto después de un pontificado oscuro, dedicado sobre todo a aliviar la miseria del pueblo.

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(Samuel Miranda)