HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA
EPOCA ANTIGUA
SEGUNDA PARTE
LOS COMIENZOS DE LA GRAN IGLESIA (180-324)
CAPITULO XVIII
EL ATAQUE DEL PODER ESTATAL CONTRA LA IGLESIA
1.- Septimio Severo (193-211). Fundador de la dinastía siria.
Tertuliano le reconoce en sus primeros años de gobierno
una actitud benevolente hacia los cristianos. Así, el 196 se reúnen
libremente diversos sínodos de obispos para discutir la fecha de la
pascua. A pesar de ello algunos cristianos particulares fueron procesados
en base al rescripto de Trajano no derogado. El 197 Tertuliano les dedica
su Liber apologeticus.
1.1. Edicto del 202:
Prohibía bajo grave pena pasarse al judaísmo o
al cristianismo. Relata Esparciano " Iudaeos fieri sub gravi poena vetuit,
idem etiam de Christiani sanxit ". El emperador penalizaba toda actividad
evangelizadora de carácter proselitista. La oposición a de
algunos cristianos a prestar el servicio militar i actitudes montanistas
pudieron influir en Septimio Severo. La fe cristiana se presentaría
como contraria al orden estatal. La escuela de Alejandria tuvo que cerrar
i fueron ejecutados seis discípulos de Orígenes. A comienzos
del 203 en Cartago fueron martirizados un grupo de catecúmenos. Tertuliano
recogería el testimonio de la noble Perpetua y de su esclava Felícitas,
con su maestro Sáturo y sus compañeros catecúmenos Revocato,
Saturnino y Secúndulo. En Egipto, entre otros, fueron ejecutados Leónidas,
padre de Orígenes, la virgen Potamiena con su madre Marcela y el soldado
Basílides. Parece que hubo persecución en Capadocia, donde
Alejandro, futuro obispo de Jerusalén, confesó su fe, y en
Antioquía.
2.- Caracalla (211-217):
Inició un período de tolerancia religiosa. Al
subir al trono su amnistía a los deportados no excluyó a los
cristianos. Algunos ocuparon otra vez puestos influyentes en la corte como
el liberto Prosenes que fue tesorero secreto. Así pues el duro proceder
del procónsul Escápula (211-212) contra los cristianos en las
tres provincias norteafricanas no puede atribuirse a Caracalla, sino que
fue ocasionado por las corrientes rigoristas entre cristianos de África.
Tertuliano los defendió en su obra Sobre la corona del soldado donde
en que rechazaba el servicio militar para los cristianos.
3.- Heliogábalo (218-222):
Proyectó hacer obligatorio en el imperio el culto del
dios solar de Emesa pero no se conoce su relación con los cristianos.
4.- Alejandro Severo (222-235):
Su madre Julia Mamea parece que tenía declarada simpatía
por el cristianismo. Durante una estancia en Antioquía habló
con Orígenes de cuestiones religiosas y a ella le dedicó un
tratado Hipólito de Roma. Encomendó al cristiano Julio Africano
la construcción de la biblioteca junto al Panteón. Lampridio,
su biógrafo en la Historia Augusta dice que mantuvo sus privilegios
a los judíos y toleró que hubiera cristianos. Así "Iudaeis
privilegia reservavit, Christianos esse passus est ". Antes del 234 se erigió
un lugar de culto en Dura-Europos y en Roma se organizaron sin obstáculo
los cementerios cristianos.
5.- Maximino Tracio (235-238):
Dice Eusebio " por resentimiento contra la familia de Alejandro
-Severo-, que se componía de numerosos fieles, suscitó una
persecución ordenando que solamente fueran eliminados los jefes de
las iglesias, como culpables de la enseñanza del Evangelio ". Parece
que la persecución solo afectó a Roma donde el obispo Ponciano
y un presbítero Hipólito fueron deportados a Cerdeña
y posteriormente murieron allí. Orígenes dedicó a su
amigo Ambrosio y al presbítero Protecteo su Exhortación al
martirio.
6.- Felipe el Árabe (244-249):
Eusebio dice " De él cuenta una tradición que,
como era cristiano, quiso tomar parte con la muchedumbre en las oraciones
que se hacían en la Iglesia el día de la última vigilia
de la Pascua, pero el que presidía en aquella ocasión no le
permitió entrar sin haber hecho antes la confesión i haberse
inscrito con los que se clasificaba como pecadores y ocupaban el lugar de
la penitencia, porque, si no hacía esto, nunca lo recibiría
de otra manera, a causa de los muchos cargos que se le hacían. Y se
dice que al menos obedeció con buen ánimo y demostró
con obras la sinceridad y piedad de sus disposiciones respecto del temor
de Dios ". El cónsul en funciones del año 249 era con certeza
cristiano. A pesar de la simpatía del emperador por los cristianos
aquel mismo año no pudo preservar a los cristianos de Alejandría
de una rebelión popular en que muchos perdieron sus bienes, y a otros,
el negarse a blasfemar les costó la vida.
7.- Decio (249-251):
El edicto general del emperador Decio del año 250 iba
El texto original del edicto no se ha conservado pero podemos reconstruirlo
por las fuentes contemporáneas. Todos los habitantes del imperio eran
invitados a tomar parte en un sacrificio general a los dioses, en una supplicatio.
Se trataba de un acto de adhesión al culto pagano, participando en
una comida sagrada, libación o sacrificio, incluso reducido a su más
simple expresión, como la ofrenda de algunos granos de incienso a
la estatua del emperador, demostrando con ello el reconocimiento de la divinidad
imperial, convertida en la síntesis de la religión oficial
de Roma. Con ello el sospechoso demostraba la inutilidad de la sospecha,
por fundada que fuese, que pesaba sobre él, y el cristiano abjurando
de su fe, se encontraba al mismo tiempo absuelto, en virtud de la legislación
trajana, del delito, que cesaba con su retractación.
Una novedad era la inspección exacta del cumplimiento del edicto en
todo el imperio. Una comisión controlaría la veracidad del
sacrificio y expediría a cada ciudadano un certificado o libellus
en que constara que había sacrificado. Posteriormente los libelli
tenían que ser presentados a las autoridades. Los que se habían
negado a sacrificar eran encarcelados y todavía en la cárcel
se intentaba quebrantar por medio de la tortura la resistencia del confesor
de la fe.
El mes de diciembre del 249 fueron detenidos algunos cristianos
y el 20 de enero del 250 era ejecutado el papa Fabián. A pesar de
ello las conmovidas quejas de los obispos Dionisio de Alejandría y
Cipriano de Cartago no dejan lugar a dudas de que, sobre todo en Egipto i
África del norte, el número de los que de una u otra forma
siguieron las órdenes del edicto superó con mucho al de los
que se resistieron a obedecerlas. San Cipriano dice que hubo apóstatas
de muchas clases. Unos, a los que llamó sacrificati , aceptaron ofrecer
realmente sacrificios a los dioses; otros, thurificati, solamente quemaron
incienso ante las imágenes divinas, principalmente ante la del emperador;
otros, en fin, se hicieron inscribir en los registros públicos, como
queriendo satisfacer a la ley, o sólo consiguieron, pagando la mayoría
de las veces, certificados o libelli que testimoniaban que habían
obedecido las órdenes imperiales; a éstos se les llamaba acta
facientes o libellatici .
San Cipriano acusa como libellatici a los obispos Basílides
de Legio y Astúrica Augusta (León y Astorga) y Marcial de Emérita
(Mérida). El primero de los cuales compró a los magistrados
un certificado de sacrificio y el segundo consintió en firmar una
declaración de apostaría. Cipriano se escondió y desde
su refugio cerca de Cartago se comunicaba epistolarmente con sus fieles encarcelados.
Ofrece escasos nombres de confesores , entre ellos a un tal Luciano, y pocos
martires coronati , entre los cuales a dieciséis que murieron de hambre
en la cárcel. En Palestina fue martirizado Alejandro, obispo de Jerusalén,
y en Antioquía su obispo Babilas.
8.- Tribonio Galo (251-253):
A finales del 251 el papa Cornelio fue desterrado a Centum Cellae
(Civitavecchia) donde murió el año 253. Su sucesor Lucio fue
también desterrado (253-254) pero volvió a la muerte de Galo.
Según Dionisio de Alejandría en Egipto se produjeron otras
detenciones.
9.- Valeriano (253-260):
Eusebio citando a Dionisio de Alejandria dice que " Valeriano
(...) se ha de considerar cómo era al principio, qué favorable
y benevolente para con los hombres de Dios, porque, antes de él, ningún
otro emperador, ni siquiera los que se dice que abiertamente fueron cristianos,
tuvo una disposición tan favorable y acogedora. Al comienzo los recibía
con una familiaridad i una amistad manifiestas, i toda su casa estaba llena
de los hombres piadosos i era una iglesia de Dios ". Dionisio opinaba que
la mutación efectuada en Valeriano fue producida por su ministro Macrino
quien le sedujo con la posibilidad de remediar la situación financiera
del imperio confiscando los bienes de los cristianos ricos.
1er. edicto de agosto del 257. Sólo concernía
inmediatamente al clero superior, desde los obispos a los diáconos,
en el que se les ordenaba sacrificar a los dioses del Imperio. Estaban prohibidas
las celebraciones de culto cristianas y la visita a los cementerios, pero
no el culto privado. Sino se sacrificaba estaba previsto el exilio y si se
desatendian las otras prohibiciones se pensaba incluso en la muerte de los
infractores. Cipriano obispo de Cartago y Dionisio obispo de Alejandria fueron
exiliados juntamente con muchos otros obispos, sacerdotes y diáconos
de África.
2º. edicto del 258. Se prescribió que los clérigos
superiores que no hubiesen obedecido fuesen ejecutados sin demora. Los laicos
de alto rango serían degradados de sus funciones i les serían
confiscados sus bienes y, si este castigo no les conducía al arrepentimiento,
padecerían la pena capital. Sus mujeres perderían también
sus bienes y serían desterradas. A los empleados imperiales en Roma
y provincias, los caesarini , se los amenazó igualmente con la confiscación
de sus bienes y trabajos forzados.
Fue decapitado Cipriano, obispo de Cartago; Sixto II, obispo de Roma, junto
con sus diáconos, entre ellos Lorenzo; Fructuoso, obispo de Tarragona,
y sus diáconos Augurio i Eulogio fueron quemados vivos en el anfiteatro
de la ciudad el 21 de enero del 259; probablemente también en esta
época fue decapitado en Troies Patroclo. Dionisio de Alejandría
sufrió solamente exilio.
10.- Galieno (260-268):
El año 259 tras la muerte de Valeriano que cayó
prisionero de los persas le sucedió su hijo Galieno que intentó
reconciliarse con los cristianos. Publicó un edicto, posiblemente
del 260, donde ordenaba cesasen las persecuciones y posteriormente (v. 262)
la restitución de las iglesias. Dice Eusebio: " Inmediatamente puso
fin, mediante edictos, a la persecución contra nosotros, y ordenó
por un rescripto a los que presidían la palabra que libremente ejercieran
sus finciones acostumbradas. El rescripto rezaba así: " El emperador
César Publio Licinio Galieno Pío Félix Augusto, a Dionisio,
Pina, Demetrio y a los demás obispos: He mandado que el beneficio
de mi don se extienda por todo el mundo, con el fin de que se evacue los
lugares sagrados y por ello también podáis disfrutar de la
regla contenida en mi rescripto, de manera que nadie pueda molestaros. Y
aquello que podáis recuperar, en la medida de lo posible, hace ya
tiempo que lo he concedido. Por lo cual , Aurelio Cirinio, que está
al frente de los asuntos supremos, mantendrá cuidadosamente la regla
dada por mí ". Quede inserto aquí, para mayor claridad, este
rescripto, traducido del latín. Se conserva también, del mismo
emperador, otra ordenanza que dirigió a otros obispos y en que permite
la recuperación de los lugares llamados cementerios ".