TIEMPO DURANTE EL AÑO - "C"
DOMINGO TRIGESIMOSEGUNDO ORDINARIO
El Rey del universo nos resucitará a una vida eterna
Lectura del segundo libro de los Macabeos 6,1; 7,
1-2. 9-14
El rey Antíoco envió a un consejero ateniense
para que obligara a los judíos a abandonar las costumbres de sus padres
y a no vivir conforme a las leyes de Dios.
Fueron detenidos siete hermanos, junto con su madre. El
rey, flagelándolos con azotes y tendones de buey, trató de
obligarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la Ley. Pero uno de ellos,
hablando en nombre de todos, le dijo: «¿Qué quieres preguntar
y saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir, antes que violar las leyes
de nuestros padres».
Una vez que el primero murió, llevaron al suplicio
al segundo. Y cuando estaba por dar su último suspiro, dijo: «Tú,
malvado, nos privas de la vida presente, pero el Rey del universo nos resucitará
a una vida eterna, ya que nosotros morimos por sus leyes».
Después de este, fue castigado el tercero. Apenas
se lo pidieron, presentó su lengua, extendió decididamente
sus manos y dijo con valentía: «Yo he recibido estos miembros
como un don del Cielo, pero ahora los desprecio por amor a sus leyes y espero
recibirlos nuevamente de Él». El rey y sus acompañantes
estaban sorprendidos del valor de aquel joven, que no hacía ningún
caso de sus sufrimientos.
Una vez que murió este, sometieron al cuarto a
la misma tortura y a los mismos suplicios. Y cuando ya estaba próximo
a su fin, habló así: «Es preferible morir a manos de
los hombres, con la esperanza puesta en Dios de ser resucitados por Él.
Tú, en cambio, no resucitarás para la vida».
Palabra de Dios.
SALMO Sal 16, 1. 5-6. 8b y 15 (R.: 15b)
R. ¡Señor, al despertar, me saciaré de tu presencia!
Escucha, Señor, mi justa demanda,
atiende a mi clamor;
presta oído a mi plegaria,
porque en mis labios no hay falsedad. R.
Mis pies se mantuvieron firmes en los caminos señalados:
¡mis pasos nunca se apartaron de tus huellas!
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:
inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. R.
Escóndeme a la sombra de tus alas.
Pero yo, por tu justicia,
contemplaré tu rostro,
y al despertar, me saciaré de tu presencia. R.
Que el Señor los fortalezca en toda obra y en toda palabra buena
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos
de Tesalónica 2, 16-3, 5
Hermanos:
Que nuestro Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre,
que nos amó y nos dio gratuitamente un consuelo eterno y una feliz
esperanza, los reconforte y fortalezca en toda obra y en toda palabra buena.
Finalmente, hermanos, rueguen por nosotros, para que la
Palabra del Señor se propague rápidamente y sea glorificada
como lo es entre ustedes. Rueguen también para que nos veamos libres
de los hombres malvados y perversos, ya que no todos tienen fe.
Pero el Señor es fiel: Él los fortalecerá
y los preservará del Maligno. Nosotros tenemos plena confianza en
el Señor de que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo nuestras
disposiciones.
Que el Señor los encamine hacia el amor de Dios
y les dé la perseverancia de Cristo.
Palabra de Dios.
ALELUIA Apoc 1, 5a. 6b
Aleluia.
Jesucristo es el Primero que resucitó de entre los muertos.
¡A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos!
Aleluia.
EVANGELIO
No es un Dios de muertos, sino de vivientes
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
20, 27-38
Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan
la resurrección, y le dijeron: «Maestro, Moisés nos ha
ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano,
para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete
hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo
se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los
siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la
mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será
esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?»
Jesús les respondió: «En este mundo
los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de
participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.
Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos
de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado
a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor "el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Porque Él no es
un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él».
Palabra del Señor.
O bien más breve:
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas
20, 34-38
Jesús les respondió: «En este mundo
los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de
participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán.
Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos
de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado
a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor "el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Porque Él no es
un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él».
Palabra del Señor.