Desde un principio la Iglesia
empezó a honrar la memorioa de los Cristianos que habían ofrecido
a la vida para testimoniar su fidelidad a Cristo. Teológicamente el
culto a los mártires está relacionado con el Magisterio Pascual
de Cristo. San Jerónimo en 404 escribía:
"Honramos las reliquias de los mártires para adorar a Aquel de quien son mártires".
El heroísmo de los mártires y su glorificación constituyen una alabanza al Cordero Pascual, cuyo sacrificio ha dado frutos tan insignes.
"Honramos las reliquias de los mártires para adorar a Aquel de quien son mártires".
El heroísmo de los mártires y su glorificación constituyen una alabanza al Cordero Pascual, cuyo sacrificio ha dado frutos tan insignes.