BONIFACIO IX
1389-1404 d.C.
Los catorce Cardenales
reunidos en Roma eligieron a Pedro Tomacelli, Cardenal de Nápoles,
que bajo el nombre de Bonifacio IX logró hacer la paz con Nápoles.
De carácter opuesto al de su predecesor, gozó en seguida de
la simpatía del pueblo. En 1394 falleció el antipapa Clemente
VII, y se pensó un momento que el cisma iba a terminarse, cuando los
cardenales franceses le dieron un sucesor en la persona de Pedro de Luna,
que se llamó Benedicto XIII.
El duro aragonés se negó a plegarse ante las invitaciones
de la Universidad de París, la cual, en su papel de árbitro,
pretendía obligar a los dos papas a dimitir, después de haber
nombrado una comisión mixta que eligiría al nuevo Papa. La
actitud de Pedro de Luna, que vivía solitario y ascético en
su castillo de Aviñón, provocó lo que se llama en la
historia de la Iglesia la "substracción de la obediencia" por parte
de Francia, adoptada por un concilio nacional el 28 de julio de 1398.
Castilla, Navarra, San Vicente Ferrer y varios cardenales abandonaron
a Pedro de Luna. El clero francés adoptaba una especie de constitución
civil, tomaba contra el Papa medidas más severas incluso que las que
tomará Napoleón en contra de Pío VII y se independizó
tanto con respecto a Roma como con respecto a Aviñón, dejando
abierta la puerta hacia el galicanismo, que volvería a manifestarse
varias veces en la historia del país.
En 1403, sin embargo, la Universidad de París notificó
a Pedro de Luna la "restitución de la obediencia", piediendo al pontífice
la convocatoria de un concilio general en el plazo de un año. Debido
al carácter uraño de Benedicto XIII, la idea de un concilio,
independiente de la voluntad de los dos papas, empezó a abrirse camino
en los espíritus de la época.
En Holanda había sido fundada recientemente una nueva
Orden monástica, "Los hermanos de la vida común". De aquel
ambiente, que luchaba por una vida cristiana renovada, brotará el
libro cristiano más importante después del Evangelio, "La imitación
de Cristo", cuyo autor fue probablemente Tomás de Kempis, miembro
de la comunidad mística de Windesheim, sede de la nueva orden.