¿Debe un cantante católico sentirse estrella y el centro de atención?



    Un cantante católico no debe sentirse estrella ni el centro de atención, porque su única misión es comunicar a través de la música la Palabra de Dios. Por lo tanto el único que debe ser el centro de atención es Jesucristo, nosotros solamente somos instrumentos (Apocalipsis 5,13).

   Esto lo digo porque existen personas que cobran cantidades grandes de dinero por realizar sus presentaciones y solicitan requisitos que distan mucho de la humildad (Lucas 1,48; Santiago 4,6). Al no proporcionárseles lo solicitado simplemente no se presentan o anulan el contrato.

   Si alguno de nosotros pretendiera ser una estrella, en ese momento se estaría perdiendo la buena intención del ministerio y estamos dando paso a Satanás.

   El Señor nos ha dado talentos y dones que hay que ponerlos al servicio de los demás (1 Corintios 12,1-11). Se puede aceptar una ofrenda o donativo voluntario (1 Corintios 9,14), pero nunca imponer costos, o cierto tipo de hoteles. Al Señor no le agrada los que hacen negocio con la religión. La religión es para darle culto a Dios y no para estar llenando de dinero los bolsillos de nadie: “Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar” (Mateo 10,8).

   El músico católico debe ser obediente a la jerarquía, a sus superiores, tener humildad, vivir los sacramentos y la Fe, cumplir los mandamientos y tener una devoción muy grande a la Santísima Virgen María.

   El Evangelio nos dice que Dios es el dueño de los talentos y que si no los ponemos a trabajar como es debido el Señor pudiera quitárnoslo (Mateo 25, 14-30). No debe extrañarnos entonces cómo algunos que han tenido mucho éxito, de pronto ya no los llaman a ningún lugar.

   Hay que tener los pies muy bien puestos sobre la tierra y ofrecerle a Dios nuestra vida para que el haga con ella lo que el quiera. Si hacemos esto, nunca nos faltará nada, pues Él es nuestro Pastor, “El Señor es mi Pastor nada me falta” (Salmo 23,1).

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(Samuel Miranda)