EL INCIENSO EN LA LITURGIA
EL INCIENSO
Humo perfumado
¡Suba nuestro incienso a Ti, oh Señor,
en esta oración de la tarde, ofrenda de alabanza!
I. En la liturgia
Uso y sentido simbólico-sacramental
Quemar incienso es un acto de adoración y de ofrecimiento (sacrificio);
es símbolo de la súplica que sube al cielo. Incensar determinados
objetos (cruz, altar, Biblia, cirio pascual, pan y vino...) o personas (ministros,
asamblea, cuerpo de un difunto...) durante la celebración, indica
respeto, homenaje, principalmente porque ve¬mos en ellos una referencia
a la persona de Jesucristo. El perfume recuerda la fragancia, el "buen olor
de Cristo" (d. 2Co 2, I4- I7) que se difundirá donde el evangelio
haya sido anunciado:
• En las celebraciones festivas, se llevan los incensarios
humeantes en la procesión de entrada, se inciensa la cruz, el altar,
el libro de los Evangelios, al presidente y a la asamblea, las ofrendas;
el pan y el vino consagrados.
• En la liturgia de las horas, está previsto quemar
incienso durante el cántico evangélico (cántico de Zacarías
y cántico de María), así como la incensación
del altar, del presidente y del pueblo.
• En las exequias, se asperja y se in¬ciensa tanto
el cuerpo como el túmulo, al final de la celebración.
• Se quema incienso sobre el altar que se está dedicando;
en la dedicación de una iglesia ('casa de oración') se inciensa
toda la iglesia y al pueblo ('templo vivo, en el que cada fiel es un altar
espiritual'). El altar en llamas y el humo del incienso, ha-cen recordar
el fuego que bajo del cielo para consumir la ofrenda (2 Cr 7,1; IR 18,38).
• Se usa el incienso en algunas bendiciones (RB 26).
Hay incensarios de varias formas y materiales: de plata, de barro. Aquí
es necesario aplicar la ley de la adapta¬ción a la cultura de
cada pueblol3.
2. Enraizamiento cósmico y cultural Vida cotidiana, tradiciones religiosas
Quemar incienso, hecho con una resina perfumada, es un rito
que existe en muchas culturas, inclusive en las culturas precolombinas en
nuestro continente. Se aprecia por el humo que sube a los cielos, la morada
divina, y por el olor agradable a los dioses. Es señal de felicidad,
bienestar, vida eterna. En el antiguo Egipto, se le consideraba como un guía
para el más allá. En algunas culturas se usa para purificar
el ambiente o alejar los malos espíritus (sahumerio).
Humo oloroso, como homenaje al Señor.
Hasta fines del siglo IV no se usaba el incienso en la liturgia
cristiana, probablemente porque se le asociaba con la obligación de
ofrecer incienso a la imagen del emperador, como a un dios. Muchos cristianos
fueron martirizados por que se negaron a rendir ese culto.
Se acostumbra quemar el incienso en incensarios o sahumerios.
Actualmente se usan también varitas de incienso que se queman en casas
privadas o lugares de trabajo, con un sentido religioso -invocar a la divinidad
y darle culto-, para espantar espíritus malignos, o simplemente para
perfumar el ambiente.
Se usa el incienso por su perfume (del latín per fumun: por
medio de humo olorosa). Sin embargo, el perfume se usa también en
otras formas: en el agua de colonia, o agua perfumada para lavar las manos,
o para lavar el piso, en los aceites perfumados, inclusive en la liturgia
(el santo crisma, por ejemplo).
Desde donde sale el sol, hasta su ocaso, se ofrecerá en todo lugar
un sacrificio de incienso y una ofrenda pura (cf. Ml 1, 11).
3. En la Biblia
Quemar incienso equivale al ofre¬cimiento de un sacrificio; es una ala-banza
de olor agradable dirigido al Se¬ñor, un gesto de expiación,
oración y adoración (Núm 17,12; Sab 18,21; Sal 141.2;
Mal,ll; Ap 5,8; 8,2-4...) Un sacrificio de perfumes se ofrece cada mañana
y cada tarde, como gesto de alegre adoración (Éx 30,7-9; Lc
1,9-11). Se debía preparar el incienso con mucho cuidado (Éx
30,34-38); incluso había talleres especiales para esta preparación.
El incienso con las oraciones de los santos, subió delante de Dios
(Ap 8.4).