El carisma de la curación en el
Nuevo Testamento
No solamente las curaciones prodigiosas confirmaban la potencia
del anuncio evangélico en los tiempos apostólicos, sino que
el mismo Nuevo Testamento hace referencia a una verdadera y propia concesión
hecha por Jesús a los Apóstoles y a otros primeros evangelizadores
de un poder para curar las enfermedades.
Así, en el envío de los Doce a su primera misión,
según las narraciones de Mateo y Lucas, el Señor les concede
“poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar
toda enfermedad y toda dolencia” (Mt 10, 1; cf. Lc 9, 1), y les da la orden:
“curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios”
(Mt 10, 8). También en la misión de los Setenta y dos discípulos,
la orden del Señor es: “curad a los enfermos que encontréis”
(Lc 10, 9). El poder, por lo tanto, viene conferido dentro de un contexto
misionero, no para exaltar sus personas, sino para confirmar la misión.
Los Hechos de los Apóstoles hacen referencia en general
a prodigios realizados por ellos: “los Apóstoles realizaban muchos
prodigios y señales” (Hch 2, 43; cf. 5, 12). Eran prodigios y señales,
o sea, obras portentosas que manifestaban la verdad y la fuerza de su misión.
Pero, aparte de estas breves indicaciones genéricas, los Hechos hacen
referencia sobre todo a curaciones milagrosas realizadas por obra de evangelizadores
individuales: Esteban (Hch 6, 8), Felipe (cHch 8, 6-7), y sobre todo Pedro
(Hch 3, 1-10; 5, 15; 9, 33-34.40-41) y Pablo (cf. Hch 14, 3.8-10; 15, 12;
19, 11-12; 28, 8-9).
Tanto el final del Evangelio de Marcos como la carta a los Gálatas,
como se ha visto más arriba, amplían la perspectiva y no limitan
las curaciones milagrosas a la actividad de los Apóstoles o de a algunos
evangelizadores con un papel de relieve en la primera misión. Bajo
este aspecto, adquieren especial importancia las referencias a los “carismas
de curación” (cf. 1 Co 12, 9.28.30).
El significado de carisma es, en sí mismo, muy amplio:
significa “don generoso”; y en este caso se trata de “dones de curación
ya obtenidos”. Estas gracias, en plural, son atribuidas a un individuo (cf.
Co 12,9); por lo tanto, no se pueden entender en sentido distributivo, como
si fueran curaciones que cada uno de los beneficiados obtiene para sí
mismo, sino como un don concedido a una persona para que obtenga las gracias
de curación en favor de los demás.
Ese don se concede en un Espíritu, pero no se especifica
cómo aquella persona obtiene las curaciones. No es arbitrario sobreentender
que lo hace por medio de la oración, tal vez acompañada de
algún gesto simbólico.
En la Carta de Santiago se hace referencia a una intervención
de la Iglesia, por medio de los presbíteros, en favor de la salvación
de los enfermos, entendida también en sentido físico. Sin embargo,
no se da a entender que se trate de curaciones prodigiosas; nos encontramos
en un ámbito diferente al de los “carismas de curación” de
1 Co 12, 9. “¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los
presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con
óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará
al enfermo y el Señor lo levantará, y si hubiera cometido pecados,
le serán perdonados” (St 5, 14-15).
Se trata de una acción sacramental: unción del
enfermo con aceite y oración sobre él, no simplemente “por
él”, como si no fuera más que una oración de intercesión
o de petición; se trata más bien de una acción eficaz
sobre el enfermo.(18) Los verbos “salvará” y “levantará” no
sugieren una acción dirigida exclusivamente, o sobre todo, a la curación
física, pero en un cierto modo la incluyen. El primero verbo, aunque
en las otras ocasiones en aparece en la Carta se refiere a la salvación
espiritual (cf. 1, 21; 2, 14; 4, 12; 5, 20), en el Nuevo Testamento se usa
también en el sentido de curar (cf. Mt 9, 21; Mc 5, 28.34; 6, 56;
10, 52; Lc 8, 48); el segundo verbo, aunque asume a veces el sentido de “resucitar”
(cf. Mt 10, 8; 11, 5; 14, 2), también se usa para indicar el gesto
de “levantar” a la persona postrada a causa de una enfermedad, curándola
milagrosamente (cf. Mt 9, 5; Mc 1, 31; 9, 27; Hch 3, 7).
Testimonio del Padre Emiliano Tardiff:
El carisma de Sanación que me
dio el señor lo veo especialmente en la Evangelización, y si
yo dejo de evangelizar, predicar estoy seguro habría muy pocas manifestaciones
del Carisma de sanación, acompaña la evangelización;
en el ministerio que el Señor me ha dado ese carisma acompaña
el anuncio del evangelio, hay personas que no entienden eso, tenemos una
evangelización una misa de sanación y se ora por los enfermos
y creen que si no se les toca no se van a sanar, eso es superstición
no es fe, la fe esta en Jesús y El actúa no hace falta tocar
a nadie, a veces el Señor sana a través de la televisión
y no tocamos a la persona, a veces sana a través del la radio y otras
a través del teléfono, yo no les digo esto para que me llamen
porque no alcanzo para tanta llamada. No hay reglamento para Jesús
sanar, pero donde vemos mas manifestaciones del poder de Espíritu
Santo en ese ministerio de sanación es especialmente en la evangelización,
de tal manera que si uno no puede evangelizar es como si estuviera haciendo
un ministerio a medias, si alguien me pide orar por los enfermos y no me
da tiempo para evangelizar yo le digo que no, no voy.
Yo fui invitado un día a predicar en una catedral, donde
el Arzobispo, yo venía de lejos a predicar a esa catedral era para
una novena a la Virgen, llegué allí y el celebró la
misa era normal siendo el la autoridad, después el predicó
y después en la comunión me pidió hacer una oración
por todos sus enfermos, el había predicado sobre el valor del sufrimiento
que es muy bueno, yo le dije " Monseñor Usted habló tan bien
del valor del sufrimiento que nadie se quiere sanar así, voy a perder
el tiempo" le dije "usted quiere que ore por los enfermos deme por lo menos
unos minutos para decirle a la gente que Jesús también sana,
el valor del sufrimiento redentor y el valor de la sanación como signo
que acompaña la proclamación de la palabra de Dios" el dijo
eso está bien, entonces yo prediqué quince minutos para dar
mi testimonio y poder decirle a la gente que Jesús también
sana, el acepta nuestro sufrimiento cuando se lo ofrecemos y le da un valor
de redención, pero también El quiere manifestar su victoria,
cada vez que Jesús sana a un enfermo nos recuerda que El ha vencido
el pecado y las consecuencias del pecado, y la enfermedad entró en
el mundo por causa del pecado, y la muerte entró en el mundo por causa
del pecado, son consecuencias no del pecado personal, sino del pecado original,
un niño de tres meses no ha hecho ningún pecado y si enferma
es porque pertenece al género humano y hereda las consecuencias del
pecado original de Adán y Eva, y cuando Jesús sana a un enfermo
nos vuelve a recordar que El ha vencido al pecado y cuando resucita a un
muerto nos vuelve a recordar su victoria sobre el pecado original, y su propia
resurrección fue la gran señal de su victoria sobre el pecado,
El resucitó victorioso del sepulcro para no volver a morir y nos da
la seguridad de que nosotros también resucitaremos todo. pero lo peor
es pensar que no todos van a resucitar para la misma suerte, unos dice el
profeta Daniel resucitarán para su eterna salvación, y otros
resucitarán para su eterna condenación.
Pensándolo bien eso es de pánico, por eso es urgente
evangelizar a nuestros hijos a nuestros familiares a nuestros amigos a nuestra
comunidad para que ellos también tengan la gran bendición de
la resurrección final para su eterna salvación, porque sino
pueden seguir andando por camino extraviado y no saben a donde le lleva eso,
no tienen ni idea de lo que va a pasar después de su muerte, ustedes
deben comunicarles lo que ustedes saben acerca de Dios de la vida eterna,
del Cielo del Infierno que sepan que eso existe, y entonces en la evangelización
cuando proclamamos a Jesús el Señor que vino a este mundo por
nosotros los hombres y por nuestra salvación ,que murió por
nosotros y resucitó para darnos a nosotros la vida eterna, cuando
proclamamos estas verdades, este primer anuncio de Jesús, muchas veces
el señor acompaña la proclamación de su palabra con
signos que vienen a dar credibilidad a su palabra. Traten de comprender que
el ministerio de sanación es algo muy normal en la evangelización.
A veces terminamos un retiro o una misa de sanación
y se te acerca gente y me dice " padre impóngame las manos" Y yo les
digo acabamos de terminar, déjale al Señor el tiempo de obrar.
hay cierta superstición, piensan que tocándolos se van a sanar,
yo les dije en Italia " usted está muy equivocado al querer tocarme,
acuérdate que cuando Jesús entró en Jerusalén,
El entró sentado en un burrito y si la gente tocaba al burro no recibía
nada, ¿verdad?, yo soy como el burrito que lleva a Jesús, toca
a Jesús pero no a mí, si tu tocas al burro no vas a recibir
nada" Hay que tratar de orientar a la gente a purificar su fe.
Es interesante que la gente descubra que los carismas son dones
a través de los cuales el Señor actúa respondiendo a
una oración pero no es cuestión ni de tocarles, "póngame
la mano, póngame la mano ahí", yo digo "no pongo la mano en
ningún sitio lo más es ponerla en la cabeza, pero déjeme
tranquilo".
Hay brujos que ponen la mano donde le duele a la gente pero
nosotros en el ministerio de sanación no hacemos eso, es la fe; la
imposición de manos sobre la cabeza, sobre los hombros no está
mal pero no es eso lo que sana, es un signo de compasión nada más
, el que sana es Jesús, con el poder de su Espíritu y si ustedes
van a orar por una persona traten de aprovechar de su visita a un enfermo
o aún vecino para evangelizarlo un poquito, evangelizar no se hace
solamente desde el púlpito o de la televisión o de la radio,
se puede hacer en un diálogo personal con el enfermo que tu visitas,
háblale algo de Jesús, háblale algo del valor su sufrimiento
que lo ofrezca y pida con el que el señor le libere, porque Jesús
ha tomado sobre si todas nuestras dolencias, nos dice el profeta y por sus
santas llagas somos curados y es un buen momento para presentar a Jesús
a tu enfermo ayudarlo a reflexionar, tu puedes evangelizar cada vez que tu
oras por un enfermo. Todos los carismas acompañan a la evangelización,
son dones maravillosos para fortalecer la evangelización , ya sea
una evangelización desde el púlpito o en una visita privada
o por teléfono, a través de una carta, tu aprovecha para decir
algunas palabras a la persona y puede el señor actuar a través
de tu carta, les digo que una de las sorpresa de mi vida es ver como mi librito
JESÜS ESTÄ VIVO está evangelizando.
Yo he recibido cartas de Hungría de una señora
que me decía que leyendo JESÜS ESTÄ VIVO se sanó
de su artritis durante la lectura, yo me preguntaba como podía ser
si el libro no está traducido en húngaro y le volvía
a escribir preguntándole quién fue el que tradujo este libro
en húngaro, fue un padre jesuita que se le ocurrió traducirlo
y no me había dicho nada, entonces le dimos las gracias al padre que
lo tradujo. Ya acabamos de llegar a un millón de ejemplares, como
puede ser tan sencillo y circular tanto, parece ser que el Señor lo
utiliza como un medio para evangelizar, está traducido en 16 idiomas,
no lo digo esto para que lo compren porque ya hemos vendido bastantes, pero
es curioso, testimonios sencillos que mientras la gente lo va leyendo, algunos
crecen en la fe y hasta reciben bendiciones, sanaciones; que quiere decir
eso que la sanación acompaña la evangelización.