SAN ENDEO DE ARÁN
542 d.C.
21 de marzo
En la tierra evangelizada
por san Patricio, Irlanda -la antigua Hibernia-, hubo en siglos posteriores
gran número de santos, especialmente monjes, que estabilizaron, con
su santidad de vida, el cristianismo, allí donde hasta hacía
poco reinaban pueblos paganos. Llevaban nombres difíciles de pronunciar
para nosotros, latinos: santas Hijas de Enach, san Henan, san Comgall, san
Enan de Druim-Indich, san Enan de Inis-Aego, san Enddwyn de Llanenddwyn,
san Emyr Llydaw, etc. pero cada uno de ellos brilló en su tierra con
la luz de la gracia de Cristo, que se extendió en la sociedad todavía
medio pagana de su tiempo.
A esta incompleta lista, debe añadirse san Endeus (Enna,
Enda o Endeo), abad de Aran, que nació en el siglo VI en Oriel, en
el Ulster, hijo de Conall-Derg, señor local, a quien sucedió
al frente del país después de su muerte.
Las exhortaciones de su hermana santa Fanchea, abadesa de un
monasterio, le hicieron decidirse a abandonar el mundo y abrazar la vida
monástica, que entonces no estaba debidamente organizada en monasterios.
Con el tiempo y los medios de la época (a pie o a caballo), se trasladó
a Roma para rendir homenaje a las tumbas de los Apóstoles, en la capital
del mundo de entonces, que precisamente por aquellos años, después
de la caída del multisecular Imperio Romano, veía la afirmación
de la hegemonía política y religiosa del papado católico;
aquí también fue ordenado sacerdote.
A su regreso de Roma, obtuvo de Oengus, rey del Munster en aquel
tiempo, la concesión de la isla de Aran (o Arn), en la Bahía
de Gallway, donde fundó un célebre y primer verdadero monasterio
en Killeaney, donde entre otros se formaron san Clareano el joven y san Brendano.
Antes de afincarse en Aran, había fundado otra comunidad y una iglesia.
Tal fue la fama adquirida por el abad Endeus y su monasterio, que la isla
vino a ser llamada «Aran de los Santos»; la iglesia principal
todavía se llama Kill-Enda, y también en el cementerio de la
isla hay una capilla llamada «Teglach-Einne», donde el santo
abad, muerto hacia el 542, fue enterrado.