San Ebrulfo, abad y confesor,
en una aldea de Hiesmes, en tiempo del rey Childeberto. Nació de ilustre
cuna en Bayeux el año 517. Enamorado el rey Childeberto I de sus virtudes,
le elevó a diferentes puestos de honor y autoridad, e hizo ver con
su ejemplo que un cristiano puede vivir también en el mundo sin ser
de él en espíritu, y poseer riquezas sin ser poseído
de ellas.
Importunado de
sus amigos, se casó con una mujer virtuosa, y con la lectura de Vidas
de Santos se mútuamente en el deseo de abandonar el mundo. Convinieron,
pues, en una separación, y ella tomó el velo en un convento,
mientras él, después de distribuir toda su hacienda a los pobres,
se refugió en un monasterio de la diócesis de Lisieux, que sólo
habitaban fieras y ladrones. A consecuencia de esto muchos de los ladrones,
exhortados por el Santo, mudaron de vida y se quedaron en su compañía,
ocupándose en labrar aquella tierra.
Aumentando diariamente el número de los que deseaban
vivir bajo su dirección, se vió obligadoa erirgir un monasterio
en Ouche en Normandía, y luego fundó otros quince monasterios
más de monjes y de monjas, de los cuales fue siempre el suyo el principal,
y que gobernó por sí mismo. Acostumbraba a exhortar a todos
al trabajo, diciéndoles que debían ganar su sustento con sus
obras, y con sus servicios el cielo. Cerró sus ojos al mundo el año
596, y su cuerpo fue sepultado en la Iglesia de San Pedro edificada por él
mismo.