BEATO DOMINGO ALONSO DE FRUTOS
1936 d.C.
16 de agosto
Domingo Alonso de Frutos fue
uno de los diez hijos de Pedro y Fernanda, nacido en Navares de Ayuso (Segovia)
el 12 de mayo de 1900. Sus padres, labradores pobres que hubieron de emigrar
a la capital, ricos en religiosidad, cultivaron cuidadosamente en todos su
hijos la fe que les transmitieron. La afición de Domingo no fue el
campo, sino el estudio y la iglesia. Al ver su devoción como acólito
de la parroquia, el magistral de Segovia le invitó a hacerse sacerdote
y religioso. Su decisión de hacerse fraile se impuso a la disuasión
de los mayores.
En 1912, Domingo ingresaba en el recién creado seminario
menor franciscano de Belmonte (Cuenca). El 22 de julio de 1915 tomaba el
hábito en el convento de Pastrana (Guadalajara). El 23 de julio del
año siguiente hizo su profesión temporal en la Orden franciscana.
Continuó sus estudios sacerdotales en los conventos de La Puebla de
Montalbán (Toledo), Pastrana, en donde hizo su profesión solemne
el 22 de mayo de 1921, y Consuegra (Toledo). Los dos últimos cursos
de teología los estudió en la universidad de Santo Tomás,
de Manila, en la cual se licenció y doctoró en teología.
El 18 de mayo de 1924 fue ordenado sacerdote en Calbayog (Samar, Filipinas).
Terminados los estudios, fue destinado al teologado de su provincia
religiosa, como profesor de teología dogmática. Por dos años
fue también maestro de disciplina. Ejerció la docencia en Consuegra,
en Quincy (Illinois, USA), en donde estuvo el teologado franciscano de Castilla
de 1931 a 1933, y de nuevo en Consuegra hasta su muerte. Fue también
definidor provincial y prefecto de estudios. Su labor docente la simultaneó
con el apostolado sacerdotal como confesor, director de la catequesis y asociaciones
antonianas y, especialmente, como predicador, para lo que tenía buenas
cualidades.
Era sencillo, prudente, austero, bastante callado, no jactancioso,
muy trabajador y cumplidor de sus deberes, sin que por ello se dispensase
de la oración comunitaria. Bien preparado y dotado intelectualmente,
desempeñaba con competencia su tarea de profesor, si bien la debilidad
de su carácter hizo que su labor como maestro de disciplina no fuese
siempre acertada en las situaciones conflictivas del teologado. En la revista
Cruzada Seráfica publicó bastantes artículos, la mayoría
de ellos sobre la misericordia de Dios y la contrición en los sacramentos.
Estuvo siempre dispuesto al martirio. Cuando los milicianos
le dijeron que se bajase del camión que los llevaba a la muerte, pues
no estaba en la lista (se cree que por influjo de un amigo suyo de izquierdas),
contestó: «Domingo no se baja, que Domingo irá donde
vayan sus hermanos». Y con 19 de ellos fue inmolado en Fuente el Fresno
el 16 de agosto de 1936.