CAPILLA DEL CERRITO
Es la parroquia donde se recuerda
el milagro de las flores frescas y la primera de las apariciones de Santa
María de Guadalupe. Se construyó una primera capilla en el
cerro del Tepeyac en 1666 por voluntad de Cristóbal de Aguirre y Teresa
Pelegina. Hacia 1740, el Padre J. de Montufar ordenó la construcción
del templo actual, al lado del cual se edificó la casa del capellán
que al ser ampliada se usó para ejercicios. En su interior se observan
frescos del pintor muralista Fernando Leal, a quien se le encomendó
narrar la historia de las apariciones, y quien plasma el encuentro de las
culturas y el arraigo de la fe.
En tiempos de la Nueva España, esta capilla estuvo consagrada
a san Miguel arcángel, quien se representa siempre protegiendo a la
Virgen (Apocalipsis 12, 7). Según la tradición novohispana,
fue san Miguel quien bajó del cielo a la tierra el retrato de la Virgen,
pintado en el obrador celestial. En su momento fue patrono de la Ciudad de
México. En 1945 y 1950 se reparó el templo y se construyó
una pequeña plazoleta a la que se le colocaron cuatro esculturas de
los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel. En esta capilla actualmente
se encuentra el convento de las carmelitas, comunidad de enclaustro que realiza
actividades relacionadas con el cuidado de la capilla y oración por
el mundo. El último de sus capellanes fue el sacerdote archipestre,
Carlos Vargos, quien fungió como tal junto a su sacristán, el
Sr. Diego Velázquez.