Su nombre de
nacimiento era Pietro Francesco Orsini. Era el hijo primogénito
de Fernando III Orsini, duque de Gravina in Puglia,
y de su esposa Giovanna Frangipane della Tolfa.
A los nueve años y por fallecimiento de su padre, heredó los
títulos de duque de Gravina, príncipe de Solofra, príncipe
de Vallata, conde de Muro Lucano y patricio de Nápoles.
En 1667, en
Venecia, y contra la voluntad de su família que en vano había
apelado al papa Clemente IX, ingresó en la Orden de Predicadores (Dominicos).
Profesó el 13 de febrero de 1668, sustituyendo su nombre de bautismo
por el de Vincenzo Maria. Se graduó en filosofía y teología
en las universidades de Nápoles, Bolonia y Venecia y el 24 de febrero
de 1671 fue ordenado sacerdote por el papa Clemente X.
En 1672 este
mismo papa lo creó cardenal del título de S. Sisto y
tres años después lo consagró arzobispo de Manfredonia. En 1680 fue nombrado obispo de Cesena, manteniendo
al grado de arzobispo ad personam. En 1686 fue trasladado a la sede
metropolitana de Benevento, arzobispado que retuvo hasta su muerte a pesar
de haber sido elegido sucesivamente cardenal obispo de Frascati (1701), cardenal
obispo de Porto-Santa Rufina (1715) y papa. Debido a su prolongado cardenalato,
tomó parte en los cónclaves de 1689, 1691, 1700, 1721 y 1724,
resultando elegido sumo pontífice en éste último.
En efecto, después
de dos meses de cónclave fue elegido el 29 de mayo de 1724. Manifestó
tomar el nombre de Benedicto en honor del papa Benedicto XI, un fraile dominico
como él. Cinco días después fue coronado por el cardenal
Benedetto Pamphilii, protodiácono de S. Maria in Via Lata.
Durante su pontificado se opuso tenazmente al jansenismo, que condenó mediante la nueva bula Unigenitus (1726), homónima y en idéntico sentido de la promulgada por Clemente XI en 1713. Con todo, el mayor problema lo tuvo con el movimiento de los "católicos viejos": desautorizó (1725) la consagración de su fundador, Cornelius Steenhoven, como arzobispo de Utrecht, lo que provocó un cisma dentro de la Iglesia que aún persiste.
Estableció la Congregación de Seminarios (1725) para regular y uniformizar los estudios eclesiásticos. En 1928 publicó en tres volúmenes diversos escritos pastorales, y este mismo año, a instancias del concilio de la provincia eclesiástica Tarraconense, accedió por primera vez a que se pudiera trabajar en determinadas fiestas consideradas "de precepto".
Benedicto XIII
descuidó la administración de la curia romana. Fiel a la regla
de la Orden de Predicadores, llevó una vida austera y de moral extrema,
pero no se abstuvo de repartir profusamente beneficios y prebendas y se despreocupó
de las actividades de sus subordinados. Lo cierto es que a su muerte la tesorería
papal estaba exhausta. De él se dice que gustaba de almorzar huevos
guisados según una receta personal, la cual en Italia, incluso hoy
en día, es conocida como huevos benedictinos en honor de este
papa.
Falleció
en Roma el 21 de febrero de 1730 y fue sepultado en la Patriarcal Basílica
Vaticana. Tres años después, sus restos fueron trasladados
a la capilla de San Domingo de la basílica de Santa Maria sopra
Minerva, también en Roma.
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(Samuel Miranda)