SANTO DOMINGO DE GUZMÁN
1221 d.C.
8 de agosto
Nació en Caleruega
(Burgos). Hijo de la beata Juana de Aza. Su familia eran propietarios del
señorío de Caleruega. Su tío, el santo arcipreste de
Gumiel, fue su preceptor. Cursó artes liberales y Teología
en el Estudio general de Palencia, que luego se convertirá en Universidad.
Ya en su época de estudiante se sintió comprometido con los
pobres: vendió sus libros y su ajuar de estudiante para fundar “una
limosna” o institución de ayuda a los necesitados. Decía: ”No
quiero estudiar sobre pieles muertas, mientras mis hermanos los hombres mueren
de hambre”.
Sacerdote y canónigo de Osma, fue nombrado subprior del
convento de Canónigos Regulares en el que se había transformado
el capítulo catedralicio. Acompañó a su prelado, el
beato Diego de Azevedo, en una legación hasta Dinamarca, en nombre
del rey Alfonso VIII que quería preparar el matrimonio de uno de sus
hijos (Fernando) con una princesa danesa. Tuvieron que hacer dos viajes a
Dinamarca; al final del segundo viaje, la novia murió. Atravesando
el sur de Francia, Domingo conoció la nefasta influencia de las herejías
de albigenses y cátaros (y más tarde de los valdenses) y descubrió
la urgencia de predicar la verdad, ya que observó como se intentaba
atajar la herejía, por medio de las armas y la tortura. Con este fin
organizó una misión, fundando en Prouille, junto a Toulouse,
un convento de religiosas dominicas (bajo la regla de las agustinas regulares)
para apoyar su apostolado (este convento se considera como la casa madre
de todas las dominicas); y luego una comunidad de religiosos predicadores
(1215) libres de cualquier influencia política y que por medio de
la predicación y la oración los herejes se reconciliaran con
la Iglesia. Esta primera comunidad será el embrión de la Orden
de Predicadores o "Domini canes" (perros del Señor) que, llena de
sabios y contemplativos, se extendería por toda Europa. Hombres que
combatieran la herejía sin tener que enriquecerse a su costa (los
que delataban a los herejes, recibían parte del patrimonio que se
les confiscaba). Para crear la nueva Orden, Domingo tuvo que ir a Roma acompañado
por san Fulco, el obispo de Toulouse y además porque el obispo estaba
convocado para participar al IV Concilio de Letrán.
La nueva Orden nació en un momento poco idóneo;
primero, porque el papa Inocencio III ya había rechazado un proyecto
apostólico del obispo el beato Diego de Azevedo para la evangelización
de los cumanos (región del Volga y del Don), y por tanto no era probable
que confiara al obispo y a Domingo la misión en Languedoc. En segundo
lugar, el mismo Papa era reacio a la aprobación de nuevas ordenes
religiosas; por ello, Domingo adoptó la regla de san Agustín,
y para el rito litúrgico, la de los cistercienses. La residencia se
hallaba junto a la iglesia de San Román en Toulouse (1216). Primeramente
puso el acento en la pobreza (negativa de aceptar bienes inmuebles, sólo
rentas), y después en la predicación y en el consiguiente deber
de una seria preparación en los estudios. Honorio III, aprobó
por fin (1216) la nueva Orden. Esta se difundió por las ciudades universitarias:
París, Roma y Bolonia. Desde Bolonia, Domingo fue varias veces a visitar
la curia papal y la Italia septentrional, y allí se celebró
el I capítulo general de la Orden (en 1220-1221) donde se aprobaron
las primeras “Constituciones”. En 1221 por indicación del papa Honorio
III fundó el convento femenino de San Sixto en Roma, con regla de
clausura. En este mismo año asistió a otro capítulo
general en Bolonia. Tras prometer que después de muerto ayudaría
a sus compañeros más que de vivo, murió en la ciudad
universitaria de Bolonia en el convento de San Nicolás.
La persona de Domingo nos la describe así la beata Cecilia
Cesarini: "Estatura media, cuerpo minúsculo, rostro bello y ligeramente
sonrosado, cabello y barba ligeramente rojos, ojos bellos, frente y cejas
que emanaban una especie de esplendor que provocaba la reverencia y el afecto
de todos, siempre sonriente y alegre, a menos que no estuviera conmovido
por compasión por alguna aflicción del prójimo; manos
largas y bellas, una gran voz, bella y sonora, nunca calvo y con una corona
de cabellos completamente moteada por algunos mechones blancos". Se cuenta
que un día un estudiante le preguntó: "Padre ¿en qué
libro estudia Vd.? y el le contestó: Hijito, en el libro de la caridad
he estudiado, pues este libro enseña todas las cosas".
En su predicación resume la vida de Cristo en 15 misterios
principales, que para hacerlos vida propia es necesario contemplarlos frecuentemente;
y mejor bajo la mirada de la Virgen. Esta practica, se hará popular
con el nombre del Rosario. Se sabe que la devoción al Rosario fue
inventada y difundida a finales del siglo XV por el dominico bretón
beato Alano de la Roche. Se le han atribuido muchas leyendas que son copiadas
de las de san Bernardo de Claraval y san Francisco de Asís. Está
enterrado en Bolonia. Al firmar el decreto de canonización de su amigo,
en 1234, Gregorio IX (el cardenal Ugolino) afirmó que estaba tan seguro
de su santidad como de la de san Pedro y san Pablo.