DESCENSO DE CRISTO A LOS INFIERNOS
Las palabras "bajó
a los infiernos" que recitábamos en el Credo significan que el
alma de Cristo, separada de su cuerpo, bajó al lugar donde los
justos del Antiguo Testamento esperaban la Redención.
La palabra "infiernos" significa los lugares inferiores.
Estos son tres: a) El infierno propiamente dicho, o lugar de los condenados;
b) El purgatorio, donde se purifican las almas; y c) El llamado seno de
Abraham, donde los justos del Antiguo Testamento esperaban la Redención.
A este lugar nos referimos ahora.
Estas almas se hallaban detenidas allí, porque
el Cielo estaba cerrado con el pecado; y nadie podía entrar en
él antes de que Cristo lo abriera con su muerte. Y aunque no experimentaban
sufrimiento alguno, era muy grande su deseo de ver a Dios.
Jesucristo descendió ahí para consolar
a estas almas justas, hacerles saber que el misterio de la Redención
se había realizado, y que pronto irían con Él al Cielo.
"En su fragilidad humana murió; pero resucitó
con una vida espiritual; y de esta manera fue a proclamar su victoria
a los espíritus que estaban presos" (1 Pe 3,18-20).