HISTORIA DE LA IGLESIA
EPOCA MEDIEVAL
SEGUNDA PARTE: EL SIGLO X
HISTORIA DE LA IGLESIA
EPOCA MEDIEVAL
SEGUNDA PARTE: EL SIGLO X
CAPITULO I
1.- INTRODUCCIÓN:
Comenzamos
con una visión de conjunto sobre los pueblos y la iglesia occidental
en la época post-carolingia. Es necesario acercarnos al fin del siglo
IX , para situarnos cronológicamente. La Iglesia de este período
se basa sobre aquella iglesia del imperio romano que se ha desarrollado durante
más de medio milenio.
En Occidente
la concepción es diversa, en cuanto la unidad del imperio romano de
occidente estaba dividido en reinos independientes, dominados por soberanos
germanos.. La iglesia había tomado, frente a ellos, una actitud reservada
y se había creado una independencia, la cual no existía en
el imperio Bizantino..
Bajo los
carolingios la iglesia perdió un poco su independencia anterior; especialmente
bajo Carlomagno, el cual se consideró verdadero jefe de la Iglesia
franca. Si podemos usar el término Iglesia-estado (anacrónica
para el primer medievo) : era marcado por recíproca y armoniosa colaboración.
Este imperio franco se quebró en el curso del S. IX., y aunque la
iglesia va a seguir hacia adelante, debe adaptarse a las nuevas situaciones
que van surgiendo.
2- IMPERIO CAROLINGIO.
En el
siglo IX asistimos poco a poco al desmoronamiento del imperio creado por
Carlomagno. La unidad del imperio carolingio fue jurada solemnemente en la
Ordinatio Imperii (817), por Ludovico, el pío, su familia
y los nobles francos y la jerarquía eclesiástica franca. Esta
solemne Ordentio se deshizo pocos decenios después a causa de los
pleitos de los propios hijos de Ludovico, el cual fue depuesto por ellos
dos veces : 830 y 833.
En el
año 841 las tensiones degeneraron por vez primera en una batalla sangrienta,
que supuso el símbolo de la descomposición de todo el imperio.
Tenemos también como acontecimiento importante el tratado de Verdun
(843); que fue en la práctica una división del imperio, dando
forma a lo que después serían las naciones europeas.
Por el
tratado de Verdun el imperio se dividió en tres partes:
1.- Occidente: Para Carlos, el calvo.
2.- Central: Para Lotario I.
3.- Oriental: Para Ludovico, el germánico.
Con este
tratado, la Ordinatio perdió definitivamente su validez, en cuanto
ningún emperador tenía ya el poder supremo. El tratado de Verdun
era un tratado de paz y división; el resultado fue un mapa político
con fronteras internas francas, que parecen artificiales y casuales; aunque
sólo fue una división dinástica y no la podemos considerar
como una división entre estados independientes. Fue la división
por causa hereditaria. Un emperador con tres hijos que divide su territorio,
como se hacía antiguamente. Era un regreso y no un progreso. El reino
franco se definía todavía como un ideal, con una misma voluntad,
a pesar de la división.
Esta caída
del proyecto de Carlomagno es debido a la incapacidad de mantener en vida
una estructura organizativa, económica, militar, que superaba en efecto
las posibilidades de aquella época. Con un soberano como Carlomagno,
era posible llevar a cabo un imperio que cubría la gran parte de Europa;
pero sus descendiente no fueron capaces de hacerlo. Esta incapacidad se demostró,
sobre todo en lo que concierne a defenderse de los ataques externos; no sólo
había tensiones al interno, sobre todo entre las grandes familias,
sino que también existen enemigos externos (vikingos, sarracenos y
húngaros).
Podemos
entender que esta regionalización del imperio franco ha determinado
también la Historia de la iglesia, la cual sin duda alguna, se hubiera
desarrollado de manera diversa con el imperio franco.
Las fases
de los acontecimientos posteriores son las regiones. Y estas regiones llegan
a ser el núcleo de los futuros nuevos estados.
3.- DESARROLLO DEL IMPERIO (S. IX).
3.1. Francia.
La historia
de esta región (Francia) occidental comienza con Carlos el Calvo (840-877).
Era el hijo de Ludovico, el pío, y su segunda mujer, Judith. Esta
era muy ambiciosa y quería también un reino para su hijo. El
nacimiento de Carlos fue la ocasión, y a la vez la causa del desmoronamiento
del imperio, ya que debe dividir entre un hijo más. Carlos además
trató de influir sobre los demás reinos del imperio, pero sólo
obtuvo resultados en su parte.
Esta zona fue poco a poco un reino propio, dominada por miembros de la aristocracia
carolingia, como la de Aquitania. En esta zona, Carlos, había nombrado
como representante suyo a Bernardo Plantapilosa. Poco a poco se extendió
su dominio sobre otros condados, y así consiguió un principado
y comenzó a llamarse duque de Aquitania. También se fundó
el condado de Borgoña. Al noroeste existía un territorio ocupado
por los vikingos, que van a conseguir bajo el reinado de Carlos, el simple,
el condado de Normandía.
Durante el reinado de Carlos, el simple, (893-923), tuvo origen aquella familia
que va a dominar la historia francesa del siglo X, los Robertinis, que reinaran
con el nombre de Capetos, y que durante esta época consiguen una posición
dominante; fueron acumulando un condado tras otro, hasta alcanzar un territorio
propio. Este territorio se encontraba en el medio del poder central del imperio
carolingio. Uno de la familia Robertini, Hugo el Grande, va a recibir el
título de "duque de los francos", título que no había
existido anteriormente, pero que no hace ver la ambición de esta familia,
ya que fue nombrado segundo después del rey. Como sucesor de Carlos,
el simple, tenemos a su hijo Ludovico IV, el de ultramar, que fue elegido
rey por la nobleza franca. Su nombre proviene de su huida a Inglaterra, años
antes.
En el
año 987 los Robertini llegaron a ser rey, cuando un hijo de Hugo,
el grande, Hugo Capeto, fue elevado a la dignidad real, gracias a la participación
decisiva del obispo de --------
Este Hugo Capeto arrinconó al último descendiente de la dinastía
carolingia de Francia. Este cambio supone el fin de una época, y el
nacimiento de una nueva en la historia.
El nuevo
rey era muy astuto, había sabido manipular a los grandes para poder
ser elegido; pero a la vez era un hábil político. Con este
Hugo Capeto, muerto en el 996, estamos al inicio de una nueva historia en
Europa.
Como conclusión
podemos decir: la historia francesa del siglo X está marcada por un
debilitamiento del poder carolingio, frente a los nobles y sobre todo frente
a la familia de los Robertini. También vemos durante la época
incapacidad para defenderse de los ataques exteriores.
Esta familia va a suprimir de momento a los llamados soberanos tedeschi en
esta zona del imperio.
3.2- Lotaringia:
Es la
parte central del antiguo imperio carolingio. No tuvo una larga vida, porque
era de tal manera artificial que no pudo sobrevivir. De este territorio se
desarrollaron: La Provenza, la Alta Borgoña; es importante que aquel
principado de la zona central que se desarrolló fue Borgoña,
y que lo hizo a expensas del reino central. Se encontraba en los dominios
de la familia de los Guelfos, que eran los parientes de la madre de Carlos,
el calvo. Los Guelfos son una familia que tiene sus raíces en el imperio
franco. Después de la caída del imperio, una parte de esta
familia logrará dominar Borgoña.
La otra
parte era Lotaringia, así llamada no por Lotario I , que era hijo
de Ludovico, el pío, sino por Lotario II, su hijo. Este territorio
era la zona franca más antigua y central y el punto de partida de
toda la expansión de los Carolingios. Económicamente era la
más desarrollada y socialmente la más diferenciada. Era el
corazón del imperio franco antiguo.
En el
869, Lotario II moría sin descendencia, ya que no se le había
reconocido, el hijo que tuvo con otra mujer que no era su esposa (recordemos
los problemas con el Papa Nicolás I). A las pretensiones hereditarias
de su hermano, Ludovico, que era el emperador de Italia (850), se opuso con
energía Carlos, el calvo, rey de Francia Occidental, y Luis, el germánico,
rey del reino franco Oriental. Los dos tenían ambiciones por obtener
aquel reino. No tenían intención de dividirlo sino que cada
uno lo quería en su totalidad. Ambos se fundaban en las exigencias
geográficas que aducían en su favor: uno afirmaba que era mejor
agregar Lotaringia a Francia, y otro a Alemania. Por todo ello y para solucionar
el conflicto se llegará al TRATADO de Meerssen (870), con él
Lotaringia se dividirá en dos reinos. Tras él se producirán
numerosas tensiones, que llevaran a una milenaria lucha entre Francia y Alemania
por aquel territorio.
El proceso
de desmembración del imperio franco ha sido causado sobre todo por
factores internos. Aunque las incursiones de los Vikingos (Normandos), Húngaros
y Sarracenos han acelerado el proceso. Ya hemos hablado del tratado de Verdun
(843) por el cual quedó el imperio dividido en tres reinos. Italia
del Norte y Centro, pertenecían al reino de Lotario I, es decir al
reino central. Otra fecha importante es el 870 con el tratado de Meerssen,
realizado entre Carlos, el calvo, rey de Francia Occidental y Ludovico, el
germánico, de la Oriental, con el resultado de Lotaringia entre Francia
y Alemania. El reino itálico seguirá existiendo bajo Ludovico
II, hijo de Lotario I. Podríamos añadir también una
tercera fecha, 880 con el Tratado de Ribemont, con el cual Lotaringia pasará
íntegramente al reino franco oriental.
Hasta aquí hemos señalado en pocas palabras la evolución
de la región occidental hacia un estado francés. Los reyes
carolingios iban siendo cada vez más débiles durante el siglo
X, mientras las grandes familias aristocráticas resultaban cada vez
más autónomas y formaban principados, que sólo de nombre
estaban bajo el control del rey. Una de estas familias eran los Robertini,
que poseían grandes territorios en el corazón de Francia entre
el Sena y el Loira. Estos Robertini lograron en el 987, por vez primera,
se electo uno de ellos como rey, Hugo Capeto, pasando desde entonces a llamarse
Capetos y no Robertini. Es un gran cambio de dinastía y el fin de
la Carolingia.
Es interesante
saber que Capeto es una alusión a la capa de San Martín de
Tours. En efecto la ciudad de Tours pertenecía al dominio de los Robertini
y la capa de San Martín era una de las reliquias más sagradas
ya durante el imperio franco. Luego, los Robertini, eran los protectores
de aquella gran reliquia de los francos y por eso fueron llamados ya por
los contemporáneos de esa manera (Capati- Capeti).
Hay que
tener en cuenta que un siglo antes, ya un miembro de los Robertini había
extendido su mano sobre la corona francesa; Othon, conde París, pero
era un impostor, que se coronó rey de Francia en el 888. Pero los
tiempos aún no estaban maduros para el ascenso al trono de la nueva
dinastía. Debieron esperar un siglo más, para acceder definitivamente
al trono.
La Iglesia,
en este tiempo de descomposición, estaba siempre de parte de la unión
del imperio e incluso contribuyó a promover la unidad interna del
mismo. Las divisiones venían siempre de parte de los nobles y el clero,
sobre todo los obispos eran promotores de la unidad o por lo menos de los
varios reinos que se formaron lentamente.
3.3- Reino Oriental (Germania)
Aquí
nos encontramos algunas entidades nacionales que siendo parte del imperio
carolingio habían salvaguardado su entidad con instituciones, costumbres
propias, con lenguas diferentes; en muchos casos con delimitaciones
geográficas bien determinadas. Entidades políticas, de las
cuales ahora todavía es difícil encontrar una terminología
adecuada. La historiografía antigua habla ya de ducados de estirpe.
Y se referían sobre todo a la procedencia étnica. Hoy la historiografía
es más cauta al usar estos términos y no se ha encontrado todavía
una terminología aceptada por todos. En general podemos hablar de
principados o ducados. Eran cuatro o cinco.
3.3.1- El más importante
Era el de Baviera con Ratisbona como centro. Después de la deposición
de Tasilo 788 (por Carlomagno), esta Baviera era gobernada por condes en
nombre de Carlomagno. Pronto estos condes fueron llamados prefectos. Llegó
a ser pues, una colonia del imperio franco. Había perdido la autonomía
propia. En el 817 Ludovico, el pío, intentará la sucesión
al trono (Ordinatio Imperii), llegando a ser sometido por Baviera, Ludovico,
el germánico.
3.3.2 - Un segundo ducado
Era Suabia (Sur de Alemania hacia el Occidente), en torno al lago de Constanza,
donde se sitúan algunos famosos monasterios como el de San Gall fundado
por Colombano, el joven. A este ducado pertenecía la mayor parte de
la actual Suiza, teniendo una ciudad obispal como capital.
3.3.3 - El tercer ducado
Era Sajonia, que había sufrido mucho a causa de las guerras de conquista
de Carlomagno. En él la presión franca era particularmente
fuerte. La alta aristocracia Sajona se había lanzado rápidamente
a colaborar con la franca estableciendo vínculos matrimoniales. En
esta aristocracia sajona el lugar de preponderancia lo ostentaba la familia
Liudolfinghi.
3.3.4 - Otro ducado
Era Franconia, constituido por parte de la región central del antiguo
imperio franco y llegará a ser poco a poco en el siglo IX un principado
o ducado más o menos autónomo. Las familias dirigentes serán
los Guelfos y los Conradini.
3.3.5 - El último
Es Lotaringia, del que ya hemos hablado, y que oscilaba entre Francia y Germania,
a pesar de que aspiraban también a su propia autonomía. Esta
lucha autonómica se notará sobre todo a comienzos del siglo
X, cuando los grandes lotaringios trataron de afirmarse entre las dos potencias
(Carlos III, el simple, un carolingio, rey de Francia Occidental en el 911).
Pocos años después este esfuerzo queda infructuoso al pasar
Lotaringia a formar parte del futuro imperio germánico (925).
El rey del imperio franco Oriental se encontraba a la cabeza de una organización
política que era considerada multinacional. Esta división en
principados diversos, a la cual no era favorable la Iglesia porque pretendía
mantener sobre los varios principados o naciones la red de diócesis
constituida en tiempos de Carlomagno, correspondiendo también a las
exigencias misioneras llevadas a cabo durante el imperio franco; todo ello
no correspondía con la división de los ducados existentes.
A causa de todo ello el episcopado de aquella zona del imperio franco contribuyó
decididamente a la creación de un nuevo reino Franco Oriental.
Esta parte Oriental sufría mucho por la invasión de los Húngaros
que hacían reiteradas correrías sobre su territorio (ya lo
habían hecho en Moravia, Baviera y Turingia) desde los primeros años
del siglo X, los cuales llegaron hasta Lotaringia. También llegaron
a Italia. Pero sus incursiones siempre se reducían a breves entradas
para robar todo lo que podían abandonando el territorio a continuación.
En el 910 un ejército suabio, franco y bavarés, bajo el mando
del rey franco Luis, el niño, fue totalmente destruido por los húngaros.
El rey moriría en el 911, tras un infeliz gobierno. Tras su muerte
se tomarán decisiones que determinarán la estructura política
de la Alemania Medieval.
Como ya vimos, en Baviera, Franconia y Sajonia, se habían afianzado
las poderosas familias aristocráticas que formarán las dinastías
ducales. Este mismo proceso se trazará poco a poco en Lotaringia y
Suabia. Estos nuevos poderes se irán consolidando como instituciones
en sí mismas pretendiendo una mayor autonomía en el mismo momento
en que la dinastía carolingia, que cubría todo el territorio,
se extinguía. Se producirá el mismo proceso que en Francia.
El último carolingio Oriental fue Luis, el niño, tras su muerte
los grandes no pensaron ofrecer la corona al único representante de
aquella venerable dinastía, Carlos III, el simple, rey de Francia
Occidental, sino que dieron un nuevo paso.
El reino oriental adoptará el sistema de elección para proveer
la corona; será un dato fundamental para comprender la historia de
las dos partes del ex imperio franco. En Francia se afirmará una nueva
dinastía, la de los capetos. En Alemania el reino se constituye en
reino electivo. De este modo en la dieta de Noviembre del 911 celebrada en
Fochheim que reunió a los grandes de los ducados francos, sajones,
alemanes y de Baviera, fue elegido el nuevo rey que recaerá en la
persona del duque Conrado de Franconia, el cual estaba emparentado con al
dinastía de los carolingios, pero será el primer rey no carolingio
constituyendo una importante novedad. Su reinado fue muy infeliz, como el
de su predecesor, Luis, el niño. Los húngaros siguieron devastando
el reino. Además los duques de los cuatro principados no estaban dispuestos
a obedecer al rey que había sido elegido por ellos mismos. El rey
sólo podía contar, además del propio ducado de Franconia,
con el apoyo de los obispos. Este apoyo le costó hacer grandes concesiones
a la iglesia, liberando ampliamente al clero de la jurisdicción laica.
Supuso un primer paso hacia la colaboración en esta zona entre la
dignidad real y el episcopado.
De hecho el poder pasó cada vez más a los duques, lo cual no
puede ser considerado como algo negativo dada la debilidad del poder central.
En una situación tal de emergencia y sufriendo constantemente las
agresiones tanto de los vikingos, de los húngaros, como de los sarracenos,
las familias nobles de la región aplicaron el principio de subsidiariedad:"
lo que alguno de una región puede hacer independientemente de los
demás, lo haga; sólo cuando no sea posible con las fuerzas
regionales o locales, entonces se llegue a un nivel más alto". Este
era el principio que regía en este momento para defenderse mejor de
los continuos peligros de las invasiones.
3.4- Reino de Italia:
Con el
término Regnum Italicum no podemos entender en este momento ni durante
el medievo, toda la península itálica. Sólo se extendía
hasta Roma, perteneciendo el Sur de la península a otra jurisdicción.
En aquel momento el poder efectivo estaba en manos de poderosos marqueses
(Marchio), cuya dignidad es superior a la de los condes pero inferior a los
duques. Estos marqueses eran semejantes a los duques de la futura Francia
y Alemania; marqueses cuyos territorios no eran de las zonas de confín.
De hecho durante el imperio de Carlomagno, el imperio se defendía,
sobre todo en la zona Este con la elección de marcas (marche), que
eran también centros de defensa. En el siglo X ya no existía
esta connotación.
Los marqueses
más importantes eran tres:
1- Friuli. Al confín del oriente de la península.
2- Toscana. Que controlaba toda la zona apenínica, que manejaba el
paso de Italia Septentrional a la Central. Este marquesado era mucho mayor
que la actual Toscana.
3- Spoleto. Había perdido el carácter longobardo, a pesar de
las tradiciones antiguas en este sentido.
Junto
a estos tres grandes marquesados había pequeños condados que
luchaban por su propia autonomía. Los marqueses no eran descendientes
de las antiguas familias italianas sino que todos pertenecían a la
aristocracia franca venida a Italia. Entre ellos comienza una lucha encarnizada.
En el año 888 tras la deposición de Carlos, el gordo, último
emperador carolingio, se elige rey a Berengario I, marques de Friuli, tras
vencer a Widon de Spoleto, que estaba apoyado por un grupo de obispos lombardos.
Widon conseguirá, no obstante, una franja territorial de dominio que
iba de Brescia al lago de Garda, llegando a ser proclamado "Rex de
Italia" en Pavía. En el 891 fue coronado emperador por Esteban V,
Widon de Spoleto, en la basílica de San Pedro de Roma, por las presiones
a que estaba sometido el papa, ya que Widon pretendía apoderarse de
todo el Patrimonium petri. Fue el primero no carolingio que tuvo supremacía
sobre los marqueses, su dignidad imperial era sólo un poder regional
de Italia. Los papas estaban preocupados porque podían perder su independencia,
al estar cercados por los de Spoleto. Todo se complicará con la invasión
de los húngaros.
En el
915 fue coronado emperador Berengario I que obtendrá el mismo pobre
resultado que Widon. La Península itálica desde el punto
de vista político seguirá dividida. El mediodía estará
netamente separado del resto y sólo aquella parte del Norte y centro
recibirá el nombre de Italia o Regnum Italicum. El resto es denominado
Apulia. Hay todavía pequeños principados longobardos que han
sobrevivido, como el de Benevento. Podemos constatar también que las
ciudades costeras de Nápoles y Amalfi comienzan a desarrollar la propia
independencia como lo harán también Génova y Pisa en
el Norte. A pesar de todo estamos todavía al inicio de una evolución
hacia la autonomía de las grandes ciudades italianas.
Tratamiento especial merece Roma. Estaba como presa por la lucha de las facciones
hostiles de la nobleza romana, que querían ejercitar un influjo directo
sobre la propia elección del obispo de Roma. En general podríamos
decir que quien ejercía el mayor influjo era la familia de Widon de
Spoleto. Como hombre poderoso encontramos también después del
año 900 un cierto Teofilacto, el cual llevaba los títulos de
Dux Senatu Consul, que él mismo había inventado. Su hija Marrotzia
estaba casada con el duque Alberico de Spoleto y de este modo los Spoletini
tenían un influjo directo sobre los asuntos romanos.
Los papas
Sergio III (904- 911) y sobre todo el papa Juan X (914- 928), tienen
todavía cierta libertad de acción. Junto a la habilidad política
de Juan X hay que tener también en cuenta su alianza con los príncipes
italianos y con la participación de Bizancio. Esta triple alianza
liberó a Italia de los sarracenos al menos por un tiempo, el propio
Juan X participó en la batalla. En Roma, en diciembre del mismo año,
coronó emperador a Berengario por la ayuda recibida contra los sarracenos.
Pero Juan X empeñado en lograr una independencia del papado frente
a las familias nobles, fue finalmente depuesto por estas, encarcelado, muriendo
en el 928.
Este desmembramiento
del país dejó a Italia sin defensa, siendo de nuevo atacado
por los sarracenos. Estos tenían en la costa septentrional del Mediterráneo
(actual Francia) un fuerte llamado de Frassineto, que habían conquistado
en el 888, y desde ahí hacían incursiones hacia la costa italiana
y Francia meridional. Controlaban también los Alpes, por lo que impedían
la entrada de los peregrinos hacia la Península.
4.- INGLATERRA E IRLANDA
Las dos
islas en el siglo IX sufrían las invasiones de los vikingos (normandos).
En el 789 aparece por primera vez una flota escandinava en las costas inglesas.
En el 793 aparece otra en la escocesa, en el 795 en la irlandesa. Poco a
poco estas incursiones no son para el comercio o para el saqueo, sino para
la colonización.
Hacia
el 820 surge en Dublín un reino del Norte que se mantiene hasta el
1170. Ante la invasión escandinava la afirmación de la entidad
anglosajona le tocó a las regiones meridionales. Sólo el Sur
de las Islas Británicas estaba protegido de las invasiones vikingas,
concretamente el Condado de Essex, donde se refugia la literatura anglosajona;
el dialecto sajón occidental llega a ser el idioma de la literatura
y de la legislación. Este condado, además, era el puente de
unión con el Continente, y el que asumía la defensa contra
los escandinavos.
La reorganización
de los territorios fue sobre todo la obra de una serie de enérgicos
reyes. El primero de ellos, Alfred el Grande (871- 900), representa
ya aquellas tendencias nuevas. Es promotor de un movimiento espiritual que
trata de emular a Carlomagno, también en cuanto que quiere ser restaurador
de la Iglesia.
Fueron
luchas largas y ásperas, sin embargo, poco a poco, se puede extender
de nuevo el dominio anglosajón, siendo los sucesores de Alfred los
que la terminarán en el 954. Siguiendo un período de paz hasta
el año 1000 en que llegará una segunda oleada de vikingos provenientes
de Dinamarca. Los reyes anglosajones (954) habían establecido sus
dominios hasta las faldas de las montañas escocesas, siendo el rey
de Essex el que dominaba todo.
Con respecto
a la iglesia inglesa podemos decir que desde el rey Alfred hasta Edgar (975)
vive una gran regeneración. Comenzó con una restauración
de las diócesis y llegó a su culmen con una gran reforma monástica,
que se inspiró en modelos continentales. Tres obispos llevaron adelante
esta reforma:
1.- Aethelwold de Winchester.
2.- Dunstano de
, que será obispo de Canterbury, (+ 988).
3.- Oswaldo, Arzobispo de York (+ 992)
Estos
tres obispos colaboraron en la reforma y restauración del monaquismo
benedictino en Inglaterra inspirándose en modelos continentales. Hay
una rica literatura en anglosajón y latín; destacando el monje
Aelfric Grammaticus (+ 1020). Podemos ver la importancia de esta iglesia
en el sobresaliente papel de la cristianización de los escandinavos.
Esta iglesia aprendió primero cristianizando a los vikingos que estaban
en la propia Inglaterra, y en una segunda fase, los establecidos en la costa
oriental de Irlanda.
5.- ESPAÑA.
En el
año 711 los árabes deshacen el Reino Visigodo quedando un pequeño
reducto en la costa septentrional y sobre las montañas cantábrica
y gallega. Esto unido a la dificultad de las comunicaciones y a la mezcla
con el pueblo vasco de las montañas, hace que los godos se dividan
en grupos étnicos que serán los futuros estados.
Todos
estos grupos tenían varios puntos en común: en primer lugar
la lucha contra los árabes, en segundo lugar el aumento de la población,
que les empujaba a salir de las montañas y establecerse en las planicies.
Estas factores se presentan como vitales para los jóvenes estados
españoles.
El Reino
de Asturias encabezará estas luchas. Alfonso II (contemporáneo
de Carlomagno) hizo expediciones llegando hasta Lisboa, cambiando su capital
después de Oviedo a León. Posteriormente, en su avance conquistador,
llegarán hasta la parte superior del río Duero, fundando los
reyes, el Condado de Castilla. Pero a pesar del aumento del territorio había
una gran debilidad. Los condes tratan de independizarse del rey de León,
ayudados por las tendencias separatistas de Galicia y los pleitos entre los
cristianos, dieron a los árabes la posibilidad de comenzar una nueva
ofensiva en la segunda mitad del X. A penas hubo resistencia, en el 985 cae
Barcelona, Castilla, León y Navarra. La capital de León fue
destruida en el 1003. La disolución del Califato de Córdoba
salvó a los cristianos de una destrucción definitiva. Sólo
a principios del XI los reinos cristianos del Norte comenzarán la
reconquista. (¿?).
Con respecto
a la Iglesia, debemos distinguir la que se encontraba en el territorio árabe
de la de los pequeños reinos cristianos del Norte. La primera es llamada
Iglesia Mozárabe, que continuó existiendo bajo tres provincias:
Toledo (la sede más importante), Mérida y Sevilla, siendo estas
tres las sedes metropolitanas que tenían a su cargo todos los demás
obispados. Esta Iglesia mozárabe está amenazada por la decadencia
interna y por la disminución de fieles a causa de la prepotencia política
y económica de los musulmanes. No tenemos noticias de la vida literaria
y sinodal de los cristianos, sólo se conoce el llamado Calendario
de Córdoba donde se contienen anuncios para la agricultura, meteorología
e información sobre la liturgia, hagiografía y culto de los
santos en esta iglesia. Este curioso calendario fue escrito en el 961 en
latín y en árabe por el obispo Raymundo de Elvira.
La situación de la iglesia en el Norte peninsular era muy diferente.
Estaba consolidada bajo una red de diócesis. Sus iglesias estaban
muy cercanas a las del imperio franco, siendo iglesias territoriales de tipo
occidental, netamente distintas de la Iglesia indígena mozárabe.
Situación política y eclesiástica desde el siglo IX
y X en Roma, Inglaterra y Españ
La situación en Roma está condicionada por dos factores: la
rivalidad de las familias patricias romanas con su repercusión en
la elección papal. Por otro lado, la dependencia de Roma de la benevolencia
de Gregorio de Spoleto. El último papa que osó en este momento
afirmar la independencia de la Santa Sede, Juan X, fue asesinado en el 928.
En Inglaterra, tras el costoso intento de los anglosajones de Essex de arrancar
el territorio anglosajón hasta los confines de Escocia de las manos
de los dominadores vikingos, un intento coronado con éxito. El período
que va desde el rey Alfredo el Grande (+ 899/ 901) hasta el rey Edgar (+
975), que comprenden entre ambos los dos tercios del siglo X, está
caracterizado por una cultura impresionante de la iglesia de tradición
anglosajona, tanto más notable cuanto que junto a una valoración
de la cultura anglosajona, con una rica literatura anglosajona que comprendía
muchas obras religiosas, se daba también una apertura hacia las formas
continentales.
La iglesia anglosajona gozaba de una gran vitalidad en el siglo X, incluso
en el campo de la misión, que se demuestra en el empeño por
convertir a los escandinavos al cristianismo
En cuanto a España, es necesario distinguir claramente la parte dominada
por los musulmanes del reino visigodo cristiano en el extremo Norte de la
Península. La iglesia en terreno musulmán, llamada Mozárabe,
se dividía en tres provincias: Sevilla, Toledo y Mérida. En
el Norte se forma un tipo de iglesia territorial, muy parecida a la franca
y que asume incluso el sistema de la Iglesia privada. Durante el siglo IX
los reinos cristianos se encuentran en una condición de defensa contra
el Islam, aunque todavía no se puede hablar de reconquista.