HISTORIA DE LA IGLESIA
EPOCA NUEVA
PRIMERA PARTE: DE ROMA HACIA AVIGNON (1294-1309)
CAPITULO IV
EL PAPADO AVIGNONENSE (1309-1378)
Clemente V
1.- Las premisas.
Podemos preguntarnos en este capítulo ¿El cambio
hacia Avignon fue casual?.
1.1.- La inseguridad de Roma:
La primera razón que se aduce es la de la situación
de Roma. Era una ciudad dividida en facciones nobles (Colonna, Orsini, Caetani),
por la presencia de los Angioini, por la amenaza imperial, y por el incipiente
movimiento comunal.
Los papas habiéndose negado a la ayuda del emperador,
buscaron refugio en localidades más seguras. Así los papas
en el 200 y en el 300 estuvieron más fuera de Roma que en la propia
ciudad. Las sedes en las que fueron elegidos y vivieron son: Perugia, Viterbo,
Nápoles, Anagni, Arezo.
1.2.- La política francesa:
Por un lado la Francia capetingia tendía a sustituir
su propia influencia por la alemana, por otro, esto llevaba a la asunción
de la máxima responsabilidad en el Estado Pontificio.
Cuenta Dupré Theseide que mientras estaba Gregorio X
en Lyon, llegaron los embajadores de Felipe el audaz y le aconsejaron que
sería bueno para él estar bajo el gobierno de del rey de Francia.
A esto el papa respondió de una manera vaga diciendo que era algo
que no dependía de él.
2.- Clemente V.
Clemente V (1305-1314) tuvo algunos problemas urgentes que resolver,
que los había heredado de sus predecesores:
·el proceso a Bonifacio VIII, querido por Felipe el hermoso, y aquel
contra los que atentaron contra el papa Caetani en Anagni;
·la necesidad de crear un colegio cardenalicio que no fuese inmovilizado
por los vetos;
·concluir la paz entre Francia e Inglaterra, para atender a la cruzada
·la cuestión de los Templarios;
·la grave situación que había en Italia, especialmente
en Roma.
El retorno a Roma estaba en el programa: Clemente lo prometió
y fijó la fecha para el 1311. Pero no lo llegó a realizar.
Era un hombre débil de salud y de carácter, para él,
el problema principal no era el bien de la Iglesia, sino el lugar donde se
podía encontrar mejor. Por esto en el 1309 estableció su lugar
de residencia en Avignon, territorio que era un feudo bajo la jurisdicción
de los Angioini de Nápoles.
Fue un papa nepotista. Cinco familiares fueron promovidos cardenal,
con lo cual reforzó el partido francés. Durante su pontificado
creó 24 cardenales, de los cuales 23 eran franceses y 1 inglés.
Frente al rey de Francia tenía una posición muy
débil. Existía el problema de la herencia bonifacia. Felipe
el hermoso insistía en el propósito de venganza y preguntaba
por la apertura de un proceso contra Bonifacio. Los del partido de Bonifacio
pretendían una condena de los culpables de la afrenta de Anagni.
La solución fue de compromiso. Los acusadores fueron
escuchados en la presencia de los defensores del papa difunto. Estos últimos
no combatieron las acusaciones, sino que se limitaron sólo a repetir
que un papa no puede ser procesado por el sucesor. Todo se concluye sin ninguna
sentencia. Mientras tanto con una bula se mostró la inocencia del
rey. Sciarra Colonna y los habitantes de Anagni fueron absueltos, excepto
los responsables del saqueo del tesoro papal.
Para testimoniar el favor hacia el rey canonizó a Pietro
del Morrone (no pues Celestino V), pero el rey no se contentó con
esto, y pidió la desaparición de los Templarios, a lo que tuvo
que ceder el papa.
2.1.- El proceso a los Templarios:
Las razones de la animadversión del rey de Francia hacia
los Templarios, son aún desconocidas. Fueron fundados en el 1119 en
Jerusalén por Hugo de Penyes y Godofredo de St. Omer. Su fin era para
defender los lugares santos y a los peregrinos. Eran llamados .Templarios.
porque su sede principal estaba en la zona llamada .Templum Salomonis.. Tenían
una regla inspirada en San Bernardo, que para ellos había compuesto
el .De laude novae militae ad Milites Templi.. Realizaban tres votos, más
el cuarto de defender los lugares santos y a los peregrinos. Se dividían
en tres categorías:
1.Chevaliers (nobles).
2.Freres sergents (escuderos)
3.Freres servants des metiers
Los miembros eran sobre 4000; de los cuales el 50% eran
franceses. Estaban bien organizados y con una fuerte disciplina, tenían
sus bienes bien administrados, como en general en las órdenes religiosas.
Su riqueza era menor que la de los cistercienses, o los mismos Hospitalarios.
A diferencia de estos administraban el dinero con un método moderno,
como un banco, que disponía de una gran liquidez, y que prestaban
sin interés. Tuvieron a finales del 1295 la administración
del tesoro del rey de Francia y que se restituyó en el 1303. Eran
por lo tanto muy estimados. Su campo de batalla estaba señalado por
el coraje y la devoción a la causa.
En el pasado habían tenido problemas por razones jurisdiccionales,
porque dependiendo del papa, habían entrado en conflicto con los obispos
locales. En el 200 hicieron los proyectos para una unificación de
las ordenes caballerescas, con vistas a una cruzada. Parecía lógico,
que antes de usar el dinero de los estados, se utilizase las riquezas ya
destinadas para este fin.
También se empezó a hablar de incontinencia sexual,
de excesos en el beber. Las ceremonias secretas para aceptar a los novicios
habían suscitado sospechas. Inesperadamente en el 1305 Felipe el hermoso
comenzó la lucha contra los templarios, siendo las razones muy oscuras.
Podemos conjeturar que:
·el rey tenía necesidad de dinero; el pretexto de utilizarlo
para la cruzada era una buena forma para apoderarse;
·la orden era un obstáculo para llevar a cabo la política
de reforzar el poder del estado deseado por el rey y sus ministros.
Todo comenzó cuando un francés Esquiu de Floyran (1305), que
afirmaba haber pertenecido a la orden lanzó una serie de acusaciones:
·en el momento de la admisión de los novicios, estos debían
pisotear el crucifijo y escupirle en la cara,
·debían renegar de Cristo,
·debían adorar un ídolo, llamado Bafomet,
·se manchaban con la sodomía, y otras cosas escandalosas.
Clemente, ante las incesantes presiones del rey, consintió
la apertura de una severa instrucción contra los Templarios. Parecía
que la cosa estaba en manos del papa. Pero el rey continuaba apresando a
todos los que vivían en Francia, y confiscaron todos sus bienes, haciendo
creer que la operación era con el consentimiento del papa, aunque
toda era obra suya. Invitó también a los demás soberanos
a hacer lo mismos en sus reinos.
Los interrogatorios fueron acompañados de torturas, que
daban los resultados queridos, porque la alternativa era: o confesar para
salvar la vida o no confesar y ser condenado a muerte. La mayoría
confesó todo aquello que le impusieron.
El papa estaba muy impresionado ante las confesiones de los
acusados. Ordenó a todos los soberanos que apresaran a los Templarios
y que confiscaran sus bienes en favor de la Iglesia.
La solución final se tomó en el concilio de Vienne,
el IX concilio ecuménico, celebrado entre el octubre del 1311 y el
Mayo del 1312. El objetivo era:
·resolver definitivamente el problema de los Templarios
·la fe de la Iglesia
·la cruzada
·la reforma.
El método usado era: se trabajaba y discutía en
las comisiones, estas pasaban el material al Consistorio que preparaba la
bula conclusiva. Esta venía leída en la sesión solemne,
sin voto y sin discusión.
Se llegó así a la disolución de la orden.
Se declaró concluido el proceso contra Bonifacio VIII. Para la cruzada
se acordó la concesión de los diezmos por seis años
y una vaga promesa de los reyes de Francia e Inglaterra. El concilio afrontó
algunas cuestiones doctrinales, como las relativas a la pobreza en la orden
franciscana, la condena de Pier di Giovanni Olivi y a la enseñanza
de las lenguas orientales en la universidad.
3.- La elección de Avignon. Los Papas.
1. Juan XXII (1316-34);
2. Nicolás V (1328-30), antipapa;
3.Benedicto XII (1334-42);
4.Clemente VI (1342-52);
5.Inocencio VI (1352-62);
6.Urbano V (1362-70);
7.Gregorio XI (1370-78).
La elección de Avignon no fue casual. El continuo desplazamiento
de Clemente V no le gustaba a su sucesor. Una administración además
tiene necesidad de una sede estable y fácilmente alcanzable. Avignon
estaba en una posición favorable. Estaba a mitad de camino entre Italia
y España. Se llegaba fácilmente desde Alemania y desde los
estados del Norte. Tenía una buena colocación estratégica.
Estaba bajo la jurisdicción del conde de Provenza, vasallo de la Iglesia
por el reino de Sicilia, estaba cerca de Francia sin ser un súbdito.
Tenía todas las ventajas para ser una buena capital, pero le faltaba
la apostolicidad, era una elección política, pero no espiritual.
Fue Juan XXII el que la eligió y el sucesor estableció
la curia. Clemente VI en el 1348 ofreció por la ciudad de Avignon
y su territorio 80.000 escudos de oro a la reina Juana I de Nápoles.
Por fuerza de esta legítima posesión, Avignon con el Condado
Venassino forma parte del Estado Pontificio hasta la Revolución Francesa.
Si examinamos el colegio cardenalicio en el periodo avignonense vemos la
preponderancia de los franceses. Los .limosini. constituían la facción
dominante. Podía dirigir la elección del papa a su placer e
influir en la elección cardenalicia de los mismos.
3.1.- El palacio de los papas:
Para evitar el desorden de la época de Clemente V, Juan
XXII decide de sistematizar su curia de forma digna y funcional. Restauró
el palacio del obispo. Hace construir las torres angulares y establece sus
habitaciones en la parte Sur. En la parte Este viene colocada la cocina,
el comedor y el consistorio. El resto de la corte viene a alojada en la zona
Oeste. Además el palacio de los papas asume una propia fisonomía
bajo Benedicto XII, que construye el Palacio viejo, mientras el Palacio nuevo
fue obra de Clemente VI.
3.2.- El conflicto con Ludovico el Bávaro:
Después de dos años y tres meses de cónclave
fue elegido Giacomo Duèse de Cahors, que tomó el nombre de
Juan XXII (1316-1334). Fue un papa de alto perfil. Tenía una buena
preparación teológica y era un magnífico administrador.
Pero era un doctrinal sobre todo rígido y un decidido sostenedor de
los intereses franceses.
El hecho dominante de su pontificado fue el conflicto con el
imperio germánico. A la muerte de Enrique VII, la mayoría de
los electores eligieron al duque Ludovico de Baviera con el nombre de Ludovico
IV (1314-1347), mientras el partido de Ausburgo había elegido al duque
Federico el Hermoso de Austria, nieto de Rodolfo de Ausburgo (1314). El papa,
al que habían acudido los dos contendientes se declara neutral; su
pensamiento era que en caso de duda debían esperar a que la Santa
Sede dirimiera el caso. Y tal postura la mantiene también después
de la victoria de Ludovico en Muhldorf (1322).
Se abre un conflicto por la cuestión de Italia. Según
la teoría de la curia, Juan XXII reivindicaba para el papado, como
vicario imperial, el derecho de gobernar Italia durante el periodo de sede
vacante de la corona imperial. Por tanto declaró la .vacatio imperial.
y confirmó a Roberto de Angió en calidad de .vicario imperial..
Ludovico reacciona y va hacia Italia en el 1323 como su vicario Bertoldo
de Neiffen. El papa que estaba bajo el influjo francés, ordenó
deponer en tres meses el gobierno de Alemania, y la decisión fue tomada
por la Santa Sede. (Octubre 1323).
Ludovico protestó en Nuremberg (diciembre 1323), acusó
al papa de ser un promotor de herejías y apeló a un concilio.
El papa lo excomulgó y desvinculó a los súbditos de
la obediencia (23 marzo 1324). Ludovico acusó de nuevo al papa de
hereje por la definición que había dado sobre la pobreza de
Cristo en contra de los franciscanos más rígidos, por lo que
no lo consideraba papa legítimo.
Comienza una batalla literaria, con una amplia producción
de libros polémicos. En primer lugar estaban los franciscanos espirituales.
Occam escribe el .Dialogus de imperatorum et pontificum potestate. (1347).
En este y en otros tratados sostiene la tesis de que el primado del papa
no es una institución absolutamente necesaria, derivada de Cristo.
Ludovico en 1327 llega a Italia y el 17 de enero 1328, se hace
coronar emperador en Roma, en nombre del pueblo romano por Sciarra Colonna.
Después hace declarar a Juan XXII depuesto del pontificado como herético,
y hace elegir como antipapa un franciscano italiano, de la facción
de los espiritualistas, Pedro de Corvara, que toma el nombre de Nicolás
V (1328-1330), como respuesta el papa de Avignon proclamó la cruzada
y Ludovico debió volver a Alemania donde las posiciones eran muy fuertes.
Una reconciliación era posible pero no era este el pensamiento
del pontífice, que, en los últimos años, fue implicado
en una disputa teológica sobre el estado de las almas de los justos.
En algunas predicaciones de 1331 él había dicho que el alma
de los justos, incluyendo la Virgen y los apóstoles, llegaría
a la visión beatífica de Dios sólo después del
Juicio Universal. Se desencadenó una violenta polémica y en
el lecho de muerte se retracto de estas posiciones.
Con su sucesor, Benedicto XII (1334-42) la reconciliación
era posible, pero hubo obstáculos ya sea por Felipe VI de Francia
o por Roberto de Nápoles. en Alemania se tomo mal el hecho, produciéndose
una fuerte reacción nacional. Los obispos firmaron una carta colectiva
con la petición de una reconciliación. Los príncipes
electores juraron una liga perpetua para la defensa de los derechos y el
honor del imperio. Así mismo, proclamaron por acuerdo que el emperador
elegido no tendría necesidad de ninguna confirmación papal
para asumir el título de rey para gobernar los territorios del imperio
germánico (16 julio 1338 en Rhens). En la dieta de Francfort se reafirman
en el mismo sentido. Al papa sólo le quedaba el derecho de coronar
al elegido.
En 1341 se produce un cambio, Ludovico con el pretexto de casar
a su hijo Ludovico, marqués de Brandeburgo, con su cuñada Margarita
Maultasch, condesa del Tirol, disuelve por su propia autoridad, con el consejo
de Marsilio y Occam, el matrimonio existente con anterioridad de Margarita
con el príncipe Juan Enrique de Bohemia. El papa reacciona (Clemente
VI) y excomulga a Ludovico el Bávaro, invitando a realizar una nueva
elección. La muerte de Ludovico abre el camino a Carlos IV de Luxemburgo,
marqués de Moravia, hijo del rey Juan de Bohemia y nieto de Enrique
VII. Fue definido .Rex clericorum. por cuanto debía conceder a la
curia de Avignon, sin dañar los derechos del imperio y de la nación.
Fue un notable emperador.
4.- La corte en Avignon.
La corte pontificia se presenta como una familia en torno al
papa,. Comprendía los familiares del papa y los oficiales de la Sede
Apostólica. Es un conjunto en torno a 650 personas
Para el gobierno de la Iglesia, estaba el papa ayudado por algunos órganos
que hacían las veces de verdaderos ministerios:
·la Cancillería (con funciones deliberativas);
·la Cámara Apostólica (tesoro);
·la Rota;
·la Penitenciaría;
·la Casa del papa.
4.1.- La Cancillería:
Constituía el centro motor del gobierno. Estaba presidida
por un Vicecanciller, que con Clemente V era siempre un cardenal. Formalmente
debía .expedir las cartas.. En realidad su cometido era el de decidir
sobre las cuestiones de política eclesiástica. Se ocupaba de
las relaciones con los príncipes, los legados y nuncios, vigilar sobre
los estados de la Iglesia y responder a las demandas de favores y beneficios.
Comprendía 7 oficinas:
·de las Súplicas;
·de los Exámenes;
·de las Minutas;
·de la Grossa (la redacción definitiva de los documentos en
littera grossata);
·del Corrector;
·del Sello;
·del Registro.
La actividad mayor estaba unida a la respuesta a las súplicas.
Éstas, salvo la respuesta negativa, debían ser redactadas en
el estilo de la curia. Eran presentadas al papa que, si consentía,
hacía escribir: .Fiat, fiat ut petitur..
4.2.- La Cámara Apostólica:
Era un verdadero ministerio de las finanzas, puesto en las dependencias
papales. Era conducida por el Camerarius, siempre un obispo, destinado al
cardenalato. Podemos decir que en un cierto sentido era el brazo derecho
del papa, encargado de enviar las cartas más delicadas en nombre del
papa. En el siglo XIV la Cámara recibía la jurisdicción
civil y criminal para los estados de la Iglesia.
Para las causas había un tribunal. En primera instancia
era competencia del auditor de la Cámara y el viceauditor. El debate
venía entre el procurador fiscal y los abogados fiscales. En última
instancia era competencia del camararius, cuya sentencia era definitiva y
juzgaba. La Cámara disponía también de una prisión.
Los recursos de la Cámara comprendían las entradas
de los estados de la Iglesia, los censos de los estados vasallos, el dinero
de S. Pedro y sobre todo el disfrute de los beneficios eclesiásticos:
·Servicios comunes: era la tasa pagada en el acto de elección
de un obispo o abad, y correspondía por Bonifacio VIII a un tercio
del rédito de las mesas episcopales, que superaban los 100 florines.
La mitad de ellas eran para la Cámara y la otra mitad para los cardenales
presentes en la curia.
·Décima: impuesto extraordinario, la décima parte del
rédito neto de un beneficio en una ocasión particular y de
urgente necesidad.
·Servicios minutas: era lo que tenían que donar los nuevos
electos al personal de corte y a los cardenales.
·Sagrada: con ocasión de la consagración de un obispo
o de la bendición de un abad, tenían que pagar una tasa que
venía dividida entre el personal de la curia.
·Derechos de Cancillería: Eran las tasas para pagar en algunas
ocasiones, como por ejemplo, el envío de una bula.
·Anual: cuando un beneficiado tomaba posesión de un beneficio
debía pagar una tasa correspondiente a los frutos del mismo en el
primer año.
·Sedes vacantes: eran los réditos de los beneficios vacantes,
durante todo el tiempo que estaba en esta situación.
·Derecho de espolio: cuando moría un obispo o un abad los colectores
de la Cámara apostólica tenían el derecho de coger todo
lo que se encontraran, dejando a los herederos lo que restaba.
·Subsidios caritativos: era en realidad un pretexto para una nueva
tasa.
·Procurationes: tasa que debían pagar cuando un obispo no hacía
una visita, que era obligada de hacer.
4.3.- El tribunal de la Rota:
Para dirimir los numerosos litigios no eran suficientes los
capellanes del papa o auditores de las causas. En su poder sólo estaba
el instruir las causas, pero las sentencias eran del papa, con el aumento
de las causas y de los recursos, fue necesario crear un aparato de justicia.
En primer plano estaba el Consistorio Apostólico, corte de justicia
donde los jueces eran el papa y los cardenales (Audiencia cardenalicia),
u otros jueces con poder delegado (Audiencia de las causas del papacio Apostólico).
Clemente V en el 1309 había encargado a un colegio de auditores de
ocuparse de las discusiones de las causas. En el 1337 aparece el nombre de
Rota. Introducida la causa, se designaba el auditor, citando por tres veces
a la parte adversa. La causa se iniciaba cuando la campana de la catedral
tocaba tres veces.
4.4.- La Penitenciaría:
Tenia la labor de absolver los pecados reservados y de levantar
las excomuniones y se ocupaba de las irregularidades y las dispensas. El
jefe era el penitenciario mayor que era un cardenal ayudado de personal cualificado,
que conocían varias lenguas, y que eran capaces de escribir las cartas.
4.5.- La casa del papa:
Tenía un amplio personal que se ocupaba de la vida cotidiana.
Una recompensa muy importante era la de entrar a formar parte de los capellanes
del papa; que contaban con los oficiales y tenían diversos privilegios,
unos grandes estipendios y un status importante.
5.- El retorno del papa a Roma.
Mientras que los papas estuvieron en Avignon la situación
en Italia y en el estado pontificio se precipitaba. Muchas ciudades se rebelaron
contra el dominio de los papas. La restauración del poder pontificio
en Italia estaba condicionado a un retorno de este a Roma. Esto lo lleva
a cabo el cardenal Egido de Albornoz, con dos expediciones (1353-57, 1358-67)
devolvió orden y restituyó el poder papal en el estado pontificio.
El retorno del papa era querido por toda la cristiandad menos
por Francia. El primero en empeñarse seriamente fue Urbano V (1362-70,
era benedictino), fue un papa pío, lleno de celo por la reforma, iluminado.
Es venerado como beato. A pesar de la protesta del rey de Francia y de los
cardenales franceses, en 1367 dejó Avignon y se trasladó a
Roma donde fue acogido con entusiasmo. No obstante la situación no
era todavía segura, por lo cual el papa, a pesar de la amonestación
de Sta. Brígida, en otoño de 1370 volvió a Avignon,
donde poco después murió.
En este punto la situación se hace explosiva, por un
lado por el duro gobierno de los legados franceses, y por el otro por la
propaganda de Florencia que incitaba a la rebelión. Es elegido Gregorio
XI (1370-78), que declaró la guerra a Florencia (.guerra de los Ocho
Santos.), excomulgando a la ciudad. Este papa enérgico de 42 años
mandó sobre Italia las tropas bretonas que había reclutado
él mismo. Los soldados se sobrepasaron de tal manera que el odio en
la ciudad creció desmesuradamente.
Sta. Catalina de Siena puso empeño para que el papa volviese
a Roma. No obstante la decisión ciertamente procede del propio papa,
fue él quien quiso proceder después de haber llevado a cabo
una total regulación. En particular la santa le alentaba a venir sin
concesiones y desarmado. El papa buscó volver con una suficiente dotación
financiera y se hizo acompañar de 2000 soldados, dirigidos por Roberto
de Turenne. Así en enero de 1377 el papa entraba en su ciudad. Desde
este momento la residencia papal será el Vaticano y no el Laterano
como lo había sido en los siglos pasados, a pesar de todas las esperanzas
de la santa, la situación no había cambiado, así termina
el exilio y comienza el cisma.
6.- Avignon en la historiografía.
Es un caso historiográfico muy delicado, los juicios
hasta no hace mucho tiempo estaban divididos, contrapuestos, por una parte
estaban los italianos y los alemanes, y por otra los franceses.
Estos historiadores dependían de cuanto habían
dicho los contemporáneos, para los cuales, Avignon era .Babilonia.,
y el periodo pasado allí por lo papas venía juzgado como exilio,
cautividad, llegando incluso al punto crítico de identificar al papa
con el Anticristo. El conflicto se produce sobre la valoración de
la permanencia en Avignon, que para unos sería negativo en tanto en
cuanto supone el origen del centralismo administrativo, de la fiscalidad,
del nepotismo, de la relajación de costumbres; y para otros positivo,
ya que habría permitido al papado, organizarse mejor, atender a las
artes, a la cultura y promover las misiones.
Se preguntan también sobre la relación con Francia
(¿Los papas fueron capellanes o siervos de los reyes franceses?),
con Italia, con el imperio, y con el pueblo cristiano. Otras preguntas se
refieren a la relación papa-cardenales, donde estos últimos
adquieren derechos con respecto al papa, llegándose incluso a concebir
la Iglesia romana como un conjunto de papa y cardenales. Pretendían
ser de derecho divino y por lo tanto condicionar al papa.
Tras la apertura de los archivos vaticanos por León XIII,
fue posible acceder al enorme material, ahí conservado. Mollat ofrece
una reconstrucción histórica objetiva, informada, segura, capaz
de reconocer debilidades y errores, sombras, pero también luces, de
esta visión no podemos prescindir. No obstante falta la lectura eclesiológica,
que nos ofrece Dupré Theseider, el cual ha sacado a la luz el aislamiento
de Bonifacio VIII contra el cardenalato, .dominado de una clara tendencia
oligárquica.. Pero después ha afirmado con claridad que el
nudo del problema no era esta o aquella ventaja, el juicio no era sobre el
valor de la administración, o la capacidad de la fiscalidad, sino
por el hecho inequívoco de que el papa es tal por ser obispo de Roma.
En contra de la visión anterior se muestra John E. Wrigley,
que afirma que la colocación de Avignon era mejor que la de Roma,
al estar más centrada y segura; la curia de Avignon pudo por tanto
experimentar una administración más eficiente, que permitía
al papa, jugar un papel más marcado desde el punto de vista económico
y político. Para él el error no fue ir a Avignon sino volver.
El cisma fue su consecuencia.
Raoul Manselli dice que la oposición entre la iglesia
espiritual y la carnal fue uno de los componentes de la vida del papado en
Avignon. También hay que destacar el distanciamiento cada vez mayor
entre el pueblo y la jerarquía, la cual se centró nada más
en consolidar su status cuasi de corte principesca, dejando de lado la iglesia
espiritual.
Jean Favier, ha sacado a la luz las reacciones del clero francés
a la vuelta a Roma y a la consumación del cisma. El clero se acostumbró
a tener el papa en Avignon. El clero se tomó el cisma casi como un
retorno a Avignon, similar al de Urbano V. Por tanto el pueblo cristiano
en el inicio no permanece traumatizado, para el pueblo lo importante es tener
los sacramentos, del cisma se ocupó el clero instruido, los universitarios,
los políticos.
Edith Pásztor ha manifestado que las premisas del cisma
ya estaban en Avignon. Los cardenales en los 70 años de permanencia
en Francia se habían constituido en una oligarquía, en manos
de las grandes familias francesas e influenciadas por el rey, excluyendo
a los italianos. Prevalece en ellos el interés político, quieren
reducir el poder del papa, y condicionarlo, y les molesta el discurso sobre
la reforma.
Con Urbano V el contraste con los cardenales se hace evidente,
por lo cual, con el fin de volver a Italia, debía crear cardenales
que le fueran fieles. La elección de Gregorio XI se debe al favor
de los .limosini., que pensaban así evitar la vuelta a Italia.