BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO
Rebeca y Eliezer
Bartolomé Esteban Murillo, 1652
Óleo sobre lienzo • Barroco
107 × 171
Museo del Prado, Madrid, España
Rebeca y Eliezer es un cuadro
del pintor español Bartolomé Esteban Murillo. Está realizado
en óleo sobre lienzo. Mide 107 cm de alto y 171 cm de ancho. Fue pintado
al inicio de la segunda mitad del siglo XVIII. Se encuentra en el Museo del
Prado, Madrid, España.
Narra un episodio procedente de Génesis 24, 18-20: Abraham
le pide a uno de sus siervos (Eliezer) que vaya a buscar una esposa para
su hijo (Isaac) a la tierra de donde él tuvo que salir (Ur de Caldea-
Mesopotamia), es decir que sea de su parentela, y que la traiga a donde viven
ahora (Canaan) para desposarla con su hijo. Explícitamente le advierte
que no le traiga una mujer cananita. Y le dice que un ángel le ayudará
en su cometido tal como le ha prometido Dios. El siervo toma diez camellos
y se pone en camino. En un punto determinado , se detiene cerca de un pozo
y reza a su dios: (Génesis 24, 22-24): “Yavé, Dios de mi amo
Abraham, sal a mi encuentro hoy, y muéstrate benigno con mi señor
Abraham. Me quedaré junto al pozo esperando a las mujeres que vienen
a buscar agua; la joven a quien yo dijere: inclina tu cántaro, te
ruego, para que yo beba, y ella me respondiere: bebe tú y daré
también de beber a tus camellos, será la destinada a tu siervo
a Isaac”. Antes de que termine de hablar aparece Rebeca, entroncada con el
linaje de Abraham y además virgen, quien efectivamente da de beber
agua a Eliezer y también a los camellos. El siervo le ofrece un arillo
y dos brazaletes de oro, le pregunta quién es y si puede pernoctar
en su casa. A lo que ella contesta que sí. Rebeca vuelve a casa a
contar lo sucedido y a continuación uno de sus hermanos va en busca
del siervo para que pernocte en su casa. Labán, hermano de Rebeca,
atiende a los camellos y da de comer a Eliezer. El siervo les cuenta su misión,
y ellos acceden a que Rebeca vaya a casa de Abraham y se case con Isaac.
Eliezer les hace regalos y adora a Dios. Rebeca parte con él acompañada
de una nodriza y varias doncellas. Tiempo después, Isaac ve venir
los camellos. Rebeca también ve a Isaac y se cubre con un velo. Ambos
se encuentran. Isaac conduce a Rebeca a la tienda de Sara, su madre (que
había muerto un poco antes), y la toma por esposa.
De este relato bíblico, el pasaje más representado
en la pintura universal es el encuentro de Rebeca y Eliezer en el pozo, incluso
con mayor número de obras que el propio matrimonio de Isaac y Rebeca.
En la versión de Murillo, como es habitual en este pintor sevillano,
contemplamos una típica escena andaluza. Rebeca y sus vecinas parecen
muchachas del barrio de Triana o de cualquier pueblo andaluz de mediados
del siglo XVIII, reunidas con sus cántaros en torno a la fuente. Exceptuando
la indumentaria, la escenografía sería común a cualquier
zona de España.
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(Samuel Miranda)