HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA
EPOCA MEDIEVAL
PRIMERA PARTE: SIGLOS VII-IX
CAPÍTULO VIII
CARLOMAGNO Y LOS PAPAS
La relación de Carlomagno con los Papas está bien
documentada, especialmente por las cartas del Codex Carolinum .la fuente
más importante para la alianza entre los papas y los carolingios,
así como para las disputas teológicas del siglo VIII.. En la
actualidad se conserva un único manuscrito: el Codex Vindobonensis
449, el cual se encuentra en la Biblioteca Nacional de Viena[101]. Junto
a esta importantísima fuente está otra: el Liber Pontificalis,
el cual nos da noticias muy interesantes entre los siglos VIII y IX. En él
encontramos escritas contemporáneamente a los hechos las vidas de
aquellos papas, lo cual tiene mucho valor para nosotros.
I. Desórdenes en Roma hasta el primer viaje de Carlomagno en el 774
Carlomagno asciende al trono en el 768, al principio unido a su hermano
Carlomán. En ese momento la situación política en Roma
es muy peligrosa. En el 767 muere Pablo I. Una de las familias romanas más
influyentes eleva al pontificado a un miembro de la misma, Constantino, el
cual era laico. Era el comienzo de una larga crisis. Constantino pide apoyo
a los carolingios, pero una rebelión en Roma .sostenida por los lombardos.
pone en el pontificado a Felipe, un monje que, poco después, será
obligado a volverse a su monasterio.
El rey lombardo, Desiderio, influye para que suban al solio
pontificio candidatos suyos. Tanto los lombardos como las facciones romanas
impedirán actuar con libertad a los pontífices de este momento.
Con Esteban III comienza el influjo de los francos en el pontificado, extendiéndose
hasta Adriano II, en el siglo IX. Esteban III, que llegó al papado
en una situación confusa, renueva el pacto de amistad cn los carolingios
y envía una delegación papal a un sínodo celebrado en
el 769. En este sínodo se condena la usurpación del laico Constantino,
emanando una nueva disposición sobre la elección de los papas,
en la cual se prohibe el nombramiento de un laico. También se ocupa
de la controversia de las imágenes, condenando a los iconoclastas.
La situación, en torno al año 770 es tensa. Entre
los dos hermanos carolingios hay problemas, los cuales concluyen cuando muere
Carlomán en el 771. El papa Esteban teme una alianza entre carolingios
y lombardos, posible ante la boda de Carlomagno con una hija de Desiderio.
Esteban muere en el 772.
Adriano I, su sucesor, se mueve con gran habilidad: aun reconociendo
la soberanía de los bizantinos, sin embargo se confía al rey
franco. Contra las amenazas de los lombardos sabe buscar refugio en Carlomagno,
el cual era, a la sazón, Patricio de los Romanos, es decir, protector
de Roma. El biógrafo del papa nos dice que fue forzado por la necesidad,
ante la presión de los lombardos. Carlomagno llegará a asediar
Pavía en el 774. Antes había celebrado la Pascua en Roma: había
sido recibido allí como exarca y como patricio. Renovó con
el papa el pacto de amistad. El lunes después de Pascua Adriano hizo
cantar los Laudes Regiae en honor de los francos; se trataba de la aclamación
más solemne hacia la Iglesia franca: son una exclamación en
forma de oración litánica por el rey franco, su familia, su
ejército. Aparece por primera vez la frase Christus vincit, Christus
regnat, Christus imperat, referida a Carlomagno, que era el representante
de Cristo. Se trata, pues, de un texto con un contenido altamente político-litúrgico.
En una carta que el Papa dirige a Carlomagno en mayo del 778[102],
hace una referencia expresa al Contitutum Constantini para recordarle la
promesa dada a san Pedro, hecho que justifica con la generosidad de Constantino.
Carlomagno debía ser el nuevo Constantino, un nuevo cristianísimo
emperador. Esta expresión, ciertamente, resulta reveladora para este
momento. Adriano implora que se sean dados a san Pedro los patrimoinos del
Lacio y Toscana, Benevento y Espoleto, así como Córcega. Y
esto lo hace en clara referencia al Constitutum y a la promesa de Quiercy.
Sólo años después Carlomagno dará una parte de
ese territorio, pero no todo.
Una segunda visita del rey franco a Roma en el 782 pareció
iniciar una solución. Allí se confirmó el pacto de amistad
entre Carlomagno y el papa. En una carta de agradecimiento por este evento,
el papa recuerda las peticiones de la carta anterior sobre los territorios
regalados a san Pedro. Sin embargo, el papa se fue dando cuenta que debía
despedir de su mente el sueño de un estado pontificio independiente.
El Papa carecía de libertad de acción en lo político-eclesiástico.
Esto se demuestra en los acontecimientos que se produjeron con ocasión
del viaje de una embajada bávara a Roma en el 787. Corren los tiempos
de Tásilo III, duque de Baviera y hombre muy devoto, deseoso de una
cierta independencia en las relaciones con los francos. Para ello busca,
junto al papa, una paz con los francos. La ocasión parecía
propicia por la amistad de Adriano con Carlos. Sin embargo, los proyectos
del rey franco eran muy diversos para Baviera y, al final, el papa tuvo que
plegarse a estas pretensiones. Según los Annales Regni Francorum el
Papa amenazó de excomulgar a Tásilo y sus seguidores si no
mantenía la obediencia a los francos. Además, si no ofrecía
su homenaje al rey franco, éste quedaría libre de pecado por
cuanto ocurriera en Baviera tras la entrada del ejército .sus devastaciones,
homicidios, etc... Se trata de un texto oficial franco, no escrito en la
Cancillería papal, por lo que debe ofrecernos, a priori, algunas reservas.
Pero, de todos, modos, nos sirve para entender el sostenimiento moral de
una conquista franca y cómo Adriano, que en un principio estaba cercano
a los bávaros, sin embargo, bajo la presión franca se pone
contra sus amigos primeros. Se da, pues, una auténtica capitulación
del papa ante Carlomagno. Las cartas que entre el 788 y el 790 escribe el
papa a Carlomagno demuestran esta dependencia del papado bajo los francos,
incluso en lo económico. ¿Cómo contemplaba Carlomagno
la situación del papado? Para el rey franco Italia era tan sólo
un lugar de acción entre otros muchos.
Otro acontecimiento que se dio en la visita de Carlos a Roma
fue el encuentro con una embajada bizantina, la cual pide la mano de Rotrud
.hija de Carlomagno. para el hijo de la emperariz Irene, la cual, viuda de
León IV, intentaba un cambio de política respecto a las imágenes
y a las relaciones con Occidente. Sin embargo, las pretensiones de la embajada
albergaban también una intecionalidad diplomática: esperaban
el reconocimiento de sus estados en Italia .quizás también
el reconocimiento de un estado pontificio más o menos autónomo.;
el acuerdo de matrimonio llevaría consigo también el tratado
territorial. Adriano es el primer papa que comienza a fechar sus documentos
desde los años de su pontificado, añadiendo seguidamente los
del emperador bizantino, lo cual muestra también su deseo de permanecer
independiente frente a los francos.
Es posible que en este encuentro de Roma del 781 saliera a colación
la cuestión de las imágenes. De todos modos, en una carta autógrafa
enviada por la emperatriz Irene al papa (agosto del 785), se invita a Adriano
I a participar en un sínodo que condenase los decretos de Hieria.
El 26 de octubre de ese mismo año responde el papa favorablemente.
Sin embargo, no fue él mismo en persona, sino que envió dos
legados a Nicea en el 787. Allí se condenó el iconoclasmo.
Otro hecho es significativo: no fue tomada en consideración una petición
del papa concerniente a los territorios pontificios en la Italia meridional
y Sicilia .no se decía nada de los derechos patriarcales sobre Iliria..
Esto último, con ser doloroso, no fue tanto como la reacción
de Carlomagno. Éste no fue invitado a Nicea. Bizancio había
convocado tan sólo al obispo de Roma, considerado como el patriarca
de todo Occidente .es decir, en su jurisdicción entraba también
el reino franco.. Esto, que respondía a la antigua tradición
eclesiástica, sin embargo no reconocía los cambios notables
que se habían producido. Carlos se consideraba desplazado. La primera
consecuencia derivó en la ruptura de la promesa de matrimonio de su
hija con el heredero bizantino y una apertura de hostilidades en el sur de
Italia.
En el terreno eclesiástico Carlos no aceptó las
decisiones del concilio II de Nicea. Se trataba de mostrar su supremacía
en la Iglesia occidental, incluso en asuntos internos. La reacción
de Carlos demuestra la dependencia del papa hacia él. En el 792 Carlos
envía un extracto de textos griegos que habían causado escándalo
a ls teólogos francos. Este rechazo supone una humillación
para un papa que había dado su consenso al concilio. Adriano no acepta
la condena de Carlos, es más, la justifica en un escrito detallado
de defensa.
Carlos no se deja impresionar por esto y da un segundo paso:
en el 794 convoca un sínodo en Francfurt para discutir de nuevo el
problema de las imágenes, lo cual venía a suponer otra humillación
para el papa. Junto a un leve consuelo por la condena que en el sínodo
se hizo del adopcionismo hispano, se mantenía la ofensa hecha al papa.
El día de Navidad del 795 muere Adriano I. Eginardo, biógrafo
de Carlos, cuenta que el rey lloró como si se tratase de un hermano...
El pontificado de Adriano no fue un momento feliz para la historia
del papado por su dependencia de los francos. La única manera que
tuvo de explicar su autoridad espiritual fue mediante el concepto de compaternitas,
el cual esbozó en una carta a Carlos: venía a ser una parentela
espiritual, un vínculo similar al material de la descendencia.
El nuevo Papa, León III (795-816), se apresuró
a enviar a Carlos noticias de su elección, acompañando una
promesa de obediencia y fidelidad, junto con las llaves de san Pedro y e
vexilo romano. Era, pues, un reconocimiento incondicional de la supremación
de Carlos sobre Roma y el patrimonio de san Pedro. De todos modos se puede
justificar esta actitud por la dura oposición de las distintas facciones
romanas.
Y Carlos tomó muy en serio esta supremacía. En
el 796 envía al abad Angilberto a Roma para que el papa lleve una
vida honesta. Es algo tan sorprendente como la idea que tiene Carlomagno
de su papel y el del papa. Su misión la concibe como defender a la
Iglesia de los paganos y de los infieles en lo exterior; en lo interior,
mantener la pureza de la fe. La misión espiritual del Papa quedaba,
por tanto, limitada a la oración: orar por el rey y su ejército.
La guía de la Cristiandad debía estar en manos del rey, el
cual se convertiría en verdadera cabeza de la Iglesia. Así
es como Carlos hace guerras con la convicción de tutelar el pueblo
cristiano frente a sus múltiples enemigos. También se sentía
responsable del bienestar interno de la Iglesia.
León III estaba preparado para una colaboración
estrecha con Carlos. No se da ninguna oposición escrita frente a la
actitud y papel del rey franco. La Cancillería Pontificia fechará
los documentos, a partir de este momento, junto a la datación del
Pontífice, la datación de Carlos.
Carlomagno llega no sólo a ser jege polítivo,
sino verdadero jefe de la Iglesia franca.. En una carta escrita por Carlos
a León III, desarrolla el papel de las relaciones entre el rey franco
y el Papa; el papa debía ser mero intercesor para la Iglesia; las
decisiones debería tomarlas Carlos, no el papa. Es decir, el papa
quedaba reducido a una especie de capellán de la realeza.
Contamos con otro testimonio, esta vez del sacerdote irlandés
Cathwulf, que no era de la corte de Carlos, sino que vive en Inglaterra y
escribe desde allí a Carlomagno. Escribe la carta después de
la conquista del reino lombardo, cuando Carlos llega a rey de los lombardos.
Escrita en un estilo que recuerda al de los espejos de los príncipes,
intenta dar respuesta a cómo debe comportatse un príncipe cristiano.
Aprovecha para desarrollar una eclesiología. La carta supone una afirmación
muy sorprendente para nosotros: el rey es vicario de Dios Padre, es decir,
del Creador; los obispos son vicarios sólo de Cristo. Por tanto, el
obispo pasa a un segundo plano, subordinado al poder tegio en cuanto vicariato
de Dios Padre. Eclesiología muy distinta a la actual, sin embargo
nadie en aquel tiempo la contestó o pensó fuese herética.
Otro testimonio bastante interesante es del mismo León
III, el cual manda pintar dos cuadros de mosaico entre los años 796
y 800. Destinados a la gran sala triclinium del antiguo palacio lateranencse,
presentan a Cristo, el cual entrega por un lado las llaves a san Pedro y
una bandera a Constantino; en el otro lado san Pedro da una bandera a Carlomagno
y con la mano derecha da el palio a León III. Es, pues, san Pedro
quien le da la bandera a Carlos, no el papa. Se trata, pues, de un testimonio
acerca de la coexistencia de ambos poderes, expresión de la concepción
de León III en estas relaciones. Un programa para la fraterna relación
entre los dos plenipotenciarios: ambos recibían el poder de san Pedro.
Esto curiosamente no se había concedido nunca a ningún emperador
bizantino.
Y es que el Papa se encontraba en una situación del todo
precaria, siendo cuestionado, sobre todo, en Roma. En el 799 se alzó
una rebelión contra el papa, habiendo un atentado contra él
en una procesión. El duque de Espoleto .que, a la sazón, era
aliado franco. lo acogió. Después lo condujo hacia Carlomagno,
el cual estaba en guerra con los sajones. Carlos recibirá a León
III con todos los honores en Paderborn .Sajonia.. En un poema escrito para
la ocasión .Carolus Magnus et Leo III. se nos describe la acogida
calurosa que le prodigó Carlos.
Una carta que escribe Alcuino a Carlos nos da idea de cómo
contemplaba este monje anglosajón la relación de Carlomagno
con Roma. Hace referencia al atentado sufrido por el papa en Roma en abril
del 799. Muestra cómo la primera autoridad es la del papa, la segunda
es la autoridad imperial, que reside en la segunda Roma .Constantinopla,
y la tercera dignidad es la real, de la cual Cristo ha encargado a Carlos
como rector del pueblo cristiano. Es una dignidad superior a las otras dos,
a causa de la sabiduría y de la dignidad real en sí. Sólo
en él reposa firme la seguridad de la Iglesia.
La condición del Papa se complica cuando llegan a Paderborn
sus adversarios para acusarle ante Carlos. Éste, pues, tiene la posición
de juez del mismo papa. Las opininiones de los consejeros de Carlos eran
dispersas a este respecto. Alcuino fue informado por el arzobispo de Salszburgo
sobre la vida no impecable del papa. Pero Alcuino recuerda a Carlos el axioma
del Peudo-Símaco, del siglo VI: ninguno podía someter a juicio
a la Sede Apostólica. El papa fue reconducido a Roma por un séquito
franco, pero las acusaciones no parece que estuvieran privadas de fundamento.
En noviembre del año 800 Carlos viaja a Roma con un séquito
muy grande. Acogido con honores imperiales, se reúne un sínodo
en San Pedro bajo su presidencia, el cual busca una solución al problema
del papa. Renuncia a pronunciar una sentencia jurídica, merced al
axioma del Pseudo-Símaco. León III se mostrará listo
a hacer un juramento de purificación .también previsto por
el Derecho Romano., según el cual era inocente de cuanto se le acusaba.
El 23 de diciembre el papa, sobre el ambón de San Pedro, jura no haber
ordenado los hechos criminales de los que se le acusaba. Con este juramento,
para Carlos, quedaba resuelto el caso. Las fuentes no nos dicen de qué
acusaciones se trataba.
IV. La coronación imperial de Carlomagno en el año 800
Dos días después del juramento del papa viene
la coronación de Carlos como emperador. Este hecho tiene una importancia
histórica mundial. Las fuentes principales son, por una parte, el
relato oficial franco, el cual se encuentra en los Annales Regni Francorum
del año 801; por otra parte está el Liber Pontificalis, versión
romana de los hechos.
Según el primero, el mismo día de Navidad, en
el momento de la misa y ante la Confesión de San Pedro, León
III impone la corona imperial sobre la cabeza de Carlos, siendo aclamado
por el pueblo como augusto, grande y pacífico emperador Romano. Después
del canto de las Laudes fue adorado por el papa según el uso de los
antiguos príncipes. Depuesto ya el título de patricio .ya no
tenía objeto. fue aclamado emperador y augusto.
La versión pontificia difiere un poco. Todos los fieles
romanos exclamaron unánimemente a Carlos como pío coronado
por Dios, magno y pacífico emperador... vida y victoria. En seguida
el papa unge con el óleo santo al rey.
Contamos con un tercer texto, el cual lo hallamos en la Vida
de Carlomagno escrita por Eginardo entre el 830-836, es decir, algunos decenios
después del acontecimiento. Como causa de su marcha a Roma pone el
autor la devoción del rey franco hacia san Pedro. También menciona
cómo el papa se había visto presionado por las circunstancias
romanas a acogerse a la protección del rey. La situación de
la Iglesia era del todo confusa. Es en estas circunstancias en las que Carlos
toma el título de emperador y augusto. Nos dice Eginardo que si Carlos
hubiera conocido las intenciones que se tenían de coronarlo emperador,
no habría entrado en la Iglesia. Sin embargo, supo vencer la arrogancia
de los bizantinos con magnanimidad, llamándoles .hermanos. y enviándoles
embajadores.
Un cuarto relato de los hechos, frecuentemente olvidado, merece
tenerse en cuenta.. El analista de los hechos es el obispo de Tréveris
y abad de Lorsch, Richbod, discípulo y amigo de Alcuino. No estuvo
presente en la coronación, pero sí tuvo información
de primera mano. Señala cómo estaba vacante en Bizancio el
título de emperador; aunque estaba en manos de una mujer, esto, sin
embargo, no era admisible por los occidentales. Por eso habría parecido
justo al papa y a los demás obispos, junto con el pueblo, dar a Carlos
la dignidad imperial. De hecho, él tenía en su poder la ciudad
de Roma y otras residencias imperiales de Italia, Alemania y Francia .Milán,
Tréveris, Lyon, etc... Parecía justo que él, con la
ayuda de Dios, tuviera esta dignidad. Carlos, pues, se sometió al
querer de Dios y a la petición de los sacerdotes y del pueblo cristiano.
Así es como el día de Navidad es consagrado por León
III. Hay otra fuente, Annales Maximiliani, que, en realidad, es una derivación
de otros annales, por lo que no merece mucha atención.
Algunos datos son reconocibles de las lecturas de estos textos.
El título y la aclamación del puel romano indican que se atiene
al rito de la coronación imperial al uso en el Imperio cristiano antiguo.
El nuevo Imperio estaba vinculado a Toma, lo cual seguirá por muchos
siglos en Occidente: Emperador de los romanos. Este ligamen con Roma no parece
referirse a la autoridad de los romanos en general: la dignidad imperial
se fundaba, más bien, en la autoridad del papa. Éste le concede
la corona y le administra la unción. Dos fuentes importantes francas
.los Annales Regni Francorum y la Vida de Carlomagno (de Eginardo). no mencionan
la unción; es más, el papa hace homenaje al emperador como
si fuera su señor: el papa se postraría en la basílica
vaticana. El Liber Pontificalis no nos refiere esta postración del
papa. Por eso, debemos construir los hechos valiéndonos de todas las
fuentes.
Carlos intentó minimizar el carácter romano de
su imperio. Después del 800 utiliza un título bastante complicado:
«Carlos, Serenísimo Augusto coronado por Dios, grande, pacífico,
gobernando el Imperio Romano, rey de los francos y de los lombardos»
.Romanum gubernans Imperium, Rex francorum et longobardorum.. De hecho, no
elige Roma como residencia imperial; es más, ya no volverá
a Roma nunca más. Cuando nombra emperador a su hijo, Ludovico Pío
(813), no lo hace en Roma y no cuenta con la presencia del papa; lo hará
ante el altar de Aquisgrán y será el propio Ludovico quien
tome la corona del altar y se la ponga.
Otro punto a tener en cuenta es la relación que Carlos
tiene con los bizantinos. La existencia de un segundo emperador en la cristiandad
estaba en abierta oposición a la teoría imperial bizantina.
Mientras Pipino y Carlos tuvieron el título de Patricius romanorum
reconocieron la autoridad imperial bizantina. Ahora, Carlos depone el título
de patricio. A los ojos de los bizantinos, la toma del título imperial
por parte de Carlomagno lo convertía en usurpador .por otra parte,
uno de tantos como había ya sufrido el propio Imperio bizantino..
Nos dice Eginardo que Carlos soportó con «grande paciencia y
magnanimidad» el desprecio de los bizantinos, lo cual será ya
una tónica entre Occidente y Bizancio. Paciente también se
muestra a la hora de pedir la mano de una princesa bizantina .porfilogénita,
es decir, nacida entre las paredes de un palacio imperial bizantino..
La versión bizantina acerca de la coronación imperial
de Carlomagno no deja de ser irónica. Encontramos una referencia en
la Cronographía de Teóphanes. Según él, la rehabilitación
que Carlos hace del papa, provoca que éste, en agradecimiento, le
devuelva el favor con la coronación imperial. Teóphanes menciona
la unción .rito desconocido para la coronación de los emperadores
orientales. con estas palabras no exentas de ironía: «Fue ungido
de la cabeza a los pies».
Según el analista de Lorsch .el cual nos refiere acontecimientos
anteriores a la coronación de Carlos., para muchos francos estaba
vacante el trono imperial bizantino, debido a que una reina estaba en él.
Éste sería, pues, el pretexto político que Carlomagno
encontró: la ausencia de un legítimo emperador.
En Occidente, a lo largo del Medievo, se habla frecuentemente
de una Traslatio Imperii, según la cual, la dignidad imperial habría
sido trasladada desde Bizancio a Occidente. En el 800, sin embargo, no está
presente esta idea. Se trata, pues, de una teoría olítica desarrollada
posteriormente, la cual tomaría sus raíces en Eusebio, que,
a su vez, se inspiraría en Daniel .éste muestra cueatro imperios,
el último de los cuales, anterior a la venida del anticristo, es el
Romano; la existencia del Imperio romano se consideraba en la Edad Mediea
como fundamental, para evitar la llegada del anticristo.. El primero que
usa conscientemente, en modo teológico, este concepto es Otón
de Fruisinga en el siglo XII, con el fin de justificar el Imperio germánico.
Sólo después de la decadencia del poder imperial, Inocencio
III .en sus enfrentamientos contra Federico II. usa también esta terminología:
los papas son los que han trasladado el Imperio a los francos, porque en
el papado reside la plenitudo potestatis.
En el acto de la coronación de Carlos no encontramos
esta idea de Traslatio. Es más, la idea de Carlos no es la de una
traslatio, sino más bien la de una renovatio imperii, como veremos.
En esta época carolingia tan sólo encontramos un único
texto en el que aparece el término traslatio: se trata de la Vida
de Willehad, escrita en el siglo IX. En ella se alude a la acusación
de los francos hacia la ilegitimidad del imperio bizantino, al reinar una
mujer; asimismo se alude al sínodo en San Pedro, presidido por Carlos
para rehabilitar a León III; concluye diciendo que el dominio .imperio.
se ha trasladado a los francos. Pero es el único testimonio escrito
que nos ha llegado de la época acerca de este término.
Las palabras que usa Eginardo para referirse a la falta de conocimiento
que Carlos tenía acerca de su coronación, son bastante misteriosas
y han provocado muchos años de estudio para no pocos historiadores.
Según Eginardo, el título de emperador contrarió notablemente
a Carlos, tanto es así, que de haberlo sabido antes, ni siquiera la
importancia de la fiesta de Navidad habría sido suficiente para que
entrase en la basílica vaticana. ¿Carlos era sorpendido por
la iniciativa del papa? Parece que esto se debe excluir, pues todos los detalles
que enuncian las fuentes nos hacen concluir que Carlos no es nombrado emperador
con sorpresa suya; es más, suponemos que en Paderborn hablaron Carlos
y el papa de este asunto.
¿Qué es, entonces, lo que desagrada a Carlomagno?
La reacción que tras la coronación tiene Alcuino, nos puede
dar algunos indicios al respecto. Alcuino escribía frecuentemente
a Carlos, y siempre lo hacía con palabras de adulación. Sin
embargo, nos encontramos con un sorprendente silencio después de la
coronación. No hay ninguna congratulación. En la primera carta
que le escribe a Carlos tras su regreso a los Alpes no usa la palabra .emperador..
Alcuino no estaba de acuerdo con que se le hubiera conferido esta dignidad
a Carlos en Roma. Él tenía otra concepción del Imperio:
no debía ser la sucesión del Imperio romano, sino la creación
de otro nuevo, independiente de Roma, fiel al estilo del Antiguo Testamento.
Carlos no era sucesor de un título pagano, como el de César,
sino que debía ser sucesor de David.
Buena parte del reino franco tampoco contempló con buenos
ojos la coronación de Carlos en Roma. La coronación en San
Pedro acentuaba el carácter romano de la dignidad imperial. Además,
para Carlomagno no eran los romanos el pueblo más importante que se
albergaba bajo su protección, sino el de los francos: éstos
eran, en realidad, el pueblo elegido. Debía ser, por tanto, no emperador
de los romanos, sino de los francos. Pocos días después de
la coronación Carlos enjuicia a los acusadores del papa y los condena
a muerte. León III intercede y consigue que se les conmute la pena
por el exilio de por vida. El papa queda, pues, rehabilitado.
La relación de Carlomagno con los Papas viene ilustrada
en una frase que Eginardo plasma en el capítulo 27 de la Vita Karoli:
particular devoción a San Pedro. Que esta iglesia estuviera segura
y adornada por las riquezas que él, el emperador, le enviase. La veneración
no es hacia el papa, sino hacia san Pedro, el .portero del cielo.. En el
capítulo 33 recoge Eginardo el testamento de Carlomagno: en él
cita primaramente Carlos las sedes metropolitanas francas, a las que dona
gran parte de su propiedad; sólo después viene citada Roma
entre otras muchas más. Para Carlos el papa era, tan sólo,
el primer metropolita de su reino, un obispo plenamente intregrado en la
Iglesia franca, cuyo jefe real y único era Carlos. ¿Cuál
es, pues, la diferencia en las relaciones Iglesia-Estado entre los bizantinos
y los francos? ¿Cuál es el papel del papa en ambas concepciones?
¿La Iglesia franca es una Iglesia nacional o universal? Intentaremos
dar una respuesta según avancemos en nuestro argumento.