¿Es correcto usar un Atrapasueños?



   Un atrapasueños o cazador de sueños es un adminículo hecho a mano, cuya base es un aro fabricado tradicionalmente con madera de sauce, con una red floja en su interior y decorado con diversos objetos (comúnmente plumas). Según la creencia popular, su función consiste en filtrar los sueños de las personas, dejando pasar sólo los sueños y visiones positivas; los sueños que no recuerdas son los que bajan lentamente por las plumas. Las pesadillas se quedan atrapadas en la cuenta (piedra) y a la mañana siguiente se queman con la luz del día para que no se cumplan.

   Los atrapasueños se originaron en nortearmerica, en la década de los 60's  durante el movimiento Plan-Indio. El atrapasueños, colgado sobre la cabecera de la cama, es usado a menudo como un hechizo para proteger a los niños de las pesadillas y de las visiones malignas. En la actualidad son fabricados, exhibidos y vendidos por algunos individuos y grupos artesanos de todo el mundo, muy pocos de los suales siguen el proceso de energización tradicional de este adminículo.

   Como nos hemos podido dar cuenta se habla de sueños, visiones, hechizos, energización, etc. Como lo hemos señalado en otras ocasiones todo esto cae en el terreno de la supersitición: "No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o la magia. Ningún encantador, ni consultor de espectros, ni adivino, ni evocador de muertos, porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahvéh tu Dios" (Deuteronomio 18,10-12).

    Ninguna persona que se diga católica debe utilizar los atrapasueños para colocarlos en sus casas, en sus vehículos o en cualquier otro lugar ya que está pecando contra el Primer Mandamiento, pues la supertición peca contra la virtud de la religión. La superstición como vimos en el libro del Deuteronomio está condenada en la Sagrada Escritura.

   Para alejar las cosas negativas y la influencia del demonio hay que usar agua bendita, acecarnos a la Eucaristía y confesarnos. También es recomendable rezar frecuentemente el Rosario e invocar a la Santísima Virgen.

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(Samuel Miranda