SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Doctor
de la Iglesia
444 d.C.
27 de junio
Nació en Mahalla, Alejandría,
en el seno de una ilustre familia; sobrino del patriarca Teófilo de
Alejandría. En su juventud parece que perteneció al círculo
de los discípulos de san Isidoro de Pelusio y pasó algunos
años con los monjes de Nitria. Estuvo presente en el famoso “conciliábulo
de la Encina” (403), cuando san Juan Crisóstomo fue depuesto como
patriarca de Constantinopla.
En el año 412, cuando sucedió a su tío
Teófilo en la sede de Alejandría. Su actitud fue intransigente,
poco simpática: expulsó a los judíos (fue el fin de
la colonia judía de Alejandría) en el 414, cerró los
templos donde había brotes de herejía, sobre todo novaciana.
Estas acciones provocó las reacciones del prefecto Orestes, que fue
violentamente contestado por los monjes de Nitria (cuyo miembro, Amonio,
fue también víctima de la represión) que fueron favorables
a Cirilo; como también lo fue de la célebre filósofa
platónica Hypatía, degollada por venganza, sin que se pudiera
atribuir (aunque sí moralmente) la responsabilidad del delito a Cirilo.
Es cierto, en cualquier caso, que, incluso después del Concilio de
Éfeso, san Isidoro de Pelusio dijo de Cirilo: “que sus enemigos le
reprochaban ser muy obstinado en sus enemistades”. Evidentemente lo suyo
no fue la diplomacia.
El gran favor que Cirilo gozó por parte de los obispos
de Oriente y del mismo papa san Zósimo es testimonio de su gran celo
por la fe y de su talento en ese primer periodo de su episcopado, en el cual
escribió la mayor parte de sus obras exegéticas. Escribió
contra el libro de Juliano el Apóstata: "Contra Galileos", su libro
"Contra Julianum". También escribió "La Trinidad santa y consubstancial"
para refutar el arrianismo y su "Comentario al evangelio de San Juan", es
un tratado contra el arrianismo, el sabelianismo y el apolinarismo. Pero
la actitud de Nestorio, monje y sacerdote de Antioquía que llegó
a patriarca de Constantinopla (428), provocó, por su negación
de la única persona de Cristo y por ende también de la divinidad
de María (madre únicamente del hombre Jesús), la reacción
de Cirilo que escribió "Contra las blasfemias de Nestorio". Después
de escribir al papa san Celestino I y tras el sínodo romano celebrado
por éste con los obispos occidentales, fue encargado de notificar
a Nestorio las decisiones del Papa, so pena de destitución. La carta
sinodal de Cirilo a Nestorio fue mal interpretada por aquellos que le acusaban
de que él mismo caía en el error de Apolinar de Laodicea. De
aquí la convocatoria del Concilio de Éfeso por parte del emperador
Teodosio (431).
Cirilo pasará a la historia como el gran defensor de
la maternidad divina de María. El papa san Celestino I le nombró
presidente del Concilio de Éfeso. Tal vez fue mejor teólogo
que obispo, aunque en la terminología que utilizó para la defensa
de la maternidad divina de María parece favorable al monofisismo;
y esta es la razón por la que los monofisistas coptos, sirios y etíopes
lo veneran como su principal maestro. Pero antes de finalizar el Concilio,
Cirilo escribió otra carta donde, sin dar lugar a dudas, expresó
su total ortodoxia en sus famosos "Anatematismos" donde defendió a
María "Teotokos" (Madre de Dios).
En los últimos años después de Éfeso,
tuvo que sufrir no poco a causa de los antioqueños capitaneados por
Juan de Antioquía; pero al fin Cirilo llegó a un compromiso,
que, sin embargo, no logró la síntesis de ambas teologías.
Parece que el sucesor de este Juan se reconcilió con nuestro santo
antes de su muerte. Algún autor de la época ha dicho: "Cirilo
fue un santo, pero no todas sus acciones fueron santas" y el cardenal Newman
también dijo: "Cirilo, no estaría de acuerdo con que su santidad
fuera juzgada en base a sus acciones".
A pesar de todo ellos, quedémonos con este pensamiento
suyo que puede edificarnos: "Mi más ardiente deseo, ni única
ambición, es padecer y morir por la fe de Cristo... Ningún
insulto, ninguna persecución, ninguna contumelia, me conmueve con
tal que la fe resulte sana y salva. Por la fe de Cristo y por lo que Él
ha hecho por me he decidido ir al encuentro de cualquier clase de trabajo
que me pueda sobrevenir y estoy dispuesto a soportar cualquier clase de tormento
que el Señor me tenga preparado...". Se le conoce como el “Doctor
de la Encarnación”. Patrón de Alejandría y Kiev.