BEATO CONOR O'DEVANY
1611 d.C.
1 de febrero
Conor O`Devany (Conchobhar O'Duibheannaigh),
obispo de Down y Connor, Irlanda, nació en 1532. Era franciscano del
convento de Donegal, y mientras estaba en Roma, en 1582, fue elegido obispo
de Down y Connor, y consagrado el 2 de febrero de 1583. En 1588 fue encerrado
en la prisión de Dublin Castle. Al no poder condenarlo por un delito
punible con la muerte, el diputado Fitzwilliam buscó la autoridad
de Burghley (Gran Lord Tesorero de Isabel II) para "deshacerse de un enemigo
obstinado de Dios y así dejar al descubierto a un traidor a su Majestad
como sin duda lo es". Permaneció en prisión dos años,
pero finalmente fue librado, sin duda por presión, ya que fue protegido
políticamente hasta 1607 por Hugo O'Neill, jefe de los católicos
irlandeses, y consiguió escapar de un nuevo encarcelamiento hasta
mediados 1611, cuando, cerca ya de los 80 años, fue sorprendido administrando
la confirmación, y recluido nuevamente en Dublin Castle.
El 28 de enero de 1612 fue juzgado por alta traición, encontrado culpable
por la mayoría de jueces, y condenado a morir el 1 de febrero. Fue
arrastrado en un carro desde el castillo hasta la horca, al otro lado del
río; el camino entero estaba cubierto de católicos que lloraban
su muerte y pedían su bendición. Cérigos protestantes
lo increpaban y le instaban a declarar que moría por traidor, pero
él respondía "dejadme rezar, un mensajero del Virrey me ha
dicho que tendré vida con tan solo entrar una vez en aquel templo",
señalando el lugar del patíbulo. Besó la horca antes
de subir, y luego exhortó a los católicos a la constancia.
Fue colgado, cortado cuando aun estaba vivo, y descuartizado.
Junto con él sufrió Patrick O'Loughran (Padraig O`Lochrain),
un sacerdote arrestado en Cork, nacido hacia 1577. El pueblo, a pesar de
los guardias, se llevaba de la horca reliquias, ropa, cabellos y hasta fragmentos
del cuerpo. Oraban toda la noche junto a las reliquias, y un hombre enfermo
informó que se había curado de solo tocarlas, y se rezaba misa
tras misa desde medianoche hasta el día. El Virrey ordenó que
todos los miembros dispersos de los ajusticiados fueran enterrados de una
vez, pero a la noche siguiente los católicos los exhumaron y llevaron
como reliquias al cementerio de la iglesia de Santiago. O'Devany había
él mismo compilado una lista de mártires. Con otros mártires
irlandeses ambos fueron beatificados el 17 de septiembre de 1992.