EL ORO DE COLÓN
Más sobre el oro; pero
no negro: amarillo. Encontrarlo era el sueño supremo de Cristóbal
Colón y de sus patrocinadores, Fernando e Isabel, los <<Reyes
Católicos>>. Gente de fe sincera, verdaderos creyentes -más
allá de las debilidades humanas- en Jesús, el pobre por antonomasia.
Entonces ¿por qué este afán? Los historiadores no nos
lo dicen. En su misticismo, Colón (para quien se habló incluso
de un proceso de beatificación) no estaba motivado en absoluto por
razones comerciales, sino religiosas: no sólo quería llevar
el Evangelio a otros pueblos, sino también encontrar en las indias
occidentales el oro para financiar una nueva gran cruzada, que llevaría
a los españoles a cruzar el estrecho de Gibraltar, invadiendo el áfrica
musulmana, y desde allí, avanzar hacia Jerusalén, para reconquistar
el Sepulcro perdido trescientos años antes.
Hasta recordó a los reyes en su testamento el compromiso
para esta cruzada, que no se realizó sobre todo por el estallido de
la Reforma protestante, que dividió para siempre la comunidad cristiana.
Es un elemento que pocos conocen y que viene a corroborar las motivaciones
religiosas, frente a las económicas y políticas tal como quiere
la historia laicista), de la marcha hacia Occidente de la catolicísima
y difamada España.