BENEDICTO III
855-858 d.C.
Elegido por los representantes
del clero, el nuevo Papa no fue reconocido por los embajadores del emperador,
que sostenía a Anastasio. Benedicto logró imponerse y perdonó
a Anastasio, al que le dio el Título de Abad.
El Imperio, a la muerte de Lotario, se dividió en más
partes y se precipitó en la anarquía. Aparecen las falsificaciones,
relacionadas con el principio de la libertad de los sínodos, conocidas
como obras del "Seudo Isidoro", lo que demuestra la altura que había
alcanzado la decadencia moral en los ambientes del clero franco.
Los adversarios de la Iglesia se basaron en argumentos como
el que les brindaban las "decretalias" del "Seudo Isidoro" para criticarla,
a partir del siglo XVI. Como es sabido, tales falsificaciones, tomadas por
genuinas, fueron atribuidas en un principio a San Isidoro de Sevilla.