CONSTANTINO I
708-715 d.C.
El pontificado de Constantino comenzó
el 25 de marzo del año 708 y fue muy positivo. Este papa de origen
sirio sabía armonizar con pericia en todos sus tratos una cierta flexibilidad
formal con una rigurosa firmeza en los principios fundamentales. Tales cualidades
le permitieron sanear totalmente las relaciones entre Roma y Bizancio, tan
tensas y comprometidas durante la primera mitad del reinado de Justiniano
II.
Constantino aceptó incluso la invitación de éste
y pasó un año entero en la corte imperial (de octubre del 710
a octubre del 711). Aprovechó el viaje para encontrar una fórmula
afortunada respecto a la validez, para Occidente, de los decretos del sínodo
Trullano (691) y consiguió que se reconociera la autoridad pontificio
en el arzobispado de Rávena.
Cuando el usurpador Filípico Bardanes (711-713) intentó imponer
de nuevo la doctrina monotelista, el papa reaccionó inmediatamente
y lo evitó. Y cuando el legítimo emperador, Anastasio II, consiguió
acceder al trono, lo primero que hizo fue remitir al papa una profesión
de fe perfectamente ortodoxa.
Constantino I falleció el 9 de abril del año 715.
Su sucesor, por primera vez después de mucho tiempo, sería
un romano.