CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR
¿Quiénes son en realidad?

(Por Samuel Miranda)



   “Católicas por el derecho a decidir” es una agrupación que afirma ser católica, que promueve el aborto y que está en contra de las normas de la Iglesia fundada por Jesucristo. Ellas se definen de la siguiente manera:  “ Católicas por el Derecho a Decidir es una organización sin fines de lucro creada por mujeres y hombres creyentes que desde una perspectiva ética, católica, feminista y laica defendemos los derechos humanos de mujeres y jóvenes, especialmente los sexuales y reproductivos, incluido el acceso al aborto seguro y legal”.

   Todo esto no es más que una pantalla. Una persona no puede llamarse católica si no vive las enseñanzas de la Iglesia. En realidad el nombre es sólo para confundir a los católicos despistados, para que vean que hay “otros católicos que defienden los derechos al aborto y a la mal llamada salud reproductiva”.

¿Qué es ser católico?

     Primero que nada ¿que es ser católico?. Ser católico es formar parte de la única Iglesia fundada por Jesús: la Iglesia Católica: (Mateo 16,18) “Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes del infierno no podrán contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo”.

    En esta Iglesia que fundó Cristo en el año 33, Jesús dejó pastores para que nos guiaran y a ellos los nombró maestros y tienen la obligación de enseñarnos la doctrina cristiana: “enséñenles a cumplir lo que yo les he encomendado a ustedes” (Mateo 28, 20).

   En esta Iglesia de Jesús, en cuestiones de moral y de doctrina, los católicos no podemos decidir sobre lo que nosotros creemos lo que es correcto o incorrecto, ya que Jesús, que es Dios y además es la Verdad, no nos da esa opción: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,6). ¿Por qué Jesús no nos da la opción de decidir por nuestra propia cuenta en relación a la moral y a la doctrina? Porque como acabamos de leer, Él es la Verdad y no hay otra. Debemos cumplir lo que Jesús nos manda a través del Papa, los Obispos y los sacerdotes: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (Juan 15, 14). Así que aquí Jesús no nos dice: “si hacen lo que ustedes decidan”.

   No anden inventando entonces nombres para su agrupación o movimiento. Ustedes no son católicas si viven fuera de las normas de la Iglesia de Jesús y no siguen sus mandamientos. Tampoco en la Iglesia de Cristo se puede decidir de forma individual sobre qué hacer. Es mejor que se arrepientan y cambien de actitud o se salgan de la Iglesia, formen su propio grupo y le cambien el nombre, porque su único objetivo es confundir al pueblo creyente.


Historia y filosofía

   Se fundó el 3 de agosto de 1994, en el contexto de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo efectuada en El Cairo. Pide la participación de las mujeres en el ministerio sacerdotal. Está a favor del aborto y de la utilización de los métodos anticonceptivos.

   Al respecto hay que señalar que ni siquiera el Papa puede cambiar lo que Cristo ha establecido desde el principio. Jesús destinó sólo a los varones la gracia del ministerio sacerdotal, así como a las mujeres Dios les concedió la gracia de la maternidad.


Sobre el sacerdocio

   “La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las Iglesias Orientales”. (Juan Pablo II, Ordenatio Sacerdotalis).

   En efecto, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles atestiguan que esta llamada fue hecha según el designio eterno de Dios: Cristo eligió a los que quiso (cf. Mc 3,13-14; Jn 6,70), y lo hizo en unión con el Padre "por medio del Espíritu Santo" (Hch 1,2), después de pasar la noche en oración (Lc 6,12). Por tanto, en la admisión al sacerdocio ministerial, la Iglesia ha reconocido siempre como norma perenne el modo de actuar de su Señor en la elección de los doce hombres, que Él puso como fundamento de su Iglesia (Ap 21,14).

   En realidad, ellos no recibieron solamente una función que habría podido ser ejercida después por cualquier miembro de la Iglesia, sino que fueron asociados especial e íntimamente a la misión del mismo Verbo encarnado (cf. Mt 10,1.7-8; 28,16-20; Mc 3, 13-16; 16,14-15). Los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores  que les sucederían en su ministerio. En esta elección estaban incluidos también aquéllos que, a través del tiempo de la Iglesia, habrían continuado la misión de los Apóstoles de representar a Cristo, Señor y Redentor.


Sobre el aborto

   La Iglesia no puede aprobar el aborto. "Dios no hizo la muerte; ni se goza en la pérdida de los vivientes" (Sab 1, 13). Ciertamente, Dios ha creado a seres que sólo viven temporalmente y la muerte física no puede estar ausente del mundo de los seres corporales. Pero lo que se ha querido sobre todo es la vida y, en el universo visible, todo ha sido hecho con miras al hombre, imagen de Dios y corona del mundo (Gn 1, 26-28). En el plano humano, "por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo" (Sab 2, 24); introducida por el pecado, la muerte queda vinculada a él, siendo a la vez signo y fruto del mismo. Pero ella no podrá triunfar. Confirmando la fe en la resurrección, el Señor proclamará en el evangelio que "Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos" (Mt 22, 32), y que la muerte, lo mismo que el pecado, será definitivamente vencida por la resurrección en Cristo (1 Cor 15, 20-27). Se comprende así que la vida humana, incluso sobre esta tierra, es preciosa. Infundida por el Creador, es él mismo quien la volverá a tomar (Gn 2, 7; Sab 15, 11). Ella permanece bajo su protección: la sangre del hombre grita hacia él (Gn 4, 10) y él pedirá cuentas de ella, "pues el hombre ha sido hecho a imagen de Dios" (Gn 9, 5-6). El mandamiento de Dios es formal: "No matarás" (Éx 20, 13). La vida al mismo tiempo que un don es una responsabilidad: recibida como un "talento" (Mt 25, 14-30), hay que hacerla fructificar. Para ello se ofrecen al hombre en este mundo muchas opciones a las que no se debe sustraer; pero más profundamente el cristiano sabe que la vida eterna para él depende de lo que habrá hecho de su vida en la tierra con la gracia de Dios.

   La tradición de la Iglesia ha sostenido siempre que la vida humana debe ser protegida y favorecida desde su comienzo como en las diversas etapas de su desarrollo. Oponiéndose a las costumbres del mundo grecorromano, la Iglesia de los primeros siglos ha insistido sobre la distancia que separa en este punto tales costumbres de las costumbres cristianas. En la Didaché se dice claramente: "No matarás con el aborto al fruto del seno y no harás perecer al niño ya nacido". Atenágoras hace notar que los cristianos consideran homicidas a las mujeres que toman medicinas para abortar; condena a quienes matan a los hijos, incluidos los que viven todavía en el seno de su madre, "donde son ya objeto de solicitud por parte de la Providencia divina". Tertuliano quizá no ha mantenido siempre el mismo lenguaje; pero no deja de afirmar con la misma claridad el principio esencial: "es un homicidio anticipado el impedir el nacimiento; poco importa que se suprima la vida ya nacida o que se la haga desaparecer al nacer. Es ya un hombre aquel que está en camino de serlo".

   Por otro lado “Católicas por el derecho a decidir” mienten y tergiversan los cánones de la Iglesia católica para motivar a las mujeres a que aborten. Un día tendrán que dar cuentas al Señor de todos los asesinatos que han promovido. Es un grupo antivida, promotor del aborto y niegan la intervención de la Iglesia en los asuntos de los católicos. ¡Cuánta incongruencia!. Es mejor que digan la verdad: son una organización abortista esdounidense que ha echado raíces en América Latina. Su principal centro de ataque es la Iglesia Católica. La promoción del aborto que ustedes hacen pertenece a una cultura de muerte proveniente del mismo infierno y Satanás es su caudillo.

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(Samuel Miranda)