VENERABLE CATALINA BRUGORA
1529 d.C.
19 de septiembre

   Hay una imagen en la iglesia milanesa de San Simpliciano, la escuela de Bernardino Luini, que fielmente retrata el venerable Brugora Catalina, hija de los señores de Pelucca, amada, precisamente por Luini y obligado por sus padres a ser monja; Hay varias copias de la misma imagen en la Pinacoteca Ambrosiana y de los descendientes de su familia.

   Catalina nació en Milán en 1489, y desde la infancia fue dotado con favores místicos, entró en el monasterio benedictino de Santa Margarita, donde se distinguió por la santidad de la vida, por el don de la profecía y la sabiduría y la prudencia de los consejos.

   Así que su fama llegó a través de las puertas del monasterio y el pueblo de Milán se acercó a ella en busca de ayuda y consuelo en las dificultades, tanto públicas como privadas. El Señor le dio a los signos visibles de las cinco llagas y la corona de espinas, que a pesar de la satisfacción espiritual, adquirió la agonía. Murió 19 de septiembre 1529; la veneración de la que se vio envuelto en la vida, el aumento después de su muerte; El cuerpo fue trasladado a la capilla del monasterio.

   El Señor continuó favoreciendo su sierva, cuando en 1612 se procedió a una revisión del cuerpo, este fue encontrado intacto; a continuación, se colocó en una hermosa caja de ciprés. La imagen de arriba le muestra con toda una simbología que refleja el desarrollo de su vida; ella está en el hábito benedictino de medio cuerpo, con la cabeza dos coronas, una espina y un noble; en su mano derecha sostiene el Corazón de Jesús crucificado y coronado por la izquierda apoyada en un libro, una palmera; signos de tórax de los estigmas al costo; una paloma en el hombro y un azote en el estante, recordando su penitencia; completa el cuadro en el fondo, la historia del caballero Giambattista Pusterla, quien a través de la intercesión de la Venerable Catherine Brugora, escapa a las tropas francesas, que se levantó de los pelos por un ángel, ahorrando así en el campo de batalla ya perdida.
Recordó la Orden Benedictina, el 18 de noviembre, la fecha de la transferencia de las reliquias.

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(Samuel Miranda)